Memoto no es una cámara como cualquier otra: no puedes controlarla, no tiene botón para disparar. Toma fotos automáticas cada 30 segundos desde la posición en la que lo sistema (está equipado con un clip para fijarlo en una chaqueta, en una bicicleta, donde quieras) y crea una especie de "memoria fotográfica" que se puede compartir y dotado de su propio buscador.
Es el primer paso hacia la digitalización de nuestras experiencias de vida.
Es poco probable que todas las imágenes tomadas de Memoto nos hagan ver bien en Instagram: a menudo tendremos momentos aburridos, durante un tercio de nuestra existencia nos acostaremos en una cama inconsciente para un reparador sueño reparador o unas pocas horas de descanso. Sin embargo, cada imagen se guardará y organizará por fecha, hora y lugar (la cámara está equipada con GPS).
Para ser un concepto, tiene ideas bastante claras: incluso un precio de salida, en torno a los 220€, que hace menos absurda la idea de tener un 'diario visual' de nuestra vida, y una tarifa por almacenar las fotos (dos fotos por minuto hacen... uhm.. 120 fotos por hora. 2880 fotos por día. Un millón y 51.000 fotos por año. Escalofríos).
Puede encontrar más información en la página de Memoto que encontrará aquí: Kickstarter.
En el popular servicio de crowdfunding, la pequeña espía ya ha recaudado muchas suscripciones y dinero: cuánto quiere este mundo dejar una señal tangible de su presencia. Espero que todo tu valor quede inmortalizado en las fotos, y recuerda no hurgarte la nariz.
(gracias a un amigo Fabricio Bartoloni para informar)