Los robots de combate no existen sólo en el cine. Ingenieros e inventores, impulsados por la nostalgia y el deseo de hacer realidad los sueños de la infancia, están creando el primer mecha increíble capaz de caminar, que costó entre 1 y 2 millones de dólares. Estas pasiones personales plantean preguntas fascinantes: ¿podrán algún día los robots gigantes emerger de la dimensión lúdica para asumir un papel concreto? ¿Y cómo podemos regular estos gigantes de la alta tecnología en el futuro para garantizar la seguridad y la eficiencia, limitando al mismo tiempo su impacto medioambiental?
Kuratas, el precursor japonés
Uno de los primeros mechas de la historia es kuratas, un robot de 4 metros de altura y valorado en 1.3 millones de dólares, creado en 2012 por el ingeniero japonés Kogoro Kurata. Quería hacer realidad su sueño de infancia de pilotar un robot que parecía sacado directamente de un anime. Kuratas pesa 4 toneladas y monta “misiles” de base acuosa y ametralladoras de aire comprimido que disparan, como muestra el vídeo de demostración del robot. cuando el piloto sonríe. Puede ser controlado por un piloto vivo en el interior, equipado con controladores portátiles para mover las extremidades del robot en tiempo real, o de forma remota a través de una aplicación.
Tras el éxito de Kuratas y la participación en algunos espectáculos, Suidobashi Heavy Industries se ha distanciado por el momento de los proyectos sobre robots gigantes y se ha centrado en otros negocios. Sin embargo, el legado de Kuratas permanece: inspiró a una nueva generación de ingenieros a intentar crear mechas reales.
Archax, el mecha japonés valorado en 2.7 millones
En 2023, se presenta la japonesa Tsumabe Industries Archax, un gigante eléctrico de 4.5 metros valorado en 2.7 millones de dólares. Te lo conté el pasado mes de octubre en este artículo. Archax pesa 3.5 toneladas y cuenta con un modo vehículo que permite una velocidad máxima de 10 km/h. Sus extremidades superiores están equipadas con dedos articulados capaces de levantar objetos de hasta 15 kg. Puede acomodar a un piloto en la cabina equipada con control por joystick.
La producción se limitará a 5 ejemplares en otros tantos años. Archax es un candidato como posible atracción en los parques de atracciones: los visitantes podrían subir a la cabina para experimentar la emoción de conducir un robot bípedo gigante.
Mechahex, mecha araña de alta tecnología de 4 metros
Otros ingenieros como el equipo de Hacksmith Industries se inspiraron en los arácnidos, con sus Mechahex: una araña mecánica de 4 metros de altura, resultado de 18 meses de trabajo. El proyecto fue creado para demostrar la viabilidad técnica de fusionar múltiples excavadoras industriales recicladas.
Mechahex caminó satisfactoriamente antes de que una de sus largas piernas cediera por el uso excesivo. Esto muestra cómo la estabilidad y la resistencia estructural de los robots bípedos siguen siendo obstáculos de ingeniería difíciles de resolver.
METHOD-2, el gigante coreano con un futuro incierto
Entre los proyectos más ambiciosos destaca MÉTODO 2, un robot bípode coreano de 4 metros y valorado en 166 millones de dólares desarrollado por Hankook Mirae y presentado al público en 2017. El MÉTODO-2 se controla replicando los movimientos de las extremidades superiores del piloto en el interior. Sin embargo, requiere la ayuda de cables del techo como soporte y suministro de energía. Tras la revelación inicial no hay mucha información sobre pruebas o posibles aplicaciones. No creo que lo veamos por aquí.
Deportes de motor basados en prótesis y mechas
La empresa canadiense Tecnologías Exosapiens se está desarrollando Prótesis, un mecha de carreras que tiene como objetivo crear un deporte futurista entre estas máquinas impulsadas por atletas. Con sus 4 metros de altura y una potencia de 150 kW, Prosthesis se encuentra entre los mechas de mayor rendimiento jamás construidos. Su sistema de control patentado le permite utilizar ambos brazos y piernas para gestionar sus movimientos. El objetivo es crear una liga deportiva con competiciones de obstáculos.
Gobernanza y cuestiones éticas
Los robots gigantes plantean complejas cuestiones tecnológicas y regulatorias. En el futuro, los mechas podrían salir del ámbito recreativo: una posibilidad que requiere una gobernanza preventiva, especialmente cuando estos gigantes de la alta tecnología interactúan con los seres humanos: se necesitan políticas para la gestión de la propiedad intelectual, las patentes y la reutilización de proyectos de código abierto entre realidades académicas. y comercial. Y, sobre todo, necesitamos un debate ético sobre la creación de máquinas capaces de utilizar la fuerza de forma autónoma a una escala significativa.
Los robots de ensueño están cada vez más cerca de la realidad. Pero los prefería recién dibujados.