La medición de la presión arterial pronto podría decir adiós al manguito tradicional: gracias a un innovador parche de ultrasonido desarrollado por investigadores de Universidad de California en San Diego y sometido a una validación clínica en profundidad en más de 100 pacientes. Este dispositivo portátil, tan grande como un sello postal, ha demostrado ser capaz de monitorizar la presión arterial de forma continua y no invasiva, ofreciendo datos más completos y fiables que las mediciones puntuales obtenidas con los métodos actuales.
La tecnología, ilustrada en Naturaleza Ingeniería Biomédica (“Validación clínica de un sensor de presión arterial por ultrasonido portátil”), tiene el potencial de mejorar la calidad del seguimiento de la salud cardiovascular en la clínica y en el hogar.
Un paso adelante en la monitorización de la presión arterial
El parche desarrollado por el equipo de San Diego supone un avance notable respecto al prototipo inicial desarrollado por el laboratorio del profesor Sheng Xu. Los investigadores realizaron dos cambios clave para mejorar su rendimiento. En primer lugar, acercó los transductores piezoeléctricos, permitiendo una cobertura más amplia de las arterias de interés clínico como la braquial y la radial, y agregaron una capa de soporte para amortiguar las vibraciones redundantes, lo que da como resultado una señal más clara y una mayor precisión en el seguimiento de las paredes arteriales.
¿El resultado? Un dispositivo capaz de proporcionar lecturas precisas de la presión arterial en tiempo real cuando se lleva en el antebrazo. Una alternativa prometedora a los métodos tradicionales, como lo confirman las pruebas de validación realizadas en pacientes sometidos a procedimientos de cateterismo arterial y hospitalizados en cuidados intensivos.
Validación clínica a gran escala.
El punto fuerte del estudio es la amplia validación clínica a la que fue sometido el parche. Hasta 117 sujetos participaron en las pruebas. destinado a evaluar la precisión del dispositivo en una amplia gama de tareas y contextos. En un grupo de 7 participantes, el parche se probó durante actividades diarias como andar en bicicleta, levantar un brazo o una pierna, realizar cálculos mentales, meditar, comer y beber bebidas energéticas. Mientras tanto, en una cohorte más grande de 85 sujetos, también se evaluó durante los cambios de postura, como la transición de estar sentado a estar de pie. En todos los casos, las medidas del parche coincidieron con las de los manguitos de presión tradicionales.
Pero la verdadera prueba fue Monitoreo continuo en 21 pacientes sometidos a cateterismo cardíaco y 4 ingresados en cuidados intensivos después de la cirugía. Aquí el parche dio lo mejor de sí, proporcionando mediciones comparables a las de la vía arterial, el estándar de oro para la monitorización invasiva de la presión arterial. Un resultado que da esperanzas para un futuro en el que este dispositivo pueda sustituir a métodos más invasivos e incómodos.
La presión arterial siempre bajo control
Los investigadores ya están trabajando para llevar el parche de los ensayos clínicos a la práctica diaria. Se planean ensayos clínicos a gran escala y la integración de algoritmos de aprendizaje automático para mejorar aún más las capacidades del dispositivo. También se está trabajando en una versión inalámbrica y alimentada por baterías para uso a largo plazo y una perfecta integración con los sistemas hospitalarios existentes.
El objetivo es ambicioso pero está al alcance de la mano: revolucionar la forma en que controlamos la presión arterial, haciendo que este parámetro vital sea más accesible, continuo y menos invasivo. Con repercusiones potencialmente enormes en la calidad de diagnósticos y atención cardiovascular tanto en entornos clínicos como domiciliarios. Después de todo, poder mantener la presión arterial bajo control simplemente usando un parche parece un sueño, pero pronto podría convertirse en realidad. Una realidad en la que la tecnología cada vez es más pequeña, más inteligente y más cercana a nuestras necesidades de salud. Y en el que la presión arterial, con sus altibajos, ya no tendrá secretos.