¿Conoces esos reductores de velocidad que tanto te molestan mientras conduces? ¿Aquellos que te obligan a reducir la velocidad de forma brusca y te hacen saltar en el asiento? Pues bien, tres estudiantes del ITIS “A. Volta” de Alessandria pensaron en transformar esa molestia en un recurso precioso: energía limpia. Francesco, Thomas e Paul ellos han ideado Hidroculto, un sistema que captura la energía cinética de los vehículos que pasan sobre los badenes para producir hidrógeno.
Una idea simple e ingeniosa que arrasó en un concurso en Italia y ahora pretende sorprender a los jueces estadounidenses de la prestigiosa Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería Regeneron. ¿Veamos juntos qué es?
El proyecto Hydrocult conquista América
El proyecto (ahi esta) desarrollado por los tres estudiantes de cuarto año de secundaria de la clase 4AC del curso de química, materiales y biotecnología de laESIT “A. Volta” Es una idea brillante que resuelve dos problemas con una única solución. Por un lado tenemos la energía cinética de los vehículos, normalmente desperdiciada; Por otro lado, la necesidad de producir hidrógeno de forma sostenible.
El sistema Hydrocult se basa en la tecnología “golpe de prensa“, que utiliza la presión ejercida por los coches en movimiento sobre los badenes para generar electricidad. Esta energía alimenta un electrolizador que separa el agua en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno producido se almacena y se utiliza para alimentar pilas de combustible. La belleza del proyecto radica en su autosuficiencia: no necesita baterías y tiene cero impacto ambiental.
Piense en las implicaciones: cada calle transitada podría convertirse en una pequeña planta de producción de energía. Cada badén, cada reductor de velocidad, cada paso de peatones elevado podría contribuir a la transición ecológica. Me pregunto si nuestros administradores públicos están preparados para comprender el alcance de esta innovación.
Detrás de cada éxito hay una comunidad
Francesco Petralia, Thomas De Santa e Paul Ples Vasile (los ves en la foto de portada) no lograron este objetivo solos. Existe una red de apoyo que creyó en ellos y les brindó las herramientas necesarias para transformar una idea brillante en el proyecto concreto de Hydrocult.
Profesor George Lagana Supervisó el trabajo con pasión y dedicación, creando lo que él mismo define como “un verdadero laboratorio de aprendizaje activo y significativo”.
El proyecto se configuró como un laboratorio con un profundo impacto educativo en varios niveles, entre ellos el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de resolución de problemas, así como la capacidad de comunicación, colaboración y gestión del tiempo.
También apoyando la iniciativa Syensqo, empresa líder en el sector de productos químicos especializados, la Club Rotario de Alessandria que promovió el concurso “Hidrógeno al Cuadrado” y las instituciones locales. Una sinergia que demuestra cómo la colaboración entre escuelas, empresas y área local puede generar excelencia e innovación.
Al otro lado del océano, hacia nuevos desafíos
Del 10 al 16 de mayo de 2025, los tres jóvenes científicos representarán a Italia en la Regeneron ISEF 2025 de Columbus, Ohio. No sólo será una oportunidad para mostrar el proyecto, sino también una oportunidad de formación única para ellos.
El director, el profesor María Elena Dealessi, ve este logro como un estímulo para todos los estudiantes:
La consecución de este importante objetivo pretende ser un estímulo para nuestros alumnos, para que cada uno de ellos se esfuerce por volar cada vez más alto y transformar sus pasiones en verdadero potencial intelectual.
No puedo evitar notar la paradoja: Celebramos con razón a los jóvenes talentos que parten hacia competiciones internacionales, pero no creamos las condiciones para que se queden e innoven aquí en Italia. Esperamos que esta experiencia no sea la antesala de otra historia de fuga de cerebros, sino el inicio de un camino de innovación que pueda arraigar aquí.
Me gusta pensar que tal vez, un día, al mirar un coche... hidrógeno Repostar y podremos decir con orgullo que esta tecnología nació en las aulas de una escuela de provincias italiana. Y esos obstáculos que tanto odiamos ayudaron a salvar el planeta.