Harvard ya no es sólo un templo de la ciencia tradicional. En los bosques de Massachusetts, un grupo de físicos y científicos informáticos están redefiniendo la investigación OVNI, uno de los campos más controvertidos y fascinantes, pero no esperen teorías conspirativas extravagantes ni cuentos fantasiosos de abducciones extraterrestres. Tal vez.
Il Proyecto Galileo, impulsado por el físico Avi loeb, aplica el riguroso método científico a la búsqueda de fenómenos aéreos no identificados, con ayuda fundamental: inteligencia artificial. Cámaras infrarrojas, sensores acústicos y algoritmos de aprendizaje automático trabajan juntos para catalogar todo lo que pasa sobre nuestras cabezas, buscando esa anomalía que podría cambiar la historia.
Avi loeb Ciertamente no es un nombre nuevo para quienes siguen la exploración científica de lo desconocido. El profesor de astrofísica de Harvard, ya conocido por sus teorías controvertidas pero científicamente sólidas, se ha convertido en una figura central en la investigación OVNI después de plantear en 2018 que el objeto interestelar 'Oumuamua Podría haber sido una sonda extraterrestre. Una teoría que le valió feroces críticas por parte de la comunidad científica más conservadora, pero que al mismo tiempo atrajo la atención del público (y de algunos ricos financieros privados).

Desde entonces, Loeb ha transformado lo que parecía una provocación en un riguroso programa de investigación científica. Y con un enfoque decididamente innovador: si quieres encontrar evidencia de vida extraterrestre, no sólo la busques en las profundidades del espacio, sino también aquí, en nuestra atmósfera, o en las profundidades del océano, con herramientas de última generación y un nuevo y formidable aliado.
Un cambio de paradigma en la investigación OVNI
La terminología de la propia disciplina está cambiando, reflejando un nuevo enfoque científico. Hoy en día, como sabéis, los expertos prefieren hablar de UAP (Fenómenos aéreos no identificados – Fenómenos aéreos no identificados) en lugar de OVNI (Objetos voladores no identificados). No se trata de una afectación lingüística, sino de un intento de liberar este campo de investigación de las connotaciones sensacionalistas que lo han acompañado durante décadas.
Sin embargo, más allá de las etiquetas, la esencia de la investigación OVNI permanece inalterada: estudiar fenómenos aéreos que desafían las explicaciones convencionales, con métodos científicos rigurosos y tecnologías avanzadas. Y es precisamente esta sustancia la que está experimentando un renacimiento gracias a la decisiva contribución de la inteligencia artificial.
Durante décadas, la investigación OVNI ha estado dominada por relatos de testigos oculares, a menudo fotografías o vídeos de mala calidad e interpretaciones subjetivas. Un terreno fértil para avistamientos erróneos, ilusiones ópticas y, a veces, auténticos engaños. Un enfoque de este tipo sólo podría generar escepticismo en la comunidad científica dominante.
Hoy, gracias a la IA y a sensores cada vez más sofisticados, la investigación OVNI está finalmente adquiriendo la precisión y objetividad necesarias para ser tomada en serio por la ciencia convencional. Y los resultados pueden no tardar en llegar.

El Observatorio del Proyecto Galileo
En el corazón del Proyecto Galileo se encuentra un modesto pero potente observatorio ubicado en los bosques de Massachusetts, a media hora en auto desde Boston. A primera vista puede que no parezca especialmente impresionante: una colección de cámaras, sensores acústicos, analizadores de espectro radioeléctrico, contadores de partículas, estaciones meteorológicas y magnetómetros. Pero es precisamente esta red integrada de sensores, conectados a potentes algoritmos de inteligencia artificial, la que representa una revolución en el campo de la investigación OVNI.
A diferencia de los observatorios astronómicos tradicionales, que se centran en porciones limitadas del cielo y objetos a grandes distancias, el observatorio del Proyecto Galileo Monitorea todo el cielo, las 24 horas del día, buscando anomalías en la atmósfera de la Tierra. Un enfoque que habría sido imposible sin la ayuda de la inteligencia artificial, capaz de procesar la enorme cantidad de datos generados por los distintos sensores.
