Nuestras visitas al supermercado están a punto de sufrir un cambio de época. Imagina un lugar en el que ya no tengas que deambular por las estanterías buscando tu mermelada favorita o hacer cola en la caja con un carrito desbordado. Ya no se trata de ciencia ficción, sino del futuro próximo de nuestras compras enriquecido con tecnologías digitales.
Eso sí, no penséis que estamos hablando del fin de las tiendas físicas, al contrario. A pesar del crecimiento del comercio electrónico, la82% de los clientes todavía prefiere hacer sus compras “en persona”. Sin embargo, su experiencia no siempre está a la altura de las expectativas. Por eso, los pioneros del sector ya están trabajando para llevar el supermercado al futuro digital. Con cuatro grandes "intervenciones" tecnológicas que acercan el mundo analógico al digital.
Realidad virtual, “aumento” del gasto
¿Quién no ha oído hablar de la realidad virtual y la realidad aumentada? Los fans de Apple ciertamente no: llevan 48 horas soñando con todo el mundo caminando con gafas de esquí que ponen toda una serie de información digital en su espacio físico. La apuesta de la primera empresa de la historia en alcanzar una valoración de 3 billones de dólares es aleccionadora. La tecnología detrás de AR y VR abrirá nuevos campos y mercados, y el sector alimentario no será una excepción. En unos años, comprar comestibles se convertirá en una experiencia inmersiva.
Piense en probarse la ropa de esta manera, eligiendo cuáles usar físicamente y cuáles ver con una vista previa "voladora" a través de gafas AR. Lo mismo ocurre con las demostraciones más o menos inmersivas de los productos que estás pensando en adquirir. ¿Y las estanterías? Estos también podrían volverse más “virtuales” y “aumentados”, permitiendo a los clientes encontrar rápidamente lo que buscan mientras compran: en línea o fuera de línea.
Carritos Inteligentes y Check-outs Automáticos
Otra innovación que está transformando las compras de comestibles es un pequeño dispositivo con clip para hacer que los carritos de compras sean “inteligentes”. ¿Por qué? Dijo rápidamente. Permite a los clientes escanear artículos rápidamente y encontrar información adicional sobre el producto. Un ejemplo notable de esta tecnología es tienda, un dispositivo que utiliza inteligencia artificial para detectar artículos en tu carrito, ofrecer recomendaciones de productos y presentar ofertas personalizadas. Cuando haya terminado de comprar, simplemente confirme el total en la caja y salga de la tienda.
Desde las primeras pruebas realizadas, Shopic agiliza las compras, reduce los costes de la tienda y aumenta el valor medio del carrito. La mayor cadena de supermercados israelí, Shufersal, ya ha instalado 2000 unidades. La caja registradora “física” que conocemos hoy puede que ya no exista dentro de 10 años.
Estanterías digitales y etiquetas inteligentes
¿Alguna vez ha querido tener toda la información sobre un producto frente a usted mientras compra? Con las exhibiciones interactivas de productos esto es posible. A través de pantallas táctiles y sensores, los clientes pueden tener acceso inmediato a información adicional sobre los productos que les interesan. Los supermercados Hema en China, propiedad del gigante Alibaba, ya acompañan todas las "etiquetas" de los productos con el omnipresente código QR que proporciona información adicional, descuentos y puntos de control en la cadena de suministro alimentario.
Aún más innovadores son los estantes inteligentes, o Etiquetas electrónicas para estantes (ESL), que proporcionan información automática y en tiempo real sobre precios, disponibilidad y más. Esto permite a los clientes comprar más fácilmente, teniendo siempre disponible información precisa y actualizada. Una circunstancia que abrirá la gamificación de forma absurda: imaginemos ofertas "cronometradas" que se activan sin previo aviso, reduciendo los precios de un producto o de toda una categoría de productos en tiempo real.
No todo son comestibles y flores.
La apasionante transformación digital de la industria alimentaria no está exenta de desafíos y preocupaciones potenciales. En primer lugar, el tiempo necesario para "convertir" los puntos de venta para permitir el funcionamiento de estas soluciones digitales. Muchos supermercados todavía dependen de procesos manuales y tecnologías obsoletas. Será necesario implementar ciclos ágiles de planificación de la demanda para garantizar que los productos adecuados estén disponibles en el momento adecuado. Obviamente, esto producirá una transición más lenta y desigual.
Naturalmente, también surgirán preocupaciones sobre la privacidad y la recopilación de datos. La forma en que se almacenan, usan y protegen los datos debe considerarse cuidadosamente antes de implementar cualquier solución digital, y esto podría ser un desafío para muchos minoristas. Nuevas oportunidades laborales para los expertos en protección de datos, que tendrán que experimentar aún más con la distribución a gran escala.
Por último, pero no menos importante: el auge de las soluciones digitales automatizadas podría provocar la pérdida de puestos de trabajo en el sector, una circunstancia que habrá que tener en cuenta para preparar las alternativas adecuadas y las protecciones adecuadas para quienes trabajan en este sector hoy en día. mañana no lo volverá a hacer.
En conclusión
La industria alimentaria está dando grandes pasos para adaptarse a las tecnologías digitales y remodelar la experiencia del cliente. Las pantallas interactivas, los códigos QR y el hardware inteligente prometen comodidad y facilidad de uso a los compradores, y la integración con la realidad aumentada podría alterar por completo tanto la industria como la experiencia de compra.
Los minoristas deben ser conscientes de los posibles problemas que podrían surgir durante la transición a sistemas digitales. Sin embargo, también deben prepararse para un cambio que será prácticamente inevitable. A través de la digitalización, los supermercados harán de las compras una mejor experiencia para sus clientes, marcando el comienzo de una nueva era de conveniencia y eficiencia. Mientras haya dinero para comprar, ¿n'est pas?