En un mundo donde todo el mundo toma fotografías una y otra vez, dos chicos de Nueva York decidieron hacer lo contrario. Kelin Zhang e Ryan Mather Crearon una cámara muy especial que no imprime imágenes, sino poemas. Es la Cámara de poesía, un objeto que parece provenir de un pasado analógico, pero que esconde bajo su capó una tecnología decididamente contemporánea.
Este curioso invento se construye completamente a mano en un pequeño laboratorio, siguiendo el espíritu de las microfábricas. No utiliza película, no tiene pantalla digital y, sobre todo, no retiene ninguna imagen. Solo queda un poema impreso en papel térmico: breve, evocador y único. ¿Es trivial decir que esto tiene algo de poético? Supongo que sí.

¿Cómo funciona una máquina de poesía?
La magia detrás de la Cámara Poética es completamente digital, incluso si el resultado es romántico y nostálgico. La cámara está equipada con una lente que observa cuidadosamente su entorno y, gracias a la inteligencia artificial... claudio 4 De Anthropic, interpreta la escena traduciéndola a palabras. El usuario puede decidir con un simple botón qué tipo de poesía imprimir: haiku, soneto, verso libre, etc.
No existen archivos digitales ni nubes, una decisión intencionada para garantizar la privacidad y hacer que cada poema sea verdaderamente único. En el sitio web oficial de Poetry Camera, Zhang y Mather lo afirman claramente:
Queremos evitar la ansiedad y la presión que conlleva posar para una foto. No se guardan imágenes, lo que garantiza la máxima privacidad.
Tecnología democrática (y personalizable)
Detrás de la apariencia sencilla de la Cámara de Poesía hay una Frambuesa Pi Zero 2W y una Módulo de cámara Raspberry Pi 3. Todo lo demás es software, disponible en código abierto. Zhang y Mather querían que su proyecto fuera abierto y accesible: cualquiera puede modificar las indicaciones, cambiar el comportamiento de la IA o incluso crear su propia versión del dispositivo desde cero.
De hecho, existen dos variantes de la poética cámara: la completa, refinada y elegante, que se vende a 699 dólares y cuyo envío está previsto a partir de septiembre de 2025 (está bien donde está), y una versión DIY para aquellos que quieran experimentar con la electrónica "hazlo tú mismo". En su portal de GitHub Podrás encontrar todo lo que necesitas para montar una cámara de poesía casera utilizando componentes económicos que se pueden comprar fácilmente online.
Poemas, Wi-Fi y límites a superar
El único defecto de la máquina poética (lo olvidé) es que debe estar conectada a una red wifi. La inteligencia artificial que genera los textos funciona mediante una conexión remota, por lo que sin red no se pueden componer poemas. Zhang y Mather, conscientes de esta limitación, buscan soluciones técnicas para que el dispositivo sea completamente autónomo e independiente de la conexión.
A pesar de ello, la Cámara Poética sigue siendo un objeto capaz de sorprender precisamente porque desafía los hábitos digitales. No busca «me gusta», no se aglomera en la nube, no almacena nada más que un pequeño fragmento de papel con palabras que perduran más que una foto.
Una pausa poética en un mundo hiperfotografiado
La Cámara Poética no es solo un dispositivo: es un mensaje. En una era obsesionada con la imagen instantánea, Zhang y Mather han optado por centrarse en el poder evocador de las palabras. Su creación sugiere detenerse, observar el mundo con ojos más relajados, dejar que una máquina, por una vez, nos enseñe el arte de reducir la velocidad.
Un poema impreso en papel es tan efímero como una instantánea, pero quizás más capaz de capturar la emoción que se esconde tras el ajetreo diario. Y es precisamente en esta rebelión silenciosa contra la cultura de los selfies y el intercambio frenético donde la Cámara Poética encuentra su fuerza. ¿Se nota que me gusta? :)