En el imaginario colectivo, los hologramas táctiles representan el Santo Grial de la interacción humano-computadora. Hoy, gracias a un equipo de ingenieros españoles, esta tecnología finalmente ha dejado el reino de la imaginación y se ha convertido en una realidad tangible. Los investigadores de laUniversidad Pública de Navarra (UPNA) Han desarrollado pantallas volumétricas que no sólo proyectan imágenes 3D en el aire que pueden verse desde cualquier ángulo sin necesidad de auriculares, sino que también permiten a los usuarios tocarlas y manipularlas. “Estamos acostumbrados a la interacción directa con nuestros teléfonos, donde tocamos un botón o arrastramos un documento directamente con el dedo en la pantalla: es natural e intuitivo para los humanos”, explica el investigador principal. Asier March.
¿Qué son realmente los hologramas táctiles?
Necesito hacer una aclaración necesaria: lo que comúnmente llamamos “hologramas” en las películas de ciencia ficción (pensemos en Star Wars o Iron Man) no son técnicamente hologramas en sentido estricto. “Lo que vemos en las películas y llamamos hologramas son típicamente visualizaciones volumétricas”, aclara. Élodie Bouzbib, primer autor del estudioUniversidad Pública de Navarra. Son gráficos que aparecen en el aire y se pueden ver desde varios ángulos sin necesidad de usar gafas de realidad virtual. El término técnico para los hologramas táctiles es “gráficos 3D reales”.
La verdadera revolución aquí no es tanto la visualización tridimensional (ya existen prototipos comerciales desarrollados por empresas como Fotónica de Voxon en Australia y Japón Brightvox Inc), así como la posibilidad de interactuar físicamente con estos objetos virtuales. Hasta ahora, las pantallas volumétricas eran del tipo “mira pero no toques”. Ahora, gracias a este avance tecnológico, finalmente podemos manipular directamente imágenes tridimensionales como lo haríamos con objetos reales.
La tecnología está reduciendo la brecha entre lo que imaginamos y lo que realmente podemos lograr. Hace apenas unos años esto habría sido pura ciencia ficción.
La solución técnica
El funcionamiento básico de las pantallas volumétricas tradicionales es fascinante: Proyectan imágenes sobre una lámina que oscila rápidamente llamada “difusor”. La magia ocurre cuando aproximadamente Se proyectan 2.880 imágenes cada segundo. Debido a esta alta velocidad, la imagen aparece como un objeto tridimensional flotando en el aire.
Pero el problema fundamental es que el difusor utilizado suele ser rígido. Esto significa que si una mano toca la pantalla volumétrica podría lesionarse o dañar el dispositivo. Aquí es donde entra en juego la innovación crucial del equipo español: el uso de materiales elásticos para el difusor.
Los materiales elásticos se deforman y requieren corrección de imagen.
Éste fue el principal obstáculo a superar. ¿La solución? Un sistema que predice cómo se vería la imagen si el difusor no fuera elástico y ajusta las futuras oscilaciones del difusor elástico para adaptarse a la manipulación. El resultado es sorprendente: un objeto virtual que se puede manipular de forma natural.
Manipulación natural e intuitiva
Imagina agarrar un cubo virtual entre tu dedo índice y pulgar, girándolo y moviéndolo a tu gusto, o simular piernas caminando sobre una superficie usando tus dedos índice y anular. Éstas son las interacciones que hace posibles esta tecnología revolucionaria, y lo que la hace verdaderamente especial es la naturalidad de la experiencia.
Me hace pensar en lo transformadora que podría ser esta tecnología en áreas como la educación. Como explica el equipo de investigación: «Las pantallas y los dispositivos móviles están presentes en nuestras vidas para trabajar, aprender o entretenernos. Disponer de gráficos tridimensionales que se puedan manipular directamente tiene aplicaciones en la educación: por ejemplo, para visualizar y ensamblar las piezas de un motor».
Otra ventaja importante es la posibilidad de interacción colaborativa: Múltiples usuarios pueden interactuar simultáneamente con el mismo contenido holográfico sin necesidad de gafas de realidad virtual. Esto abre escenarios especialmente interesantes para museos y exposiciones, donde los visitantes pueden acercarse e interactuar con los contenidos expuestos de forma sencilla gracias a hologramas táctiles.
Hologramas táctiles: implicaciones futuras y limitaciones (obvias)
Los hologramas táctiles representan un paso decisivo hacia una interacción más natural con el mundo digital. Estamos en un punto de inflexión en el que esta tecnología comienza a adaptarse a nuestras formas naturales de interactuar, en lugar de obligarnos a adaptarnos a interfaces artificiales.
Sin embargo, todavía quedan cuestiones por resolver. La resolución y el brillo de los prototipos actuales probablemente aún no coincidan con las representaciones cinematográficas. También está la cuestión de la escalabilidad: ¿qué tamaño pueden alcanzar estos hologramas táctiles? Por ahora, probablemente estemos limitados a objetos relativamente pequeños.
También me pregunto cómo se integrará esta tecnología con otras innovaciones emergentes como la inteligencia artificial. ¿Podríamos imaginar asistentes de IA que no sólo respondan a nuestras preguntas, sino que aparezcan físicamente ante nosotros y podamos “tocarlos”? A pesar de estas preguntas abiertas, no se puede subestimar la importancia de este avance tecnológico. El equipo de investigación de laUPNA, compuesto de Íñigo Ezcurdia, Iosune Sarasate, Unai Fernández, Élodie Bouzbib, Asier March e Iván Fernández, ha dado un paso fundamental hacia un futuro en el que la línea entre lo digital y lo físico será cada vez más difusa.
La ventana entre la imaginación y la realidad se está cerrando rápidamente, y tal vez el futuro que imaginamos en las películas esté más cerca de lo que pensamos. Pero esta vez sí que podemos tocarlo con nuestras manos.