La genética Ya no es sólo una cuestión de código de ADN. Los científicos están descubriendo que los traumas experimentados en la infancia pueden dejar huellas tangibles en las células reproductivas, alterando la forma en que se leen y expresan los genes. Nueva investigación publicada en Molecular Psychiatry (te lo enlazo aqui) revela cómo el estrés temprano puede imprimir su firma en los marcadores epigenéticos de los espermatozoides, abriendo nuevos escenarios sobre la transmisión biológica de experiencias traumáticas.
Lo que revela el estudio sobre la memoria celular
Un equipo de investigadores dirigido por Dr. Jetro Tuulari (Felicitaciones a los padres por el nombre "rock": revisé las noticias 10 veces gracias a ti.) de laUniversidad de Turku en Finlandia analizaron el esperma de 58 hombres de entre 30 y 40 años, centrándose en dos tipos específicos de marcadores epigenéticos: el metilación ADN y ARN no codificantes. Estos marcadores funcionan como interruptores moleculares, capaces de cambiar la actividad de los genes sin alterar la secuencia de ADN subyacente.
El estudio es parte de un proyecto más amplio. Cohorte de nacimiento de FinnBrain, en el que participan más de 4.000 familias para estudiar la influencia de factores ambientales y genéticos en el desarrollo infantil.
Medir el trauma infantil
Para evaluar el impacto del estrés infantil, los investigadores utilizaron el Escala de trauma y angustia (TADS), un cuestionario estandarizado que investiga la presencia de abuso físico, emocional o sexual y episodios de negligencia durante la infancia. Luego, las puntuaciones se clasificaron en dos grupos: estrés bajo (0-10 puntos) y estrés alto (más de 39 puntos).
El análisis reveló diferencias significativas en el perfil epigenético de los espermatozoides entre los dos grupos, diferencias que persistieron incluso después de controlar otros factores como el tabaquismo o el consumo de alcohol.
Una pequeña molécula con gran significado
Particularmente interesante fue el descubrimiento de un pequeño ARN no codificante, llamado hsa-mir-34c-5p, cuya expresión se vio alterada en hombres con una infancia más traumática. Esta molécula ya había llamado la atención de la comunidad científica por su papel en el desarrollo temprano del cerebro en ratones.
Además, los investigadores observaron cambios en la metilación del ADN cerca de dos genes, CRTC1 e GBX2, que también están involucrados en el desarrollo del cerebro.
Il Profesor Richard Jenner dell 'University College London, que no participó en el estudio, señala que estos hallazgos "añaden peso a la evidencia" de que las experiencias de la vida pueden modificar la epigenética del esperma humano. Sin embargo, los científicos siguen siendo cautelosamente optimistas. Como él mismo destaca Dr.Tuulari, La transmisión de estas modificaciones epigenéticas a la descendencia hasta ahora sólo se ha demostrado en modelos animales como gusanos y ratones, pero no en humanos.
Traumas transmitidos a través del ADN: perspectivas y precauciones
Aún no está claro si estas modificaciones epigenéticas tienen efectos positivos, negativos o neutrales sobre la salud de la descendencia. El tamaño de muestra relativamente pequeño del estudio y la presencia de variables como la edad y la dieta de los participantes sugieren la necesidad de realizar más investigaciones. Sobre todo, investigar con grupos más grandes.
No obstante, el descubrimiento abre nuevas perspectivas para comprender cómo las experiencias traumáticas pueden afectar no sólo a quienes las experimentan directamente, sino también potencialmente a las generaciones futuras.
Comprender la herencia a través de los genes y el ADN ha sido uno de los elementos más cruciales de nuestra comprensión de la biología. Ahora estamos realizando una investigación que pone en duda si tenemos el panorama completo.
Perspectivas terapéuticas
Aunque es prematuro sacar conclusiones definitivas, esta investigación podría allanar el camino para nuevas estrategias preventivas y terapéuticas. La capacidad de identificar y potencialmente intervenir en estos marcadores epigenéticos algún día podría ayudar a mitigar el impacto transgeneracional del trauma infantil.
como el Profesor Jenner, “sólo el tiempo dirá” si esta información se puede utilizar para mejorar la salud de los hijos de padres expuestos al estrés infantil.