Laura Domine, un brillante físico postdoctoral que eligió unirse al equipo de Loeb después de estudiar neutrinos en Stanford, explica que la IA es absolutamente central para su trabajo. “Esta es la única manera de resolver este problema”, dice con convicción. Dominé está particularmente involucrado en el desarrollo de los algoritmos que filtran los datos recogidos por las cámaras infrarrojas del observatorio.

Pero ¿cómo funciona realmente la IA en la investigación OVNI?
El equipo del Proyecto Galileo está utilizando un software de visión artificial de código abierto, similar al que se utiliza en los coches autónomos (una invención reciente). Podría ayudar más). Estos algoritmos están entrenados para reconocer objetos comunes en el cielo: aviones, pájaros, insectos, drones, satélites y otras presencias que podrían confundirse con fenómenos anómalos.
El desafío, como él mismo explica, Richard Cloete, un científico informático de la Universidad de Cambridge que supervisa el desarrollo del software, es particularmente complejo. A diferencia de otros problemas de visión por computadora, en este caso no sabes exactamente lo que estás buscando.
«Desconocemos las características de un UAP, no sabemos cómo se mueve. Este es precisamente el propósito del proyecto: definir qué es un UAP», enfatiza Cloete.
El enfoque adoptado es, por tanto, el de Enseñar a la IA a reconocer todo lo “normal” en el cielo, para luego identificar por exclusión lo que no entra en ninguna categoría conocida. En la práctica, los algoritmos están creando un “censo de los cielos”, un catálogo detallado de todo lo que normalmente vuela sobre nuestras cabezas.
Para entrenar estos modelos de IA, Cloete creó bases de datos masivas de imágenes reales y sintéticas de objetos comunes en el cielo. Utilizando un programa de animación de código abierto llamado Blender, generó cientos de miles de imágenes sintéticas de aviones, pájaros, drones, globos y otros objetos voladores, bajo diversas condiciones de iluminación, altitudes y orientaciones.

Estas sesiones de capacitación se llevan a cabo en los clústeres de cómputo de Harvard, que incluyen cientos de servidores y unidades de procesamiento de gráficos (GPU) de IA especializadas, distribuidos en tres centros de datos diferentes en el área de Boston.
Dificultades y desafíos técnicos
A pesar de la impresionante potencia informática de que disponen, el equipo se enfrenta a varias dificultades. Los aviones son relativamente fáciles de reconocer para la IA, gracias a la regularidad de su velocidad, trayectorias y maniobras. Pero las aves representan un desafío más complejo, y ni hablemos de los insectos (voladores rápidos y erráticos, a menudo cerca de los lentes de las cámaras): Cloete los define como una “pesadilla”.
Fenómenos como nubes, polvo, hojas que vuelan cerca del horizonte y reflejos del sol también pueden confundir los algoritmos de detección. Irónicamente, estos mismos errores de percepción podrían explicar Algunos de los misteriosos avistamientos de ovnis reportados por humanos a lo largo de los años.
L'obiettivo final? Desarrollar un software similar para todos los instrumentos del observatorio y sincronizarlos, de modo que todo el sistema reaccione en tiempo real a lo que percibe. Cuando uno de los sensores (la cámara “todo el cielo”, el conjunto infrarrojo o el micrófono) detecta algo de interés, una cámara con zoom especial se orientará automáticamente hacia ese punto en el cielo y todo el observatorio comenzará a guardar los datos que está grabando. El resto es leyenda, en realidad: protocolo.
Primeros resultados y perspectivas futuras
A Enero 2025Dominé ha publicado un artículo, en coautoría con Cloete, Loeb y otros colaboradores, sobre datos recopilados por el conjunto de cámaras infrarrojas del observatorio. El software YOLO (Solo se mira una vez) utilizado por el equipo Fue posible identificar el 36% de las aeronaves captadas por las cámaras. “Según los estándares de mi trabajo de doctorado sobre neutrinos, este no es un resultado innovador”, admite Dominé, “pero esperamos mejoras significativas en el futuro cercano”. Sí, porque esto (si no lo has entendido) es sólo el principio.
