En un rincón remoto de la física teórica, desde hace décadas ronda una idea herética: la existencia de partículas capaces de violar la sagrada ley de la causalidad, moviéndose más rápido que la luz. son los taquiones, entidades nunca observadas pero no abandonadas por completo, que ahora un nuevo estudio (lo enlazo aqui) lo devuelve con fuerza al centro de atención.
De hecho, según los investigadores, un universo dominado por taquiones podría explicar sorprendentemente los mayores enigmas de la cosmología, desde la materia hasta la energía oscura. Una hipótesis audaz que aún está por verificar, pero que podría abrir perspectivas radicalmente nuevas sobre la naturaleza del cosmos. ¿Ciencia ficción o física del futuro?
Taquiones, partículas “heréticas”
Los taquiones son partículas hipotéticas que siempre se mueven más rápido que la luz, desafiando uno de los pilares de la física moderna: la teoría de la relatividad de Einstein. Sabes lo que dice, ¿verdad? Nada puede superar la velocidad de la luz en el vacío, que es de aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo. Hacerlo sería violatorio il principio de causalidad, o la regla según la cual todo efecto debe seguir a su causa.
Sin embargo, los taquiones son una solución matemáticamente válida a las ecuaciones de la relatividad, incluso si su existencia implicara paradojas. Por este motivo, la mayoría de los físicos consideran los taquiones una simple curiosidad teórica, un ejercicio intelectual sin realidad.
¿Un modelo “taquiónico” del universo?
El estudio, en fase preimpresa (por lo tanto aún no sometido a revisión por pares), arroja nueva luz sobre los taquiones, colocados en un modelo cosmológico en el que constituyen aproximadamente el 85% de la masa del universo, y no la materia oscura.
Según los cálculos de los investigadores, un universo en expansión lleno de taquiones podría inicialmente frenar su expansión y luego acelerarse nuevamente. Un comportamiento sorprendentemente acorde con las observaciones de nuestro universo, que sabemos se encuentra actualmente en una fase de expansión acelerada, impulsada por un fenómeno conocida como energía oscura.
En otras palabras, el modelo del “taquión” podría explicar tanto la materia como la energía oscuras, los dos mayores misterios de la cosmología moderna, con un solo y audaz movimiento de toalla. Una hipótesis revolucionaria, o mejor dicho, herética.
Sí, pero ¿qué pasa con las pruebas?
Esta vez me anticipo a algunos comentaristas a quienes realmente no les gusta la física teórica. Y lo hago para reiterar lo obvio: una teoría, por fascinante que sea, sólo es válida si supera la comparación con datos experimentales. Para comprobar su idea, los físicos la aplicaron a observaciones de supernovas de tipo Ia, explosiones estelares que les permiten reconstruir la relación entre distancia y expansión del universo. Fue estudiando estas supernovas, en los años 90, que los astrónomos descubrieron la expansión acelerada del cosmos.
Bueno, el modelo de taquiones ha demostrado ser tan eficaz como el estándar (que incluye materia y energía oscuras) para explicar los datos de supernovas. Un resultado sorprendente, dada la naturaleza poco ortodoxa de la hipótesis.
Pero esto es solo el principio. Hoy tenemos acceso a multitud de datos sobre el universo a gran escala, desde la radiación cósmica de fondo (el eco del Big Bang) hasta la distribución de las galaxias. El siguiente paso será comparar el modelo de taquiones con estas observaciones cada vez más precisas y detalladas. ¿Aguantará? Lo dudo, pero ese no es el punto.
Taquiones, una bella y buena provocación
Es poco probable que el modelo de taquiones pase estas pruebas más rigurosas, dada la inverosimilitud de los propios taquiones. Pero impulsar nuevas direcciones, incluso las poco ortodoxas, es fundamental en cosmología: nunca se sabe cuándo podría llegar un punto de inflexión. Los cosmólogos llevan 50 años intentando comprender la materia oscura y estudiando la energía oscura durante 25 años, sin resultados concluyentes. Las soluciones a estos enigmas probablemente provendrán de direcciones inesperadas.
En este sentido, el modelo taquiónico es una provocación fructífera, que nos obliga a cuestionar algunas de nuestras certezas más arraigadas, como el límite insuperable de la velocidad de la luz y el principio de causalidad. Incluso si resulta ser incorrecto, nos habrá empujado a territorios inexplorados de la física teórica, donde pueden estar las respuestas que buscamos.
TV, Sonrisas y Taquiones
La historia de la ciencia está plagada de ideas "heréticas" que han allanado el camino para revoluciones conceptuales. ¿Queremos hablar de la relatividad misma, que en el siglo pasado parecía una extraña fantasía matemática y en cambio redefinió nuestra visión del espacio, el tiempo y la gravedad?
Los taquiones, ahora confinados en los márgenes de la física teórica, algún día podrían llegar a ser la clave para una comprensión nueva y más profunda del universo. O tal vez sigan siendo para siempre una especulación fascinante, un experimento mental que nos recuerda cuán extraña y sorprendente puede ser la realidad de lo que nos atrevemos a imaginar.
En cualquier caso, la audacia de desafiar los dogmas y explorar lo imposible sigue siendo el motor del descubrimiento científico. Porque sólo cuestionando nuestras certezas podemos esperar abrir nuevas ventanas al cosmos. Detrás de una de estas ventanas, un universo más rápido que la luz donde el pasado y el futuro se confunden y las leyes de la física tal como las conocemos ya no se aplican.