El agua está en todas partes a nuestro alrededor, suspendida en el aire que respiramos, invisible pero presente. Sin embargo, cuando abres el grifo y sólo sale un escaso hilo de agua, o cuando los campos se agrietan bajo el sol implacable, parece imposible lograrlo. Es esta contradicción la que ha empujado Max Hidalgo Quinto, un joven biólogo peruano, para desarrollar Yawa, una turbina eólica que transforma la humedad atmosférica en agua potable.
No estoy hablando de unas gotas, pero de cientos de litros de agua al día: una cantidad suficiente para satisfacer las necesidades de una pequeña comunidad. Y lo mejor es que utiliza materiales reciclados. Veámoslo más de cerca.
Yawa y el agua que cae del cielo (pero no es lluvia)
Siempre me ha fascinado el modo en que se retratan las crisis del agua en los medios de comunicación: imágenes de tierras áridas, cauces de ríos secos, niños que caminan kilómetros para conseguir apenas unos litros de agua a menudo contaminada. Soluciones como Yawa, que ya están revolucionando el acceso al agua en varias partes del mundo.
La tecnología subyacente es conceptualmente simple: la turbina eólica captura la humedad atmosférica (que, sí, está presente incluso en los climas más secos) y la condensa en agua potable. No requiere infraestructura compleja, funciona con energía renovable y utiliza materiales reciclados. Es la antítesis de las costosas soluciones de alta tecnología que a menudo se promocionan como panaceas para los problemas ambientales.
Y no sólo es efectivo en teoría: Yawa Produce hasta 300 litros de agua potable cada día. Para poner esto en contexto, estamos hablando de la Cantidad de agua necesaria para satisfacer las necesidades diarias de aproximadamente 60 personas. (teniendo en cuenta los 5 litros diarios recomendados por la OMS para la hidratación y la higiene básica).
Ecología desde la producción
Lo que hace que Yawa sea particularmente interesante es el enfoque holístico de la sostenibilidad. Quinto Hidalgo No se limitó a crear un dispositivo ecológico en su funcionamiento, sino que también prestó atención al propio proceso de producción.
La turbina y otros componentes están fabricados principalmente con materiales reciclados, minimizando el uso de plástico. Es un ejemplo concreto de economía circular: materiales que de otro modo habrían acabado en un vertedero encuentran una nueva vida en un dispositivo que genera un recurso esencial.
Me gusta pensar en este enfoque como un modelo para el futuro de la innovación: ya no basta con que un producto sea ecológico en su uso; Así debe ser desde el principio hasta el final de su ciclo de vida.
El futuro ya está aquí, pero no está distribuido equitativamente
Según las previsionesPara el año 2040, hasta 33 países podrían estar sufriendo un grave estrés hídrico. Y no se trata sólo de regiones tradicionalmente asociadas con la sequía. Estimaciones del WWF que Aproximadamente el 20% del territorio europeo y el 30% de la población del viejo continente se enfrentan cada año al estrés hídrico. La crisis del agua no es un problema “de otros”: es global y requiere respuestas globales.
El verdadero desafío ahora es escalar y adaptar soluciones como Yawa a diferentes contextos. Como él mismo señaló Quinto Hidalgo En una entrevista en la ONU, la innovación no necesariamente tiene que basarse en tecnologías complejas y costosas. A veces, la combinación de ciencia y compromiso social puede generar cambios significativos.
Y tal vez ese sea el mensaje más poderoso que trae este dispositivo: las soluciones a nuestros problemas más urgentes pueden ser más accesibles de lo que pensamos, estar flotando en el aire, esperando a alguien con la visión y el coraje de aprovecharlas.