Dominé predice que dentro de uno o dos años el observatorio del Proyecto Galileo podrá detectar de forma fiable anomalías en todos sus sensores. Mientras tanto, otros tres observatorios similares ya están en desarrollo en Indiana, Nevada y Pensilvania.
Pero los investigadores del Proyecto Galileo no son los únicos que utilizan inteligencia artificial en la investigación OVNI. El Pentágono también sigue con gran atención este enfoque innovador.
El enfoque del Pentágono hacia la investigación OVNI
en 2022El Departamento de Defensa de los Estados Unidos ha establecido laOficina de resolución de anomalías de todos los dominios (AARO), una oficina dedicada al estudio de fenómenos aéreos no identificados. La creación de esta oficina siguió a las sensacionales revelaciones de 2017, cuando el New York Times reveló que el Pentágono había estado estudiando ovnis en secreto durante años, y también publicó videos tomados por aviones de combate de la Marina de Estados Unidos que mostraban objetos ovalados que parecían volar de maneras que desafiaban las leyes de la física conocida.
Hasta la fecha, la AARO revisó más de 1.800 informes de UAP, principalmente por miembros de las fuerzas armadas. Al cruzar estos informes con otras fuentes de datos gubernamentales, como registros meteorológicos y de vuelos, los investigadores determinaron que cientos de casos Tienen explicaciones sencillas: globos meteorológicos, nubes, drones, etc.
Sin embargo, segundo Jon Kosloski, actual director de AARO (matemático e ingeniero adscrito a la Agencia de Seguridad Nacional), Algunos casos, entre 50 y 60, siguen siendo “verdaderas anomalías” que han desconcertado a los científicos e ingenieros del gobierno.
«Hay casos interesantes que yo, con mi formación en física e ingeniería y mi experiencia en la comunidad de inteligencia, no entiendo», declaró Kosloski a la prensa en noviembre de 2024, «y no conozco a nadie más que lo haga».
AARO también está desarrollando su propio sistema de sensores y software llamado Gremlin (Radar Interrogador Multiespectral del Gobierno) para estudiar los UAP. Aunque la mayoría de los detalles permanecen clasificados, la información publicada sugiere que el sistema es muy similar al Observatorio de Harvard: radar, antenas de radio y telescopios que recogen imágenes visuales e infrarrojas y radiación electromagnética.
Al igual que el equipo de Harvard, AARO está desarrollando un software de IA personalizado para la detección de UAP y enfrenta desafíos similares. Kosloski sugiere que su programa es más avanzado, pero admite que en pruebas anteriores, el algoritmo de visión artificial de AARO parecía estar confundido por algunos detalles.
Una colaboración científica global
El interés por la investigación científica sobre ovnis también está creciendo fuera de Estados Unidos. Programas de investigación similares al Proyecto Galileo han surgido en el Wellesley College, la Universidad de Würzburg en Alemania y el Instituto Nórdico de Física Teórica, así como en varias agencias gubernamentales.
En Europa, el eurodiputado Francisco Guerrero está tratando de llevar al Pentágono las instancias que en Estados Unidos llevaron a la creación de la AARO, apalancando no sólo la seguridad de los vuelos civiles sino también la necesidad de dar respuestas a las observaciones de fenómenos no identificados. En febrero 2024, Guerreiro habló sobre el tema de los UAP en una sesión plenaria en Estrasburgo, destacando la amenaza a la seguridad que supone la falta de informes europeos sobre la cuestión OVNI y apoyando algunas de las enmiendas que había presentado.
Italia no es ajena a este renovado interés científico. El Centro Italiano de Estudios OVNI (CISU), activo desde hace décadas, sigue de cerca los acontecimientos internacionales. Su coordinador, Edward Russian, pronunció un discurso ante el Parlamento Europeo en marzo de 2024, subrayando cómo todos los países europeos se ven afectados por el fenómeno OVNI.
