“Un pulso electromagnético podría matar a más personas apagando ventiladores que golpeando centrales eléctricas”. La frase de Emma Newman, consultor del Ministerio de Defensa inglés, resume la paradoja de escenarios distópicos moderno: cuanto más conectados estamos, más frágiles nos volvemos.
Mientras los gobiernos tradicionales se basan en modelos estadísticos, el Reino Unido apuesta por aquellos que saben escribir novelas de suspense. ¿Resultado? Planes de contingencia que suenan a guiones de películas de terror. Pero si la ficción se convierte en el plan B del Estado, ¿quién traza la línea entre la prudencia y la psicosis?
Cuando los escenarios distópicos superan la realidad
El Ministerio de Defensa británico ha transformado las pesadillas literarias en herramientas operativas. Apagones electromagnéticos totales, los coches autónomos se convirtieron en trampas mortales y las pandemias algorítmicas son ahora parte de ejercicios de simulación.
Allen Stroud, Presidente de la Asociación Británica de Ciencia Ficción, asociación que reúne a escritores de ciencia ficción, revela: “Nos piden que imaginemos crisis que ningún político se atrevería a admitir en público”. Un ejemplo: miles de vehículos autónomos varados en las autopistas británicas M1 y M25, con pasajeros atrapados sin aire acondicionado ni agua.
¿Por qué? La razón es sencilla: Los novelistas saben cómo identificar puntos de ruptura social invisibles para los modelos predictivos. "Aunque los datos dicen 'improbable', un autor señala que apagar los marcapasos es más letal que un misil"el explica Emma Newman. Este enfoque ya ha producido 209 escenarios distópicos probado en ejercicios secretos, incluido una simulación de la hambruna global en 2070 causada por el colapso de los polinizadores naturales y artificiales.
Y si hoy te parece extraño, piensa que después del 11 de septiembre ocurrió lo mismo en Estados Unidos, donde el gobierno volvió a los guionistas de Hollywood asumir lo peor.
El lado oscuro de la imaginación.
Trabajar con el gobierno no está exento de riesgos. Algunos autores se han negado, temiendo normalizar catástrofes evitables, e incluso sugerir algunas "utilizables". “Hay un dilema ético”, admite Stroud. “Si describo una crisis del agua en 2045, corro el riesgo de convertirla en una profecía autocumplida”. Sin embargo, el Ministerio insiste: se necesitan escenarios distópicos creíbles para poner a prueba la resiliencia de las infraestructuras. Como el caso de los "portaaviones humanitarios" atacados por drones piratas en el Mar del Norte, creados por el autor ciberpunk Chen Qiufan.
¿Los resultados? En una prueba de 2024, El 63% de los funcionarios no logró gestionar un ciberataque a la red eléctrica nacional. a pesar de tener el manual bajo sus ojos. “La ficción te obliga a pensar de forma no lineal”el explica Newman. “Un político ve números, un escritor ve personas que luchan por sobrevivir sin luz”.
De las páginas a los planes estratégicos
El experimento más controvertido se refiere a la publicación de Cuentos de resiliencia, una antología de cuentos utilizados para formar líderes militares. En una historia, Anna Leckie describe una Inglaterra en 2087 donde la inteligencia artificial controla el Parlamento. “No es ciencia ficción, es una advertencia”Comentarios Jeannette Ng, Autor involucrado en el proyecto.
El Ministerio de Defensa británico incluso está desarrollando un videojuego estratégico basado en algunos de estos escenarios distópicos, en los que los jugadores deberán gestionar múltiples crisis simultáneas.
“Queremos enseñar a los líderes a pensar como guionistas”, explica un portavoz. “Si te anticipas a cada giro, evitas que te pillen desprevenido”.
Escenarios distópicos, Prepárate para lo peor sin dejar que suceda.
A los críticos les gusta Noemí concejal, autor de El poder, advertir: “Usar la imaginación para planificar desastres corre el riesgo de hacerlos inevitables”. Pero el gobierno responde que los escenarios distópicos sirven precisamente para evitar lo peor. Como en el caso de los ejercicios anti-EMP de 2023, que llevaron a blindar 120 hospitales británicos contra pulsos electromagnéticos.
La paradoja persiste: cuanto más imaginamos catástrofes, más inseguros nos sentimos. Sin embargo, en una era de cambio climático e inteligencia artificial descontrolada, quizás la única defensa sea contratar a aquellos que puedan convertir la ansiedad en historias. Como él concluye Stroud: “Si no jugamos a estos juegos mentales, la realidad nos jugará a nosotros”.