En una era en la que las desigualdades económicas se han arraigado profundamente en las fibras de nuestra sociedad, surge una pregunta tan urgente como divisiva: ¿es justificable, y sobre todo factible, establecer un límite superior a la riqueza que un individuo puede alcanzar? se puede acumular? Esta cuestión, que tiene sus raíces en la creciente brecha entre ricos y pobres, suscita acalorados debates y divide a la opinión pública.
Limitarismo, la doctrina del "shock" que quiere el fin de los superricos
El limitarismo es una idea nacida de filósofos y estudiosos de la economía y la política, que se preguntan cuándo es correcto poner límites a la libertad de categorías específicas de personas por el bien de la sociedad en su conjunto.
Todo parte de una consideración: en un mundo donde unos pocos ricos tienen mucho y muchos tienen poco o nada, ¿es realmente correcto que los ricos puedan acumular riqueza sin límites? El limitarismo dice que no, y propone fijar un umbral máximo de riqueza que una persona puede poseer. El objetivo es reducir las desigualdades y garantizar que todos tengan lo suficiente para vivir con dignidad.
La idea no es nueva: Ya en el pasado pensadores como Platón y Rousseau habían sostenido que las disparidades excesivas en la riqueza eran perjudiciales para la sociedad. Pero es en los últimos años cuando el limitaciarismo ha tomado forma como teoría ética, gracias al trabajo de filósofos como Ingrid Robeyns.
El limitarismo plantea cuestiones complejas sobre la libertad, la igualdad y la justicia social, sobre las cuales el debate aún está abierto. Pero una cosa es segura: en un mundo cada vez más desigual, reflexionar sobre cómo distribuir los recursos de manera más equitativa es un desafío que ya no podemos postergar.
Un acalorado debate sobre riqueza y desigualdad
El debate sobre los límites de la riqueza ha adquirido una renovada urgencia ante la evidencia cada vez más condenatoria de las desigualdades económicas globales. Las cifras son alarmantes e ilustran un mundo en el que una pequeña élite posee una parte desproporcionada de la riqueza global, mientras vastos sectores de la población mundial luchan por satisfacer las necesidades más básicas.
En este contexto, algunos pensadores plantearon la propuesta de establecer límites concretos a la riqueza individual, argumentando que nadie debería tener "demasiado" en un mundo donde muchos tienen "demasiado poco". Esta visión choca con la concepción tradicional del capitalismo y plantea cuestiones complejas sobre la libertad individual, el derecho a la propiedad y la función social de la riqueza.
Profesor Robeyns propuso un “limitacionismo económico” que fija un límite a la riqueza personal, pero también hay otras formas de limitacionismo, por ejemplo el "democrático" que quiere limitar la influencia política de los superricos. Por supuesto, no todo el mundo está de acuerdo con estas ideas. Algunos dicen que no podemos establecer un umbral de riqueza igual para todos, porque las necesidades y deseos de las personas son diferentes. Otros temen que el limitacionismo no sea suficiente para hacer la sociedad más igualitaria, porque los ricos aún encontrarían formas de tener más poder.
Limitarismo: propuestas para “cortar” a los ricos
Entre las diversas "contramedidas" para limitar a los ricos, destacan los umbrales propuestos por los expertos y centrados en limitar la acumulación excesiva de riqueza. Lo antes mencionado Ingrid Robeyn, profesor de Ética en la Universidad de Utrecht, sostiene que el Estado debería impedir que nadie acumule más de 10 millones de euros. Considere esta cifra como un límite “político” estricto. Además, propone un “límite ético” (mucho más severo). Sugiere que en países con sistemas estatales de bienestar nadie debería acumular más de 1 millón de euros en ahorros, promoviendo una especie de desaprobación social hacia quienes superan ese umbral.
lucas hildyard, director del High Pay Centre de Londres, va más allá. Propone no superar el umbral que actualmente define al 1% más rico de los contribuyentes. En el Reino Unido, para 2021-22, fue de más de £180.000 por año, mientras que en los EE. UU. fue de alrededor de $330.000 en 2021.
Estas propuestas apuntan a redistribuir la riqueza que excede estos límites, o evitar que dicha riqueza se acumule en primer lugar, argumentando que esto no conduciría a “ninguna desventaja real”.
¿Es una solución viable?
La implementación de límites a la riqueza plantea cuestiones prácticas que no se resuelven fácilmente. ¿Cómo determinamos el punto exacto en el que los ricos se vuelven “demasiado ricos”? Y, una vez identificados, ¿cómo podemos garantizar que esos límites se respeten, sin incurrir en evasión fiscal o fuga de capitales hacia jurisdicciones más permisivas?
Estas preguntas resaltan la necesidad de un enfoque holístico, que vaya más allá de la simple imposición de límites y que aborde las causas profundas de las desigualdades económicas, promoviendo políticas de redistribución más justas y sostenibles.
En cualquier caso, la cuestión de los límites de la riqueza nos obliga a reflexionar sobre el tipo de sociedad en la que queremos vivir: ¿queremos un mundo en el que el éxito de unos pocos ultraricos se base en la miseria de muchos, o en el que el éxito de unos pocos ultraricos se base en la miseria de muchos? ¿Aspiramos a una comunidad en la que la prosperidad sea compartida y accesible para todos? La búsqueda de una respuesta a esta pregunta no es sólo un ejercicio teórico, sino un desafío urgente y concreto que requiere compromiso, innovación y, sobre todo, la voluntad de perseguir un bien común que reconcilie las aspiraciones individuales con las necesidades de la comunidad.
Bibliografía:
Nozick, R. (1974). Anarquía, Estado y utopía. Libros básicos. – Narveson, J. (1988). La idea libertaria. Prensa de la Universidad de Temple. – Sartwell, C. (2008). Contra el Estado: una introducción a la teoría política anarquista. Prensa SUNY. – Rothbard, MN (1982). La ética de la libertad. Prensa de Humanidades.