¿Pensabas que Alemania era el país de la eficiencia? Para nada. Al menos según... Federico Merz, quien acaba de declarar que sus compatriotas se han vuelto demasiado perezosos (¿cuánto nos recuerda esto a aquella frase de hace tiempo que decía que «los italianos son exigentes»?). El nuevo canciller quiere revolucionar el trabajo en Alemania aumentando la jornada laboral semanal a 40 horas obligatorias, y ya ha dejado claro que «con la semana de cuatro días no mantendremos la prosperidad del país».
En resumen, basta de relajación: es hora de volver al trabajo. Pero hay un pequeño problema con esta narrativa. Los economistas que llevan años estudiando el trabajo en Alemania han descubierto que el verdadero problema no son las horas trabajadas, sino lo que sucede durante ellas.
La cruzada de Merz contra el tiempo libre
Federico Merz Nunca ha ocultado su opinión sobre el trabajo en Alemania. Durante su discurso en el Consejo Económico de la CDU, el Canciller criticó duramente la conciliación de la vida laboral y personal:
“Con una semana laboral de cuatro días y un equilibrio entre la vida laboral y personal, no podremos mantener la prosperidad de este país”.
Su propuesta es tan clara como un puñetazo en el estómago: Reemplazar el límite de horas diarias por un límite semanal durante 40 horas, distribuibles libremente en cuatro o cinco días.
El acuerdo de coalición con el SPD prevé que esta reforma se haga realidad "muy pronto", como explicó el propio Merz. En teoría, un trabajador podría comprimirlo todo en cuatro jornadas de 10 horas, disfrutando de un fin de semana largo. Pero el canciller no lo ve así: para él, es solo una forma de que los alemanes trabajen más, no de darles más tiempo libre.
La estrategia de Merz parte de un hecho indiscutible: Los alemanes trabajan sólo 1.343 horas al año, el más bajo entre los 38 países de la OCDE. Es mucho menor que el de los estadounidenses (1.799 horas), del inglés (1.524) o de los griegos (1.897) Y esto, según la Canciller, explica por qué la economía alemana está estancada.

¿Pero es cierto? Las cifras de empleo en Alemania cuentan una historia diferente.
El problema con la interpretación de Merz es que simplemente no se ajusta a la realidad. Como estudios publicados en Informes científicos Naturaleza, La reducción de la jornada laboral en Alemania ha aumentado la satisfacción con la vida sin afectar la productividad. Los investigadores descubrieron que El 28% de la satisfacción de los alemanes se debe a las mejoras en la salud vinculadas a unos horarios de trabajo más sostenibles.
Pero hay más Mientras Merz predica contra la “pereza nacional”, Alemania sigue siendo la cuarta economía más grande del mundo y el primero en Europa en exportaciones de tecnología avanzada. Evidentemente, trabajar menos no significa producir menos. O al menos, no siempre.
Otro elemento que escapa a la narrativa de Merz se refiere a las mujeres. Como señalan los economistas, Muchas mujeres alemanas trabajan a tiempo parcial debido a la falta de cuidado infantil., no por pereza. El 21% de los trabajadores alemanes trabaja a tiempo parcial, en comparación con el promedio de la OCDE del 15%. Y resolver este problema requeriría inversiones en guarderías, no sermones sobre la dedicación al trabajo.
El dilema demográfico que Merz no quiere ver
El verdadero desafío para la economía alemana no está en el cronómetro, sino en el calendario. Alemania está envejeciendo más rápido que otros países industrializados: En las próximas décadas, el número de personas que se jubilarán superará en gran medida el número de personas que ingresarán al mercado laboral. Esto significa que, en general, habrá menos trabajo., independientemente de las horas individuales.
La solución no es hacer sudar más a quienes ya trabajan, sino aumentar el número de trabajadores. Según Marcel Fratzscher Según el Instituto Alemán de Investigación Económica, durante los próximos cuatro años se necesitarán 400.000 inmigrantes más cada año. Es una pena que Merz haya hecho de la lucha contra la inmigración uno de sus temas principales.
Mientras la Canciller sigue predicando contra la conciliación de la vida laboral y personal, los sindicatos alemanes se preparan para la batalla. Y quizá tengan razón: como hemos visto en otros contextosEl futuro del trabajo no se trata de retroceder, sino de encontrar formas más inteligentes de organizar nuestro tiempo.
Incluso si eso significa hacer enojar a algún canciller.
1 comentario sobre «Trabajar en Alemania, Merz vs. Semana Corta: «Es hora de sudar»»
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