Intentemos cerrar los ojos, aunque sea por un momento. Imaginemos una Antártida completamente desnuda, despojada de sus 27 millones de kilómetros cúbicos de hielo. ¿Qué veríamos? No sólo un continente plano y uniforme, sino un intrincado laberinto de cañones, arroyos y lagos: un verdadero reino oculto que hasta ahora sólo hemos podido vislumbrar. Sin embargo, gracias al proyecto Mapa de camas3Este escenario hipotético se está volviendo cada vez más evidente y revela una Antártida sin hielo con detalles nunca antes vistos.
Y es precisamente este mapeo el que nos sitúa ante una realidad tan fascinante como inquietante.
La última frontera inexplorada
En una época en la que, entre sensores y satélites, hemos cartografiado prácticamente cada metro cuadrado de la superficie terrestre, todavía existe una “terra incognita” tan grande como un continente entero. La Antártida sin hielo es un territorio que hasta ahora sólo hemos podido imaginar a través de estudios indirectos y aproximados.
el nuevo mapa, fruto del trabajo de un equipo internacional de investigadores, combina datos de 84 nuevos estudios aéreos, agregando 52 millones de puntos de datos y 1,9 millones de kilómetros lineales de mediciones. Estos no son números abstractos: es un avance significativo en nuestra capacidad de “ver” a través del hielo.
Y lo que vemos es sorprendente: Ya no es una cuadrícula aproximada con intervalos de 5 km, pero un detalle que llega hasta los 500 metros, revelando montañas subglaciales, valles y formaciones que antes eran simplemente invisibles.
Antártida sin hielo, un mundo vulnerable
Lo que surge de los datos de Bedmap3 no es sólo una curiosidad geográfica, sino una revelación preocupante. Como él explica Peter Fretwell, especialista en cartografía de la Encuesta Antártica Británica y coautor del estudio:
Lo que nos muestra Bedmap3 es que tenemos una Antártida ligeramente más vulnerable de lo que pensábamos anteriormente.
No exagero cuando digo que esta es una noticia que nos debería preocupar a todos. La capa de hielo de la Antártida contiene suficiente agua para elevar los niveles globales del mar de 58 metros si se derritiera completamente. Por supuesto, un escenario así no ocurrirá de la noche a la mañana, pero incluso pequeños cambios en la estabilidad de la capa de hielo podrían tener consecuencias significativas.
Y los cambios ya están en marcha: los estudios satelitales muestran que La Antártida perdió 168 mil millones de toneladas de hielo en 2023 (el sexto año más alto registrado) debido a la continua aceleración del derretimiento de los glaciares en la Antártida Occidental y al derretimiento récord de la Península Antártica.
La topografía que determina el futuro
Lo que hace que este nuevo mapa sea particularmente valioso es su capacidad para revelar la topografía detallada de las fosas subglaciales, que guían el flujo de hielo desde el interior del continente hacia el océano. Estas ranuras son como ríos de hielo y su forma puede determinar qué tan rápido se mueve el hielo y qué tan vulnerable es a derretirse.
Hamish Pritchard, glaciólogo de la Encuesta Antártica Británica y autor principal del estudio, lo explica con una analogía que me parece particularmente apropiada:
Imagínese verter almíbar sobre un pastel de roca: todos los bultos y crestas determinarán dónde irá el almíbar y con qué velocidad. Lo mismo ocurre con la Antártida: algunas dorsales retendrán el hielo que fluye; Las depresiones y partes lisas son donde ese hielo podría acelerarse.
Ese es el punto: conocer la forma de la tierra debajo del hielo es crucial para predecir cómo fluirá y se derretirá el hielo en un mundo en calentamiento.
La Antártida sin hielo que no conocíamos
El mapa también revela algunas sorpresas. Por ejemplo, el hielo más grueso no se encuentra, como se creía anteriormente, en Cuenca del Astrolabio en Adelia Land, pero en un cañón sin nombre en Wilkes Land, donde el hielo llega El increíble espesor de 4.757 metros, más de 15 veces la altura del rascacielos más alto de Londres.
Y eso no es todo. Muchas zonas de la Antártida siguen poco exploradas, especialmente debajo de sus vastas plataformas de hielo. Las misiones futuras, con tecnología más avanzada, continuarán llenando los vacíos.
Mientras contemplo esta nueva información publicado en la revista Datos científicosMe doy cuenta de que lo que estamos viendo es sólo la punta del iceberg, para utilizar una ironía (apropiada). La Antártida sin hielo nos muestra una cara que no conocíamos, un territorio más complejo y vulnerable de lo que imaginábamos. Y este nuevo conocimiento puede ser la clave para comprender (quizás incluso mitigar) uno de los mayores riesgos que el cambio climático plantea a nuestro planeta.