Cuarenta gigavatios-hora al año: Este es el objetivo europeo de energía maremotriz para 2050, según el Pacto Verde. Sin embargo, actualmente, la capacidad instalada en Europa apenas supera los 30 megavatios. ¿El problema? Las turbinas tradicionales son demasiado caras, requieren aguas profundas y su mantenimiento es complejo. La respuesta podría venir de Baviera, donde investigadores de la Universidad de Múnich han probado un sistema que parece sacado de una estación de esquí: cometas submarinas unidas a un cable continuo, similar a un telesilla, que generan energía a partir de las corrientes oceánicas.
El dispositivo se llama CableKites Pesa 100 kilos, mide 18 metros y opera con corrientes de tan solo 0,6 metros por segundo. En pruebas en el canal del Isar, las cometas alcanzaron los 1,5 m/s. mil veces más compacto que un aerogenerador equivalente.
Un telesquí que funciona a la inversa
El sistema CableKites replica la mecánica de los telesillas, pero invierte el flujo de energía. En los telesillas tradicionales, los motores en las poleas mueven el cable que tira de los esquiadores. En este caso, el cable, impulsado por cometas sumergidas, hace girar las poleas donde se instalan los generadores. Como explica Robert Meier-Staude, especialista en mecánica de fluidos de laUniversidad de Múnich,
Nuestro objetivo era probar la funcionalidad del prototipo. La ubicación cerca de Landshut era ideal: la corriente del canal fluye a una velocidad constante de 0,6 metros por segundo, comparable a las condiciones marinas.
Las cometas no son solo superficies planas. Son perfiles aerodinámicos optimizados para mantener la estabilidad en el agua y convertir la corriente en empuje con la máxima eficiencia. Con un metro de largo y 20 centímetros de ancho en la versión de prueba (cinco veces más grande en una configuración comercial), estos dispositivos "vuelan" bajo el agua como lo harían en el aire. ¿La diferencia? El agua es mil veces más densa que el aire, lo que permite que un ala submarina genere la misma energía que una superficie de aire mil veces más grande.
Corrientes oceánicas: el recurso ignorado
Las corrientes oceánicas son la fuente renovable más predecible que tenemos. Un estudio de la Universidad Atlántica de Florida ha demostrado que algunas áreas oceánicas generan densidades de energía superiores a 2.500 vatios por metro cuadrado, 2,5 veces el valor de la energía eólica en las mejores condiciones.
Aproximadamente el 75 por ciento de las zonas de alta densidad energética cubren 490 kilómetros cuadrados de océano con niveles de entre 500 y 1.000 vatios por metro cuadrado.
Aún así, seguimos ignorándolos. Los costos de instalación y mantenimiento de las turbinas marinas tradicionales siguen siendo prohibitivos. Las estructuras deben resistir la corrosión salina, los organismos que se adhieren a las superficies y las corrientes variables. CableKites intenta resolver estos problemas con una configuración modular y relativamente sencilla. El prototipo de telesilla submarino probado pesaba 100 kilogramos y se bajó al canal mediante una grúa. Un sistema comercial podría instalarse en múltiples conjuntos a un costo significativamente menor que el de las turbinas ancladas al fondo marino.
El proyecto nació de la colaboración entre laUniversidad de Múnich, la Universidad Técnica de Munich e enrope GmbH, fabricante de telesillas con sede en Wackersberg. Anton y Peter Glasl, fundadores de la empresa, desarrollaron el concepto básico: utilizar la tecnología de teleféricos para captar la energía de las corrientes. Según un estudio publicado en el Journal of Ocean Engineering and Marine EnergyEl potencial mareal alemán en el Mar del Norte se estima entre 66,6 y 565,8 GWh al año, excluyendo los estuarios más energéticos.
Telesquí submarino: pruebas reales y perspectivas comerciales
El Canal del Isar, cerca de Landshut, ofrecía las condiciones ideales para las pruebas: caudal constante, un entorno controlado y accesibilidad para la monitorización. El equipo dedicó dos años al diseño, la simulación y la construcción del prototipo. Los resultados superaron las expectativas. Las cometas mantuvieron una alineación estable en la corriente, desplazándose por el agua a velocidades de hasta 1,5 metros por segundo. tres veces la velocidad de la corriente que los empujaba.
«Describimos el movimiento de las cometas submarinas como vuelo, ya que el agua se comporta de forma similar al aire, pero es mil veces más densa», explica Meier-Staude. Esta densidad permite reducir drásticamente el tamaño de las cometas. En una instalación comercial a gran escala, seguirían siendo cinco veces más grandes (unos cinco metros), pero aún serían infinitesimales en comparación con aerogeneradores de igual potencia.
El futuro de las corrientes oceánicas en Europa
Europa pretende instalar, como se ha mencionado, plantas de energía maremotriz que generen 40 gigavatios-hora al año para 2050, como lo prevé la Acuerdo verde europeoLa tecnología de CableKites podría contribuir a este objetivo si supera la fase de prototipo y alcanza la comercialización. Michael Garrett, coautor del estudio, enfatiza que «al comprender cómo viajan nuestras señales a través del espacio, obtenemos información valiosa para proteger el espectro de comunicaciones y diseñar sistemas futuros».
Otros países deben seguir el ejemplo de Alemania. Francia, con su histórica central eléctrica de La Rance (en funcionamiento desde 1966), el Reino Unido con el proyecto MeyGen en Escocia y Corea del Sur con la central del lago Sihwa de 254 MW: estos son pioneros que han demostrado viabilidad técnica. Falta escalabilidad económica. Si los costes de instalación y mantenimiento disminuyen, las corrientes marinas podrían convertirse en un pilar fundamental de la transición energética europea.
"La prueba del prototipo demostró que una central maremotriz con tecnología de teleférico es técnicamente viable", concluye Meier-Staude. La siguiente fase incluye plantas piloto en alta mar, donde las corrientes son más fuertes y la producción de energía es escalable. Telesquíes submarinos.
Hasta ayer parecía una broma. Hoy es ingeniería aplicada a las corrientes oceánicas.
