No sé qué piensen ustedes, pero cada vez que conduzco por la autopista me quedo mirando esas barandillas de metal y pensando en cuánto espacio desperdiciado representan. Kilómetros y kilómetros de estructuras metálicas que recorren Europa, testigos inmóviles de nuestro ir y venir. Aparentemente inútiles cuando no sirven para salvarnos la vida (aunque, obviamente, no es una tarea que se pueda descuidar, al contrario). ¿Y si pudieran hacer aún más? Esta es la pregunta que alguien se debe haber hecho. tecnalia, un centro de investigación español que ha decidido transformar a estos guardianes silenciosos de las calles en algo revolucionario: generadores de energía limpia. Una idea que podría convertir las barreras de seguridad y la infraestructura vial en una parte activa de la transición energética.
La red de carreteras como central eléctrica de gran alcance
Con más de 130.000 kilómetros de carreteras que recorren el continente europeo, el potencial energético que se esconde bajo nuestros neumáticos es impresionante. Tecnalia lo entendió bien y, junto con la empresa italiana Vita Internacional, ha desarrollado un sistema que podría transformar esta red de asfalto en una gigantesca planta de energía distribuida. Las estimaciones hablan de 25 megavatios hora de electricidad verde por cada kilómetro de carretera:una cifra que da vueltas al multiplicarla por toda la red de autopistas europea.
La belleza de esta solución es que no requiere que usted revoque nada: simplemente reemplaza un elemento existente (la barandilla) por uno nuevo que mantiene la misma función pero añade una vital. No se trata sólo de optimizar el espacio, es el enfoque lo que me fascina: repensar lo ordinario para hacerlo extraordinario.
Diseño inteligente y seguridad mejorada
Estas barreras solares no son un simple panel fotovoltaico fijado a una barandilla. El diseño ha sido completamente repensado, con una inclinación estudiada para captar mejor la luz solar y, al mismo tiempo, ofrecer mayor seguridad en caso de impacto. A menudo hemos visto seguridad y sostenibilidad como conceptos contrastantes, pero aquí van perfectamente de la mano.
Los paneles están provistos de un revestimiento protector contra la abrasión y los elementos atmosféricos, y (no hay que olvidarlo) están diseñados para ser limpiados y reemplazados fácilmente en caso de daños (imagino que esta pregunta le ha surgido a todo el mundo). El sistema también incluye electrónica avanzada que aísla los módulos sombreados, minimizando el impacto de los vehículos que pasan en la producción de energía. En resumen, pensaron en todo.
Según las estimaciones, el sistema puede producir 25 MWh de electricidad verde al año por cada kilómetro de carretera. Esto representa una producción anual de aproximadamente 600 kWh por kilovatio de potencia instalada.
Barandillas solares, la primera prueba en Italia
La verdadera prueba llegará pronto, cuando el sistema se probará en un pequeño tramo (apenas 100 metros) en un área de servicio de la autopista entre Turín y Trieste. Será interesante ver cómo se comportará esta barandilla del futuro en diferentes estaciones y condiciones climáticas. En el futuro, la electricidad producida se utilizará para alimentar la propia infraestructura vial: iluminación, señalización, sistemas de ventilación en túneles.
Me gusta la idea de que un día, conduciendo por la autopista de noche, podamos ser iluminados por farolas alimentadas por las barandillas que acabamos de pasar; una especie de círculo virtuoso deenergia que transforma nuestras calles en ecosistemas energéticamente autosuficientes. Poético, ¿no? Carreteras que se alimentan a sí mismas, casi como organismos vivos. Desde simples caminos entre diferentes puntos hasta sistemas complejos capaces de generar la energía que consumen.