En un futuro no muy lejano, perder parte de un órgano a causa de un traumatismo o un tumor puede que ya no sea una sentencia. Así lo demuestra el increíble objetivo alcanzado por un equipo de científicos coreanos, que ellos se dieron cuenta el primer trasplante del mundo de una tráquea parcialmente impresa en 3D utilizando las propias células madre del paciente. Un evento que marca el comienzo de una nueva era en la medicina regenerativa y abre escenarios antes impensables para quienes han sufrido daños orgánicos graves.
Un “milagro” llamado bioimpresión
Detrás de este éxito hay una tecnología revolucionaria: la bioimpresión, o Imprimir 3D biológico. En términos simples, se trata de "imprimir" tejidos y órganos utilizando como "tinta" células vivas, que a menudo provienen del mismo paciente. Un poco como lo hace una impresora 3D normal con el plástico: con la diferencia de que aquí se trabaja con material orgánico.
Una realidad cada vez más concreta también gracias a pioneros como los investigadores de Universidad de gachon y Universidad Católica de Corea. Durante dos décadas, este equipo de ensueño ha estado experimentando con la creación de órganos parciales impresos en 3D utilizando células madre. Ahora ha llevado su investigación al siguiente nivel. Pero vayamos al grano: ¿qué hicieron exactamente estos "magos" médicos?
Tomaron células del cartílago de la nariz y la oreja de una mujer de 50 años que había perdido parte de su tráquea debido al cáncer de tiroides. Los mezclaron con una “tinta biológica” especial y los imprimieron en 3D para crear una nueva tráquea hecha a medida. ¿El resultado? En apenas dos semanas, el paciente tenía una tráquea artificial de 5 centímetros lista para ser trasplantada. Un récord de rapidez y precisión posible gracias a las resonancias magnéticas y las tomografías computarizadas, que permitieron replicar perfectamente las dimensiones y la forma del órgano dañado.
Un trasplante de tráquea sin precedentes (y sin rechazo)
La verdadera magia ocurrió después de la cirugía. Normalmente, un trasplante de órgano requiere el uso de fármacos inmunosupresores para evitar el rechazo. En este caso, gracias al uso de células del propio paciente, no fue necesaria ninguna terapia. Un hecho prácticamente inédito en el mundo de los trasplantes.
Y no terminó aquí. Un año después de la operación, la nueva tráquea está sanando muy bien y se empiezan a formar nuevos vasos sanguíneos. Durante los próximos cinco años, el material sintético utilizado para estabilizar el órgano se disolverá gradualmente, dando paso a que la tráquea se regenere de forma natural. En la práctica, esta tráquea artificial le da tiempo al cuerpo del paciente para "repararse a sí mismo".
De los “donuts” de cartílago a los conejos: el largo camino hacia el éxito
Por supuesto, llegar a este punto no fue fácil. La tráquea es un órgano complejo, formado por anillos de cartílago en forma de C apilados uno encima del otro, cada uno de los cuales secreta una capa protectora de moco. Replicar esta delicada estructura tubular requirió el desarrollo de una bioimpresora 3D especializada, que actualmente sólo se encuentra en ese hospital de Seúl.
De nuevo: antes de probarlo en un ser humano, los investigadores hicieron las "pruebas generales" en conejos. en 2019 Imprimieron en 3D un conjunto de tráqueas artificiales y las implantaron en 15 conejos. Después de 12 meses13 de ellos seguían sanos y salvos, algunos incluso con algo de cartílago neonatal. Una señal alentadora que allanó el camino para la primera prueba en humanos.
De la tráquea en adelante: un futuro de "repuestos" de producción propia.
Esta tráquea impresa en 3D es la prueba de que en el futuro, quizás, nadie tendrá que resignarse a vivir con un órgano lisiado o dependiendo de la disponibilidad de un donante. Con la bioimpresión, cada paciente podría tener su propio "recambio" personalizado, creado a partir de sus propias células.
Por supuesto, el camino aún es largo. Se necesitarán muchas más pruebas, perfeccionamientos de las técnicas y aprobaciones de las autoridades. Pero cada día nos acerca más a este futuro. En algún lugar, mientras les escribo, hay una impresora 3D que está “resucitando” un órgano. Y quién sabe, tal vez algún día esa impresora no pueda hacer lo mismo por usted o sus seres queridos. Seamos claros, no hablo de inmortalidad ni de "repuestos" eternos. Sino de una medicina cada vez más personalizada, cada vez más capaz de adaptarse a las necesidades de cada paciente.
Una medicina que no se limita a curar la enfermedad, sino que pretende regenerar lo que se ha perdido, y si esto os parece ciencia ficción, pues tal vez sea porque la ciencia ficción, a veces, sabe anticiparse al futuro.