No hay agua líquida en la Luna, y eso es un problema mayor de lo que te imaginas. No, no estoy hablando de la sed de los astronautas (para eso tenemos soluciones), sino de algo infinitamente más sutil: la polvo de luna.
Sin la acción erosiva del agua que suaviza cada borde de la Tierra, los granos de polvo lunar son fragmentos de vidrio y están cargados electrostáticamente, convirtiéndolos en diminutos y pegajosos demonios que se adhieren a los trajes, lentes, juntas y equipos. Una condena para cualquier misión prolongada.
El mismo polvo lunar que convirtió a los héroes del Apolo en deshollinadores espaciales ahora podría mantenerse a raya gracias a una solución sorprendentemente elegante: un campo de fuerza eléctrico que NASA Recién probado con éxito.
Un problema tan afilado como una navaja
El polvo lunar no es como el polvo que encuentras en tus muebles. Es el resultado de miles de millones de años de impactos de micrometeoritos en la superficie lunar. En ausencia de agua y de procesos erosivos, cada partícula individual mantiene bordes muy afilados. Como si fuera poco, el bombardeo constante de rayos cósmicos otorgaba a cada partícula una carga electrostática.
¿El resultado? Un polvo similar al carbono que se adhiere a todo: trajes espaciales, lentes, juntas y otros equipos. Este ha sido un problema desde los primeros alunizajes en la década de 60, cuando los astronautas del Apolo regresaron al Módulo Lunar con el mismo aspecto que los mineros de carbón, con polvo por todas partes, interfiriendo con los equipos, desgastando los componentes y perjudicando los pulmones de Armstrong y sus colegas.
Polvo lunar, un poco de física aplicada
Para combatir a este enemigo microscópico, la NASA ha desarrollado 'SEDS (Escudo electrodinámico contra el polvo), que utiliza un patrón de pequeños electrodos que transportan una señal de CA de alto voltaje en el rango de kilovatios en una secuencia en fase. Este campo eléctrico alterno produce lo que se llama fuerzas dielectroforéticas:esencialmente un campo eléctrico no uniforme que crea una onda viajera que puede empujar el polvo lunar a través de la superficie.
Ajustando la secuencia del patrón de fase, el polvo se puede mover en la dirección deseada, barriéndolo como si una mano invisible lo estuviera recogiendo. Me gusta pensar en esta tecnología como una especie de escoba eléctrica sin cerdas, que simplemente le dice a las partículas: “Muévanse, por favor”.
Una prueba de campo (de fuerza)
El sistema fue transportado a la Luna a bordo de la misión Blue Ghost Mission 1. Firefly Aerospace, cuya misión finalizó el 16 de marzo. Las animaciones gif publicadas por la NASA muestran claramente la efectividad del sistema: la imagen "antes" muestra el área de prueba polvorienta, mientras que la imagen "después" revela el trabajo realizado por el EDS.
El resultado final es un sistema sin partes móviles que puede eliminar de forma continua o periódica el polvo lunar de las ópticas, paneles solares, trajes espaciales, viseras, radiadores, ventanas y otras superficies sin desgaste. Si bien aún no es un sistema listo para su implementación, el último experimento demuestra el potencial para proteger futuras misiones de Esta plaga.
Siempre pensamos que los grandes obstáculos en la exploración espacial son los más obvios y dramáticos; Sin embargo, a menudo son los detalles microscópicos los que plantean los desafíos más insidiosos. En este caso, la solución es tan elegante como molesto el problema: una ola de fuerza invisible que barre lo que de otra manera sería un obstáculo insuperable para nuestra permanencia en nuestro satélite natural.