La primera vez que oí hablar de la planeador Pensé que era otra cosa americana, algo absurdamente complejo para resolver un problema que no existe. ¿Un barco volador? ¿Un avión que navega? Pura locura. Sin embargo, cuando observé más de cerca este extraño híbrido que se estaba probando en Rhode Island, me di cuenta de que podría representar uno de esos raros momentos en que la tecnología da un salto inesperado hacia adelante. No se trata de un simple compromiso: se trata de una nueva categoría de vehículo capaz de hacer frente tanto a los barcos tradicionales como a las pequeñas aeronaves costeras. Y viene de muy, muy lejos.
Seaglider: ¿pájaro, pez o ambos?
Lo que hace que el planeador marino sea tan especial es su capacidad de transformarse. Comienza como un barco y se convierte en un aerodeslizador (esas embarcaciones que se elevan sobre el agua gracias a unas “aletas” sumergidas), y finalmente flota justo por encima del agua como un avión de muy baja altitud. No es indeciso: es versátil. La Artesanía regente, la empresa estadounidense que lo desarrolló, entendió que para hacer práctico el vuelo eléctrico era necesario pensar más allá de lo establecido.
Los aviones eléctricos son complicados por una razón principal: Las baterías son muy pesadas. Añaden peso y reducen el alcance. El planeador marino evita brillantemente este problema explotando El efecto suelo, un fenómeno aerodinámico que crea un “colchón de aire” entre las alas y la superficie del agua. Esto reduce drásticamente la resistencia aerodinámica y permite un vuelo más eficiente energéticamente.
Me divierte pensar que ni siquiera se trata de una tecnología nueva: se remonta a la Guerra Fría (pienso en la ekranoplano soviéticos), pero permaneció en gran parte sin uso porque sólo funciona a bajas altitudes y sobre superficies planas. Las olas del mar pueden ser un problema, por lo que Regent ha agregado la capacidad de hidroala para aguas más agitadas.
Máxima velocidad, mínimo impacto.
Il Planeador marino Virrey (este es el nombre del prototipo que se está probando en la bahía de Narragansett) puede transportar 12 pasajeros y 2 tripulantes. Él tiene unaAutonomía de los kilómetros 300. y puede llegar a uno Velocidad de crucero de 290 km/h. La belleza de este vehículo es que no intenta ser un avión tradicional. Está diseñado para moverse entre ciudades costeras: un área en la que realmente podría destacar. Es significativamente más rápido que cualquier barco, pero no necesita la infraestructura de un aeropuerto. Es como tener lo mejor de ambos mundos.
Por supuesto, habrá quienes digan con desaprobación que es más complicado de manejar que un barco. Pero Billy Thalheimer, cofundador y director ejecutivo de Regent, Él tiene una respuesta preparada:Han automatizado gran parte de los sistemas de control. “El operador simplemente tiene que dirigirlo como un barco: izquierda, derecha, rápido y lento”, explica.
¿Está seguro? Está bien. Soy escéptico por naturaleza, pero admito que esta vez podríamos estar ante algo realmente innovador. El planeador marino puede ser ese caso raro en el que una tecnología no solo resuelve un problema, sino que también crea una mejor experiencia en el proceso. Una forma de viajar que nunca habíamos probado antes. Y, quizás, un paso muy pequeño hacia un futuro de transporte más sostenible.