Cada día, bajo nuestros pies, fluyen poderosos ríos invisibles. Son esas corrientes oceánicas que desde siempre han recorrido los mares de nuestro planeta, silenciosas y constantes. Durante décadas los hemos ignorado, limitándonos a estudiarlos para comprender los movimientos migratorios de los peces o las variaciones climáticas. Ahora, gracias a un estudio de la Universidad Atlántica de FloridaSabemos que estas mismas corrientes oceánicas podrían generar energía limpia en cantidades francamente impresionantes: hasta 2,5 veces más que la energía eólica. Y no es una diferencia pequeña.
Tres décadas de datos para identificar un tesoro energético
Los investigadores hicieron algo muy inteligente: analizaron los datos recopilados por el Programa Drifter de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos). Hablemos de 43 millones de puntos de datos, recopilados entre marzo de 1988 y septiembre de 2021 a través de 1.250 boyas rastreadas por satélite. Un trabajo minucioso que nos permitió identificar las zonas con mayor potencial energético.
¿Y los resultados? Sorprendente, diría yo. La costa este de Florida y Sudáfrica mostraron las mayores densidades de potencia: 2.500 vatios por metro cuadrado. Para entendernos: La industria eólica considera “excelente” un área que produce 1.000 vatios por metro cuadrado. Sin embargo, seguimos ignorando esta posibilidad, como si estuviéramos mirando en la dirección equivocada.
Las corrientes oceánicas como alternativa a la intermitencia
Uno de los problemas más frustrantes de la energía renovable tradicional es su maldita intermitencia. Los sistemas solares dejan de producir cuando se pone el sol; Las turbinas eólicas permanecen quietas cuando el aire está en calma. La pregunta al final es siempre la misma: ¿qué hacemos de noche sin viento? Un problema que, por supuesto, rápidamente se convierte en una excusa para quienes no quieren abandonar los combustibles fósiles.
Las corrientes oceánicas, por otro lado, son prácticamente perpetuo. Flujos constantes que podrían proporcionar energía continua. Claro, también tienen variabilidad estacional (las aguas poco profundas muestran niveles de potencia más altos en verano), pero nada como la imprevisibilidad del viento o el inevitable ciclo día/noche.
Corrientes oceánicas: un potencial global por explotar
El estudio no se limitó a Florida y Sudáfrica. Reveló áreas de alta densidad energética (más de 2.000 vatios por metro cuadrado) a lo largo de toda la costa oriental de Estados Unidos, tan al norte como Carolina del Norte, y a lo largo de las costas oriental y occidental de África.
Las áreas de alta densidad de potencia cubren aproximadamente 490.000 kilómetros cuadrados de océano, con niveles de potencia que oscilan entre 500 y 1.000 vatios por metro cuadrado.
Somalia, Tanzania, Kenia, Madagascar: países que podrían convertirse en productores potenciales de enormes cantidades de energía renovable. Una perspectiva fascinante, especialmente teniendo en cuenta que muchos de estos países tienen acceso limitado a la electricidad.
Los desafíos a enfrentar
Sería deshonesto si no mencionara las limitaciones. Los propios investigadores reconocen que su estudio no considera cuestiones como posibles colisiones con vida marina, acumulación de organismos en los equipos o interferencias electromagnéticas de los cables eléctricos. Y luego están los costos y la complejidad de implementar a escala. Tecnologías aún inmaduras que requieren inversiones importantes. ¿Pero no ocurre siempre lo mismo con las nuevas fronteras energéticas?
Es un largo camino, pero el estudio ofrece una visión concreta de cómo podríamos alimentar el mundo con energía más limpia. Tal vez sea hora de mirar debajo de la superficie, donde fluyen esos ríos invisibles que podrían iluminar nuestro futuro.