Suena como la trama de un thriller militar, pero es una realidad tecnológica tangible. Un misil que intercepta y neutraliza drones enemigos, con la particularidad de poder capturarlos intactos en lugar de reducirlos a polvo. La defensa antidrones está entrando en una nueva era, donde la flexibilidad operativa tiene prioridad sobre el poder destructivo puro. Durante la última feria Enforce Tac en Nuremberg, Defensa Diehl ha presentado la última evolución de su sistema Sky Sphere, basado en un misil de forma peculiar llamado CICADA. Con sus cuatro alas delta plegadas a lo largo del casco y una apariencia que se asemeja a un arma futurista más que a un dispositivo defensivo convencional, este sistema representa una respuesta concreta a la amenaza emergente de los drones ligeros en contextos tanto militares como civiles. ¿La verdadera revolución? La capacidad de elegir entre derribar o capturar intacto el dron enemigo.
Un sistema, dos enfoques
El sistema de defensa antidrones CICADA no es un simple misil. Con 70 centímetros de largo y 30 de diámetro, este dispositivo existe en dos configuraciones distintas para responder a diferentes escenarios operativos.
La versión no letal utiliza una red para capturar drones pequeños y de movimiento lento, manteniéndolos intactos para su posterior análisis. Una solución especialmente indicada para entornos civiles como estadios o eventos públicos, donde limitar los daños colaterales se convierte en una prioridad. La variante letal, por otro lado, es estructuralmente más ligero (al no ser reutilizable) y tiene una cabeza de fragmentación capaz de neutralizar amenazas en una esfera de 10 metros de diámetro.
Defensa antidrones e inteligencia en vuelo
El funcionamiento del sistema parece sorprendentemente sencillo. El sistema de defensa antidrones CICADA permanece en su contenedor/lanzador hasta que los vehículos de control detecten e identifiquen amenazas potenciales a través del radar. Lo que también es impresionante es la autonomía operativa del misil. En la parte delantera está instalado un sensor de radar para la aproximación final al objetivo, mientras que en la parte trasera hay un rotor de alta velocidad que acelera el misil hasta 200 km/h.
Una batería integrada garantiza una autonomía de vuelo de hasta cinco minutos con un alcance máximo de 5 kilómetros: el límite más allá del cual los pequeños drones se vuelven difíciles de detectar por el radar. Por supuesto, la velocidad de interceptación necesaria para interceptar un dron en particular puede afectar estos parámetros.
Flexibilidad táctica
Con un peso inferior a 10 kg, el sistema de defensa antidrones CICADA puede ser transportado por un solo operador, lo que permite un despliegue rápido incluso en zonas estrechas o de difícil acceso. Para necesidades específicas, se puede equipar con capacidades adicionales, incluyendo planificación de vuelo, adaptación al terreno y evitación de obstáculos, una característica particularmente importante cuando se utiliza en áreas urbanas densamente pobladas.
También es portátil para una sola persona, por lo que se puede trasladar fácilmente a espacios reducidos.
Al mirar este pequeño misil piramidal, no puedo evitar tener sentimientos encontrados. Es uno de esos dispositivos que sinceramente espero nunca ver en acción en las calles de nuestras ciudades o sobre estadios llenos de familias durante un domingo deportivo. Sin embargo, en un mundo donde La amenaza puede venir silenciosamente del cielo.Saber que existe una opción que favorece la captura sobre la destrucción, la precisión sobre el daño colateral, ofrece una extraña forma de consuelo.
Como suele ocurrir con las tecnologías defensivas, la paradoja es que estamos desarrollando herramientas que nunca querríamos tener que utilizar, pero cuya mera existencia podría disuadir a quienes pretenden utilizar drones con fines maliciosos. En este sentido, CICADA es un poco como un seguro tecnológico: caro, ojalá inútil, pero una defensa antidrones esencial cuando todo lo demás falla.