Inteligencia artificial e investigación ovni: más allá de la observación del cielo
La aplicación de la inteligencia artificial a la investigación OVNI no se limita al análisis de datos de observatorios terrestres. Los mismos algoritmos se pueden utilizar para analizar las enormes cantidades de datos recopilados por satélites, estaciones espaciales y telescopios en órbita. Además, la IA puede ayudar a revisar archivos históricos de avistamientos, fotografías y vídeos, buscando patrones o detalles que han escapado al análisis humano.
Otro campo de aplicación prometedor es el análisis de presuntos materiales de origen extraterrestre. en 2021 Se supo que el Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tenía entre sus tareas institucionales la de analizar los restos OVNI. En particular, la DIA habría encomendado el estudio de “Metamateriales” que se cree que son de origen no terrestre hasta la Aeroespacial de Bigelow de Nevada. La inteligencia artificial podría resultar invaluable para analizar la estructura atómica y molecular de dichos materiales y compararlos con todos los materiales terrestres conocidos.
Los límites de la IA en la investigación ovni
También es importante reconocer los problemas actuales de la inteligencia artificial en relación con la “caza de extraterrestres”, si me permiten la simplificación extrema. Como él mismo señala Seth Shostak, astrónomo del Instituto SETI y miembro del consejo asesor del Proyecto Galileo, Existe una diferencia fundamental entre buscar señales de vida inteligente en el espacio profundo y buscar ovnis en la atmósfera de la Tierra.
“Es como decir que estudiar fauna desconocida en la selva tropical es similar a esperar encontrar sirenas o unicornios”, dice con un dejo de escepticismo.
Además, la IA sigue siendo una herramienta, por poderosa que sea, en manos de los humanos, con todas sus creencias, prejuicios y expectativas. El riesgo es que los algoritmos están programados más o menos inconscientemente para encontrar lo que los investigadores esperan encontrar, en lugar de lo que realmente existe.
Luego está la cuestión de la transparencia. Si bien el Proyecto Galileo se ha comprometido a hacer públicos los datos que recopila, gran parte de las investigaciones gubernamentales, como las de AARO, siguen siendo en gran medida clasificadas. Esta falta de transparencia alimenta inevitablemente las teorías conspirativas y socava la credibilidad científica de la investigación.
El futuro de la investigación OVNI en la era de la Inteligencia Artificial
Si bien existen, como habéis leído, problemas por resolver, el futuro de la investigación OVNI parece más prometedor que nunca, y precisamente gracias a la inteligencia artificial. La capacidad de la IA para analizar cantidades masivas de datos, identificar patrones complejos y aprender continuamente la convierte en la herramienta ideal para abordar uno de los mayores misterios de la humanidad.
En los próximos años espero avances significativos tanto en la tecnología de sensores como en los algoritmos de inteligencia artificial dedicados a la investigación OVNI. La integración de diferentes fuentes de datos (observatorios terrestres, satélites, radares militares y civiles) podría crear una red de vigilancia global Capaz de detectar y analizar cualquier anomalía en nuestros cielos.
El creciente interés de prestigiosas instituciones científicas y agencias gubernamentales hará que la investigación OVNI pase del ámbito de la pseudociencia al de la ciencia rigurosa.
Hacia un nuevo paradigma científico
La verdadera revolución en la investigación OVNI en la era de la inteligencia artificial no es sólo tecnológica, sino también cultural y epistemológica. Por primera vez, abordamos la posibilidad de una inteligencia no humana con las herramientas de la ciencia moderna, en lugar de con el folclore o la especulación.
Ven sottolinea Avi loeb“El universo es un lugar muy extraño y no podemos ser dogmáticos cuando la mayoría de las cosas que discutimos no se entienden”. Esta apertura mental, combinada con el rigor científico y el potencial de la inteligencia artificial, podría finalmente llevarnos a responder la pregunta que nos hemos estado haciendo durante milenios: ¿estamos solos en el universo?
Ya se trate de sondas extraterrestres, fenómenos naturales aún desconocidos o tecnologías terrestres secretas, el enfoque científico promovido por proyectos como el de Harvard y el Pentágono permitirá arrojar luz sobre uno de los misterios más fascinantes de nuestro tiempo. Y tal vez, un día no muy lejano, la IA nos ayude a encontrar esa prueba definitiva que cambiará para siempre nuestra visión del cosmos.