¿Alguna vez has pensado en qué sucede con la sangre de un recién nacido en las primeras semanas de vida? Probablemente no, pero los investigadores de San Raffaele en Milán se hicieron esta pregunta, y la respuesta podría revolucionar el tratamiento de las enfermedades de la sangre. Durante este período crítico, las células que producirán toda su sangre durante el resto de su vida aún están circulando y se puede llegar a ellas fácilmente mediante una simple inyección intravenosa. Es como si la naturaleza hubiera programado un “momento de vulnerabilidad positiva” en el que es posible corregir errores genéticos que de otro modo acompañarían al paciente durante toda la vida. Utilizando esta ventana biológica única se han tratado tres enfermedades sanguíneas diferentes. El futuro de la medicina neonatal puede haber cambiado.
Una ventana temporal que la naturaleza mantiene abierta sólo por un tiempo muy breve
el descubrimiento deIRCCS San Rafael Tiene una elegancia casi poética. Mientras que nosotros los adultos tenemos nuestras células madre sanguíneas bien escondidas en nuestra médula ósea, protegidas como en una caja fuerte, los recién nacidos pasan por un período especial. En las primeras semanas después del nacimiento, estas preciosas células circulan libremente en el torrente sanguíneo, viajando desde el hígado hasta su destino final en la médula ósea.
Los investigadores italianos, dirigidos por el equipo del Instituto de Terapia Génica San Raffaele-Telethon, se dieron cuenta de que esto representaba una oportunidad única. Ya no es necesario extraer laboriosamente células madre de la médula, modificarlas en el laboratorio y reintroducirlas: basta una simple inyección intravenosa para alcanzar directamente el objetivo. Es la diferencia entre tener que abrir una caja fuerte y encontrar la puerta abierta.
Los científicos probaron este enfoque en ratones recién nacidos con tres enfermedades sanguíneas diferentes, utilizando vectores virales modificados para transportar los genes correctivos. Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Cell, muestran una tasa de éxito que en muchos casos supera la de las terapias genéticas tradicionales. Una victoria que abre nuevos escenarios para la medicina neonatal.
Tres enfermedades de la sangre derrotadas antes de que se vuelvan incurables
La investigación se centró en tres patologías especialmente agresivas. El primero es elosteopetrosis autosómica recesiva, una condición que impide que el cuerpo produzca células especializadas necesarias para formar huesos. Los niños que la padecen desarrollan huesos anormalmente frágiles y la mayoría no sobrevive la primera década de vida.
El segundo objetivo era una inmunodeficiencia metabólica rara que compromete gravemente el sistema inmunológico. Los ratones no tratados murieron antes del destete, mientras que los que recibieron la terapia genética sobrevivieron y mostraron una salud normal. Un resultado que, de confirmarse en humanos, Podría salvar a cientos de niños cada año.
Pero el éxito más impresionante se refiere a anemia de Fanconi, un síndrome de la médula ósea causado por defectos en la reparación del ADN que afecta principalmente a las células madre sanguíneas. Esta enfermedad es particularmente difícil de tratar precisamente porque no hay suficientes células madre sanas para recolectar para las terapias genéticas tradicionales.. Varios meses después de la inyección en ratones recién nacidos, la producción de células inmunes había alcanzado niveles normales y se mantuvo estable durante más de un año.

Medicina neonatal: cuando el momento oportuno marca la diferencia entre la vida y la muerte
La clave del éxito de este enfoque es la sincronización perfecta. Luigi Naldini, director de SR-Tiget y coordinador del estudio, explica que existe una “ventana única y sensible al tiempo” durante la cual las células madre sanguíneas son abundantes en la circulación.
Los investigadores han demostrado que esta ventana se cierra rápidamente con la edad. Si bien la terapia genética neonatal funciona maravillosamente, en ratones adultos su eficacia disminuye drásticamente. Por ello, también probaron el uso de fármacos “movilizadores” ya aprobados clínicamente, que obligan a las células madre a salir de la médula ósea y volver a la circulación.
Los resultados con estos fármacos son prometedores, aunque menos espectaculares que los obtenidos en los recién nacidos. Es como si la naturaleza hubiera diseñado este período de transición precisamente para permitir intervenciones correctivas que de otro modo serían imposibles. Una especie de “modo de mantenimiento” biológico que permanece activo sólo durante las primeras semanas de vida.
Como ya hemos visto en otros ámbitos de la investigación italianaNuestro país está emergiendo como un líder mundial en terapias genéticas innovadoras. San Raffaele-Telethon ya ha llevado terapias genéticas al mercado para Inmunodeficiencia ADA-SCID y leucodistrofia metacromática, convirtiéndose en el primer centro sin fines de lucro del mundo en producir y distribuir medicamentos para enfermedades raras.
De la investigación básica a la realidad clínica
Este método no requiere tecnologías futuristas ni procedimientos invasivos. Los vectores virales utilizados son los mismos que ya se emplean con éxito en otras terapias génicas, y la técnica de inyección intravenosa es rutinaria en cualquier hospital pediátrico.
El salto de los ratones a los humanos no será automático, pero las bases están ahí. Los investigadores analizaron muestras de sangre humana y confirmaron que el mismo fenómeno ocurre en los recién nacidos humanos: un elevado número de células madre circulantes en las primeras semanas de vida.
Las terapias genéticas viven un momento de extraordinaria expansión, e Italia es la protagonista de esta revolución. El Centro Nacional de Investigación “Desarrollo de Terapia Génica y Fármacos con Tecnología ARN”, financiado con más de 320 millones de euros por el PNRR, involucra a 1500 investigadores y 32 instituciones. Una inversión que ya está dando frutos concretos.
El camino hacia los ensayos clínicos en humanos todavía requerirá tiempo y cautela, pero esta investigación abre una perspectiva completamente nueva. Alessio Cantore, uno de los autores del estudio, lo subraya claramente:
“Aunque su eficacia sigue siendo actualmente limitada en comparación con los tratamientos ex vivo consolidados, podría ser suficiente, si se replica en niños humanos, para beneficiar algunas enfermedades genéticas como las inmunodeficiencias graves o la anemia de Fanconi”.
Edición genética neonatal: una medicina que mira hacia el futuro
Esta investigación es mucho más que un mero avance científico. Demuestra que las soluciones a menudo están ocultas a simple vista, en los mecanismos naturales que la vida ha desarrollado a lo largo de millones de años de evolución.
La capacidad de intervenir tempranamente en la vida para prevenir enfermedades que de otro modo durarían para siempre tiene enormes implicaciones. No sólo para enfermedades de la sangre, sino potencialmente para muchas otras condiciones genéticas que se manifiestan más tarde en la infancia o la edad adulta.
La investigación italiana sigue destacando en el panorama internacional, demostrando que invertir en ciencia e innovación produce resultados concretos. Mientras otros países se centran en enfoques más costosos y complejos, nuestros investigadores han encontrado una ruta más directa, explotando una característica biológica que siempre ha estado ahí, esperando ser comprendida y utilizada.
El futuro de la medicina neonatal podría cambiar para siempre gracias a este descubrimiento milanés. Y quién sabe cuántas otras “ventanas” biológicas están esperando ser identificadas y explotadas para el bien de la humanidad. La naturaleza, una vez más, demuestra ser el mejor manual de instrucciones que tenemos disponible: sólo necesitamos saber leerla con nuevos ojos.