La conciencia no es un interruptor que se enciende al nacer, sino que puede ser más bien como un amanecer gradual que comienza en la oscuridad del útero. Ésta es la hipótesis revolucionaria que surge de una nueva investigación sobre la conciencia prenatal publicada en Acta Paediatrica dal profesor Timoteo Bayne de la Universidad Monash y su colega joel frohlich.
Abandonando las especulaciones filosóficas en favor de un enfoque empírico, los investigadores han identificado cuatro marcadores cerebrales asociados con la conciencia en adultos y buscaron rastros de ellos en recién nacidos y fetos. Los resultados (te los enlazo aqui), aunque preliminares, sugieren algo sorprendente: formas rudimentarias de conciencia Puede que falten semanas para el nacimiento, redefiniendo potencialmente nuestro concepto del “comienzo” de la vida mental.
La red en modo predeterminado: el sistema de autoconciencia
El primer indicador El estudio de la conciencia prenatal se refiere a un sistema cerebral fundamental llamado red predeterminada. En los adultos, esta red de conexiones profundas está estrechamente asociada con la autoconciencia y el pensamiento interno: en la práctica, está activa cuando nuestra mente divaga o reflexiona sobre sí misma.
Me sorprende especialmente el descubrimiento de que los investigadores han identificado rastros de una red neuronal por defecto rudimentaria en los recién nacidos. Este circuito neuronal comienza a formar conexiones con regiones cerebrales relacionadas con la atención poco después del nacimiento, lo que sugiere que las bases de la autoconciencia se desarrollan muy temprano.
Es un hallazgo que desafía la idea tradicional de que los recién nacidos están completamente “ausentes” mentalmente y sugiere, en cambio, que las estructuras necesarias para la autoconciencia comienzan a formarse incluso antes de que experimenten el mundo exterior.
El efecto del parpadeo atencional: la capacidad de prestar atención
El segundo goleador Se trata de la atención, un aspecto fundamental del procesamiento consciente. Los investigadores lo han estudiado a través del fenómeno llamado “parpadeo de atención” (parpadeo de atención): un retraso en la percepción de un segundo estímulo cuando dos aparecen en rápida sucesión.
Este efecto, bien documentado en adultos, también ocurre en niños pequeños. El estudio reveló que los bebés de tan solo cinco meses mostrar un parpadeo de atención mucho más largo, indicando que aunque su conciencia aún está en desarrollo, Ya está presente de alguna forma.
“Los tipos de estados conscientes que experimentan los recién nacidos (y los fetos, si son conscientes) cuando están conscientes son probablemente de naturaleza muy diferente a los que normalmente experimentan los adultos”, explica. bayne.
Integración multisensorial: la fusión de percepciones
El tercer indicador Se trata de la capacidad del cerebro para integrar información procedente de diferentes sentidos. Un método clásico para estudiar este fenómeno es El efecto McGurk, donde ver a una persona emitir un sonido mientras escucha otro produce una percepción auditiva completamente nueva: esencialmente una fusión sensorial.
Los adultos experimentan conscientemente esta ilusión y las investigaciones sugieren que Incluso los niños de cuatro o cinco meses no son inmunes. Esta capacidad de integrar la información visual y auditiva sugiere la existencia de un nivel de procesamiento consciente que va más allá de las simples respuestas reflejas.
El efecto local-global: responder a lo inesperado
El cuarto y quizás más sorprendente goleador se le conoce como efecto local-global, que se refiere a la respuesta del cerebro a patrones inesperados. Cuando los adultos notan un estímulo sorprendente, sus cerebros producen una onda P300, una respuesta cerebral reveladora que indica el reconocimiento consciente del evento.
Lo que hace que este indicador sea particularmente significativo es que se encontró una respuesta de onda P300 similar no solo en recién nacidos, sino también en fetos de hasta 35 semanas, lo que representa Una de las pistas más convincentes sobre la conciencia prenatal.
Conciencia prenatal: cautela científica y preguntas abiertas
A pesar de estos resultados prometedores, los propios investigadores piden cautela. bayne Subraya que las evidencias aún no son definitivas: “No creo que sean especialmente contundentes. “Son sugerentes, diría yo, pero todavía no definitivas”.
Un desafío interpretativo importante reside en el hecho de que la conciencia infantil y la adulta son fundamentalmente diferentes. Incluso si los fetos o los recién nacidos exhiben estos marcadores, no significa necesariamente que experimenten imágenes mentales de la misma manera que nosotros.
“Los marcadores deben usarse con precaución y no confiaría demasiado en ningún marcador aislado”, concluye. bayne.
La investigación sobre la conciencia prenatal continúa evolucionando y promete desentrañar uno de los mayores misterios de la experiencia humana: cuándo y cómo empezamos a ser conscientes. La respuesta podría redefinir no sólo nuestra comprensión del desarrollo del cerebro sino también profundas cuestiones filosóficas sobre la naturaleza misma de la conciencia humana.