En lo profundo del corazón de África, enterrados bajo capas de roca primordial, se encuentran los restos de criaturas que no deberían existir y que desafían todo lo que creíamos saber sobre la evolución de la vida en la Tierra. Estos antiguos pioneros de la evolución pudieron reescribir (por enésima vez) los libros de historia natural.
Una inmersión en el pasado lejano
Ojo, no estamos hablando de hace unos millones de años, cuando los dinosaurios dominaban el planeta. Estamos retrocediendo mucho, mucho más en el tiempo: hace 2,1 millones de años, cuando la Tierra era un lugar decididamente diferente. La atmósfera carecía de oxígeno, los océanos eran una sopa química primordial y, bueno, se pensaba que la vida se limitaba a simples bacterias unicelulares.
pero en el entrenamiento Franceville En Gabón, los científicos de la Universidad de Cardiff descubrieron algo extraordinario: fósiles de organismos multicelulares complejos, de hasta 17 centímetros de tamaño. Para decirlo sin rodeos, es como encontrar un teléfono inteligente en una tumba egipcia. No tiene sentido, pero está ahí.
El debate continúa
El Dr. Ernesto Chi Fru, autor principal del estudio, tiene las ideas claras. Allí, dice, se creó un ambiente localizado donde la fotosíntesis de cianobacterias fue abundante durante un período prolongado de tiempo. Y esto propició la oxigenación de las aguas marinas locales y la generación de un gran recurso alimentario.
Naturalmente, tal descubrimiento no pasa desapercibido. La comunidad científica está dividida. Algunos ven evidencia de una evolución primordial temprana en estos fósiles, otros son más escépticos. “Podrían ser estructuras inorgánicas”, afirman. “Concreciones, piritas, ilusiones geológicas”.
Hay mucho en juego: si se confirman, estos fósiles anticiparían la evolución de la vida compleja en hasta 1,5 millones de años.
Un oasis primordial en el desierto del tiempo
¿Cómo pudo surgir vida compleja tan temprano? Los investigadores tienen una teoría fascinante. Imagine dos trozos gigantes de la corteza terrestre chocando, creando un mar interior poco profundo. Las erupciones volcánicas submarinas enriquecen estas aguas con oxígeno y fósforo. Listo, has creado un oasis primordial en un mundo que de otro modo sería hostil.
Este entorno único habría proporcionado las condiciones ideales para una explosión de vida compleja, un experimento evolutivo adelantado a su tiempo. Pero como ocurre con cualquier experimento, siempre existe el riesgo de fracasar.
La vida siempre encuentra un camino… ¿o no?
Lo más sorprendente de esta historia no es sólo que la vida compleja pudiera haber surgido tan temprano, sino que luego desapareció. Durante casi 1,5 millones de años, la Tierra ha vuelto a ser dominio de organismos unicelulares. Es como si la naturaleza hiciera un intento temprano, fracasara y luego esperara una eternidad antes de volver a intentarlo.
No estoy en contra de la idea de que hace 2,1 millones de años existieran nutrientes superiores, pero no estoy convencido de que esto pudiera haber llevado a la diversificación para formar vida compleja.
Escudos de Graham dell 'University College London
Implicaciones cósmicas
Sin embargo, si se confirmara este descubrimiento, las implicaciones irían mucho más allá de la Tierra. Pensemos en todos esos planetas “potencialmente habitables” que estamos descubriendo en el universo. Si puede surgir vida compleja en condiciones tan primordiales, tal vez el universo esté más vivo de lo que pensamos.
Por otro lado, si estas formas de vida primordiales se extinguieron tan rápidamente, quizás el camino hacia una vida compleja y duradera sea más difícil de lo que imaginamos. Ese es un pensamiento aleccionador, ¿verdad?
El debate continúa
La ciencia, en esencia, es un diálogo continuo. Este descubrimiento, publicado en la revista Investigación precámbrica (te lo enlazo aqui), es sólo el último capítulo de una conversación que ha durado siglos. Pasarán años, tal vez décadas, antes de que se alcance un consenso sobre estos misteriosos fósiles de Gabón.
Mientras tanto, estos restos antiguos nos recuerdan lo poco que sabemos todavía sobre la historia temprana de nuestro planeta. La Tierra tiene 4,5 millones de años de secretos por descubrir, y apenas hemos comenzado a rascar la superficie.