¿Alguna vez has sentido esa molesta sensación cuando una piedra golpea tu parabrisas en la carretera? Multiplica esa sensación por un millón, añade el riesgo de un desastre aéreo y tendrás una idea del riesgo de caída de desechos espaciales: un problema cada vez más grave, destacado por un estudio reciente.
Con el aumento del tráfico aéreo y la órbita de la Tierra cada vez más llena de basura espacial, la posibilidad de una colisión entre un avión y desechos del espacio ya no es una posibilidad remota, sino una amenaza real para la seguridad del vuelo. Y tal vez sea hora de que empecemos a preocuparnos seriamente.
Mantén los ojos bien abiertos ante el riesgo de que caigan escombros.
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Columbia Britanica En Canadá ha dado una alarma preocupante: aumenta el riesgo de que caigan desechos espaciales que impacten contra aviones. La probabilidad de que ocurra un evento de ese tipo sigue siendo relativamente baja, pero el crecimiento exponencial de los desechos en órbita y del tráfico aéreo está aumentando rápidamente los riesgos. Según los autores del estudio, esta amenaza, aunque subestimada, podría tener consecuencias catastróficas.
La investigación, publicada el Informes científicos (te lo enlazo aqui), se centra en particular en los cuerpos de los cohetes, los desechos más grandes y, por lo tanto, más peligrosos. Estos objetos, una vez que vuelven a entrar en la atmósfera de forma descontrolada, son un auténtico proyectil perdido que podría cruzarse en la trayectoria de un avión de pasajeros. Imagínese la escena: un Boeing 747 volando a velocidad de crucero, inconsciente del peligro inminente, y un fragmento de cohete de varias toneladas cayendo del cielo a velocidad supersónica.
Probabilidad de impacto: aeropuertos y zonas de tráfico en riesgo
Investigadores canadienses se han puesto a trabajar para cuantificar el riesgo de que estos objetos espaciales caigan en las zonas del espacio aéreo con mayor tráfico. Los resultados están lejos de ser tranquilizadores, considerando la tendencia al empeoramiento. En áreas de alta densidad de tráfico aéreo, inmediatamente alrededor de grandes aeropuertos, la probabilidad de que los desechos espaciales vuelvan a ingresar a la atmósfera es es 0,8% anual, pero en áreas aéreas más grandes, aunque todavía muy transitadas, como las del noreste de Estados Unidos o las grandes ciudades asiáticas, El riesgo aumenta al 26%.
Estos datos se traducen en una posibilidad concreta de que, cada año, porciones significativas del espacio aéreo sean atravesadas por desechos espaciales incontrolados. Y aunque las probabilidades de que un desecho impacte directamente un avión son aún bajas (lo repito de nuevo, porque no quiero alarmar sino informar), los científicos advierten que una colisión entre un avión comercial y un desecho espacial podría “provocar víctimas masivas”. ¿Por qué necesitamos pensar en ello ahora? Porque el problema seguramente empeorará si no lo abordamos.
La órbita terrestre cada vez está más concurrida y el riesgo es cada vez más concreto
La cantidad de desechos en la órbita baja de la Tierra ha aumentado drásticamente, poniendo en riesgo no solo a las aeronaves, sino también a los satélites y al Estación Espacial Internacional. Objetos rastreables en órbita Se han duplicado en la última década, y el número de vuelos diarios también casi se ha duplicado desde el año 2000. Como si esto no fuera suficiente, Se producen reentradas incontroladas de escombros de gran tamaño casi semanalmente, subrayan los autores del estudio.
Más de 2.300 cuerpos de cohetes ya están en órbita y eventualmente volverán a ingresar de manera no controlada. Las autoridades del espacio aéreo se enfrentarán al desafío de reingresos incontrolados durante las próximas décadas.
La situación es clara: la órbita de la Tierra se ha convertido en un basurero espacial, y esta basura, tarde o temprano, está destinada a caer de nuevo a la Tierra. El riesgo de accidente, por tanto, no es sólo teórico, sino un desafío concreto que las autoridades aeroespaciales tendrán que abordar urgentemente en los próximos años.
Riesgo de basura espacial por el cierre del espacio aéreo entre Francia y España
El estudio cita un episodio emblemático ocurrido en 2022, cuando el cohete chino Long Marche de 20 toneladas estaba a punto de reingresar a la atmósfera. Las previsiones del día anterior indicaban una posible zona de impacto sobre el sur de Europa. Inmediatamente, las autoridades europeas del espacio y del tráfico aéreo emitieron un boletín de seguridad, recomendando restricciones del espacio aéreo. España y Francia Decidieron cerrar parte de su espacio aéreo. Fue la primera vez que se tomó una decisión de este tipo en relación con un reingreso no controlado.
El cierre del espacio aéreo, aunque dictado por prudencia, tuvo consecuencias importantes. Se produjeron 645 retrasos en los vuelos, con una duración media de 29 minutos, y algunos aviones en pleno vuelo incluso fueron secuestrados. Los espacios aéreos de Italia, Portugal y Grecia, que no habían adoptado restricciones, experimentaron un “incremento inesperado del tráfico aéreo” debido al desvío de vuelos, creando “riesgos operativos diferentes” a los que plantea la caída de desechos espaciales. Un verdadero caos en los cielos, precisamente para gestionar el riesgo de caída al espacio.
El incidente puso de relieve, entre otras cosas, la falta de preparación para esta eventualidad y la falta de armonización de las respuestas entre los Estados.
Reingresos controlados: la solución definitiva para reducir el riesgo de caídas
Afortunadamente, en ese caso, el viejo cohete terminó su recorrido en el Océano Pacífico. Pero el episodio demostró la fragilidad del sistema y la necesidad de encontrar soluciones más efectivas que el simple cierre del espacio aéreo. Según los autores del estudio, la verdadera solución sería hacer obligatorias las reentradas controladas en todas las misiones espaciales, con trayectorias de vuelo planificadas y aterrizajes programados. Actualmente, Menos del 35% de los lanzamientos implican reingresos controlados.
Las reentradas no controladas de cuerpos de cohetes son una elección de diseño, no una necesidad. Si todos los operadores utilizaran reingresos controlados, los riesgos para las personas y las aeronaves se reducirían significativamente.
La tecnología para reentradas controladas Existe y no es particularmente complejo. Se trata pues, como ocurre a menudo, de una elección política, económica e industrial. Abandonar las reentradas no controladas reduciría drásticamente el riesgo de caída de desechos espaciales, garantizando una mayor seguridad para los vuelos y para las personas en la Tierra.
Ya lo hemos visto recientemente ¿Qué sucede cuando uno se centra sólo en los costes y los ingresos?:Tal vez sea hora de dejar de considerar el espacio como un vertedero y comenzar a diseñar misiones espaciales más responsables y sostenibles.