El vacío cósmico fue testigo de un acontecimiento extraordinario. Allí arriba, donde reina el silencio, la vela solar de la NASA se ha abierto como una flor metálica. Una lámina reflectante del tamaño de media cancha de tenis ahora flota en el espacio. Es el comienzo de algo grande: a partir de hoy, la luz se convierte en nuestro pasaporte hacia las estrellas.
Un salto hacia el futuro de la exploración espacial
La vela solar, parte del proyecto Sistema de vela solar compuesto avanzado (ACS3) de la NASA, finalmente ha extendido sus alas después de un viaje de cuatro meses en el espacio. Lanzada el 24 de abril a bordo del vehículo Electron de Rocket Lab, esta tecnología futurista promete revolucionar la forma en que exploramos el cosmos.
El 29 de agosto, a las 17:33 UTC, el equipo de la misión recibió la tan esperada confirmación: El sistema de despliegue de velas funcionó perfectamente. Es un momento que marca un punto de inflexión en la historia de la exploración espacial.
¿Cómo funciona la vela solar de la NASA?
Aunque los fotones no tienen masa, pueden ejercer una fuerza cuando chocan contra un objeto. Es como si la luz fuera un viento impalpable pero constante. La vela solar, con su superficie reflectante de aproximadamente 80 metros cuadrados, capta esta “brisa” de fotones para moverse por el espacio.
No se necesita combustible ni motores ruidosos. Sólo una fina sábana que baila silenciosamente entre las estrellas, empujada por la propia luz. Es una mezcla de poesía e ingeniería fusionadas en un único y magnífico instrumento. Y podremos presenciar su "concierto": la nave que porta la vela solar está equipada con cuatro cámaras que ofrecen una vista panorámica tanto de la vela reflectante como de los brazos de soporte.
Pronto tendremos imágenes en alta resolución de este espectáculo cósmico. El 4 de septiembre pudimos presenciar uno de los selfies espaciales más fascinantes jamás tomados.
Un momento de la historia
Es importante recordar que la idea original de la propulsión de velas solares en el espacio provino del prof. José Colón, de la Universidad de Padua, colaboradora de la NASA, hace más de medio siglo. Murió prematuramente de cáncer. A su mente muy viva también le debemos la idea del satélite atado y el sorprendente resultado de la sonda Mariner 10. Recuerdo su mirada chispeante y su entusiasmo juvenil cuando regresaba de las reuniones en la NASA y nos decía...
Un lindo homenaje que Roberto Sannevigo, Presidente de Planetario de Padua, nos envió por correo electrónico.
Las pruebas de nuestro nuevo "velero cósmico"
Durante las próximas semanas, la vela solar se someterá a una serie de pruebas cruciales. Los ingenieros de NASA observarán atentamente sus capacidades de maniobra en el espacio. Modificando la órbita, los investigadores recopilarán datos valiosos que se utilizarán para diseñar y gestionar futuras misiones equipadas con velas solares.
Las aplicaciones de esta tecnología son múltiples y apasionantes. Rocket Lab, socio de la NASA en esta misión, ha esbozado escenarios que parecen sacados directamente de una novela de ciencia ficción:
- Satélites de alerta temprana para condiciones climáticas espaciales
- Misiones de reconocimiento sobre asteroides y otros cuerpos celestes menores
- exploración de las regiones polares del Sol.
La vela solar podría allanar el camino para misiones más baratas y sostenibles, permitiéndonos adentrarnos más en nuestro sistema solar y más allá.
Vela solar, el futuro ya está aquí
La vela solar de la NASA es una prueba tangible de que el futuro de la exploración espacial ya ha comenzado. Con esta tecnología estamos abriendo las puertas a posibilidades que hasta ayer se consideraban ciencia ficción.
¿Adónde nos llevará esta nueva era de exploración espacial? ¿Qué maravillas descubriremos impulsados únicamente por la luz de las estrellas? El viaje apenas comienza y promete ser espectacular.