La Inteligencia Artificial cada día nos sorprende más con sus capacidades. Su "poder cerebral" aumenta (bueno), su consumo aumenta (malo), pero los riesgos también aumentan (malo). No es un cuento de hadas: sin un “código moral”, la IA podría evolucionar hasta el punto de poner en peligro los valores y el bienestar humanos. Por eso es hora de cambiar el paradigma: de la inteligencia a laintegridad artificial.
Sólo integrando principios éticos en los sistemas de aprendizaje automático podremos configurar un futuro en el que la inteligencia artificial dé prioridad a nuestra seguridad, salud y equidad, evitando que quienes la manipulan (porque sigue siendo una herramienta) la utilicen con fines de lucro. fines relacionados, como las noticias ya nos está mostrando. No es un camino fácil: requerirá la contribución de expertos en ética, sociólogos, filosofía. Pero es un desafío que los líderes con visión de futuro de todas las industrias deben abordar ahora. La integridad artificial es la clave para un mañana en el que el hombre y la máquina colaboren de formas nuevas y más éticas.
Hacia la integridad artificial: la visión de Hamilton Mann
Uno de los pensadores más brillantes sobre estos temas es Hamilton Mann, con quien tuve el placer de tratar en un par de ocasiones. Mann es un pionero de la IA ética: el creador del propio concepto de Integridad Artificial, en el que profundiza en su libro "Integridad artificial: los caminos para llevar la IA hacia un futuro centrado en el ser humano".
Su visión es clara: para construir un futuro en el que la IA esté alineada con los valores humanos, debemos pasar de la inteligencia a la integridad con pasos serios, prácticos y concretos. Esto significa anotar los datos de capacitación con códigos de ética, supervisar los procesos de aprendizaje automático e integrar modelos de valores humanos en los sistemas. Sólo así podremos tener una IA capaz de tomar decisiones justas, inclusivas y transparentes.
Un desafío multidisciplinar y global
Repito: la integridad artificial no puede ser responsabilidad exclusiva de los desarrolladores. Requiere colaboración interdisciplinaria: además de los sociólogos antes mencionados, filosofía y también será necesario involucrar desde el principio a especialistas en ética, legisladores y diferentes grupos de usuarios. Y como la relación de la sociedad con la ética es dinámica (a veces elástica, para ser precisos) serán necesarios mecanismos para que la IA se adapte a los estándares éticos que evolucionan con el tiempo. Sobre todo, un liderazgo responsable para coordinar esfuerzos.
Un campo emergente es 'Salgorítmico, que estudia la ética de los algoritmos: equipos de humanistas e informáticos trabajan para definir principios morales que se traducirán en código1. Con la explosión de la IA generativa, estas reflexiones son más urgentes que nunca. No podemos permitir que tecnologías tan poderosas operen en un vacío ético y legal.
Cuatro modos operativos para una IA ética
Mann identifica cuatro formas en las que los humanos y la IA colaboran basándose en la integridad:
- Marginal: La IA identifica áreas donde ya no se necesitan tanto su contribución como la humana, lo que permite reasignar a las personas a actividades de mayor valor.
- IA primero: Incluso cuando la IA toma la iniciativa, mantiene estándares éticos de justicia e inclusión. No sólo eso: sabe explicar cómo llega a determinados resultados y evita sesgos, por ejemplo en el ámbito médico.
- Humano primero: La IA apoya las decisiones humanas sin reemplazar el juicio ético de las personas, como en los procesos judiciales.
- Fusion: la sinergia perfecta entre la IA y la intuición humana, por ejemplo en autos sin conductor donde la IA se encarga de la conducción pero la supervisión humana interviene en los dilemas éticos.
Integridad artificial, las preguntas que los líderes deben hacerse
La IA seguirá evolucionando, abriendo oportunidades extraordinarias pero también profundos desafíos éticos y sociales. Los líderes de todos los sectores deben plantearse algunas preguntas cruciales:
- ¿Cómo podemos evitar una dependencia excesiva de la IA, donde el juicio humano es clave?
- ¿Cómo gestionar el posible aumento del empleo y la desigualdad de ingresos?
- ¿Cómo prevenir usos poco éticos de la IA y violaciones de la privacidad a gran escala?
- ¿Cómo regular el desarrollo de la IA de forma responsable y sostenible?
Hacia un futuro de IA democrática y ética
Soy cautelosamente optimista en cuanto a que el acceso generalizado a las herramientas de IA seguirá democratizando estas tecnologías, poniéndolas a disposición de las pequeñas empresas, los innovadores y las personas que puedan utilizarlas para siempre. Cuanta más gente tenga la oportunidad de comprender y aplicar la inteligencia artificial, mayor será la conciencia ética y el impulso para una mejor gobernanza.
Incluso mientras corremos hacia un futuro moldeado por la inteligencia artificial, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de poner la integridad en el centro. Sólo así podremos aprovechar los extraordinarios beneficios de la IA y al mismo tiempo minimizar sus riesgos y construir una sociedad más ética e inclusiva. El camino aún es largo, pero gracias a puntos de contacto como los trazados por Hamilton Mann, tenemos un mapa para orientarnos.
El futuro de la IA es, debe ser, la integridad.
- Si quieres profundizar más en el tema de la algorítmica, también en relación al concepto de Integridad Artificial, te invito a seguir la obra de paolo benanti, uno de los principales expertos (y ciertamente los más apasionados) en el tema. ↩︎