La transición energética está tomando forma concreta en el corazón de Europa. En Austria, un antiguo gasoducto está a punto de comenzar una nueva vida, transformándose en una de las primeras infraestructuras dedicadas al transporte de hidrógeno verde en el continente.
Energía AG, el operador austriaco de la red de electricidad y gas, se toma en serio la transición energética. La empresa instruyó Netz Alta Austria iniciar la remodelación del gasoducto que une Linz con Sattledt. No se trata de un proyecto pequeño: la empresa gestiona una red que se extiende a lo largo de 6.000 kilómetros.
Un innovador sistema de doble uso
El plan es sencillo: el gasoducto de doble tubería de Alta Austria se convertirá en un sistema de doble uso. Uno de los gasoductos seguirá transportando gas natural, mientras que el otro se dedicará al hidrógeno. Se trata de un enfoque pragmático que permite una transición gradual hacia la energía limpia, en la línea de bar-mar, el gasoducto “híbrido” instalado entre Barcelona y Marsella.
Las especificaciones técnicas son destacables. El gasoducto de hidrógeno, con un diámetro de 40 centímetros, tendrá capacidad para transportar hasta 50 metros cúbicos de hidrógeno por hora, dependiendo de la presión. Para que se haga una idea, esta capacidad corresponde a aproximadamente 170 MW, el equivalente a toda la planta de calefacción urbana de Linz.
Gasoducto de hidrógeno, los aspectos burocráticos
Antes de proceder a la conversión, el proyecto deberá superar algunos pasos burocráticos. Se requerirá una modificación del permiso de operación, que deberá ser revisada y aprobada por el gobierno regional. La buena noticia es que ya se ha definido el marco legal para la viabilidad económica del proyecto.
Alejandro Kirchner, Director Técnico de Energía AG, tiene las ideas claras:
El hidrógeno verde es un componente clave de la visión de Energie AG para un futuro de energía renovable. Los gasoductos existentes se pueden adaptar para transportar hidrógeno. Con la remodelación del gasoducto entre Linz y Sattledt damos un primer paso importante, permitiendo a Alta Austria convertirse en una de las primeras regiones del país en recibir hidrógeno.
Un modelo para el futuro
Mientras observamos cómo se produce esta transformación en el corazón de Europa, no podemos evitar pensar que estamos asistiendo a un cambio de paradigma en el sector energético. Convertir la infraestructura existente para adaptarla a la energía renovable no sólo tiene sentido económico, sino que también representa un enfoque pragmático para la transición energética.
El gasoducto austriaco podría convertirse en un modelo a seguir para muchos otros países europeos que enfrentan desafíos similares en su camino hacia un futuro más sostenible.