No es sólo una cuestión de clics descuidados o acciones compartidas apresuradas. El avisos falsos representan un desafío mucho más complejo de lo que pensábamos, arraigado en lo más profundo de nuestro cerebro. Un hecho desconcertante surge de la investigación más reciente: cuando nos topamos con noticias falsas, nuestro cerebro reacciona en consecuencia casi idéntico a cuando lee noticias reales. ¿Por qué?
El atractivo neurológico de las noticias falsas
No existen mecanismos particulares. Todo es sorprendentemente simple: cuando encontramos información nueva y sorprendente, nuestro cerebro libera dopamina, el mismo neurotransmisor asociado con la recompensa y el placer.
Es precisamente esta respuesta bioquímica la que hace que las noticias falsas sean tan convincentes, especialmente cuando contienen elementos impactantes o inesperados.
El papel de nuestros ojos.
Le investigación de seguimiento ocular Han abierto nuevas perspectivas sobre nuestra interacción con las noticias falsas. Los científicos han descubierto que es posible predecir la exposición a noticias falsas con una precisión del 68,4% basado en los movimientos de los ojos y el ratón.
Esto sugiere que existen patrones visuales específicos cuando interactuamos con información falsa y puede conducir al desarrollo de una IA especializada en la detección de engaños. Una IA que, a pesar de todos los anuncios, todavía no existe. Y, de hecho, las noticias falsas (incluidas los de los falsos "desmentidores") siguen avanzando por todas partes.
La trampa de la memoria
Uno de los aspectos más inquietantes es cómo las noticias falsas pueden generar recuerdos falsos. Casi la mitad de las personas (48%) Puede “recordar” eventos que nunca sucedieron, especialmente cuando se alinean con sus propias creencias ideológicas. Este fenómeno, conocido como “efecto congruencia”, es particularmente evidente en temas polarizadores como elecciones, referendos o discusiones sobre la pandemia. Mira eso.
El papel de las redes sociales
La velocidad con la que se difunden las noticias falsas en las redes sociales ha creado lo que los expertos llaman “la tormenta perfecta”. con más allá dos mil millones de usuarios mensuales en Facebook e 336 millones en Twitter (tú eliges la plataforma a la que culpar) las noticias falsas pueden llegar a miles de personas en unos segundos.
Esta combinación de psicología antigua y la tecnología moderna ha creado un entorno ideal para la proliferación de noticias falsas e “hipersesgadas”.
¿El arma secreta contra las fake news? una pregunta
Un estudio reciente de la Universidad de Texas reveló una interesante contramedida. Hacerse una pregunta sencilla (“¿Cómo sé que esto es cierto?”) puede Activar los centros cerebrales del pensamiento crítico. y desafiar nuestros prejuicios.
Una práctica sencilla que puede ayudarnos a evaluar de forma más objetiva la información que encontramos. También porque las investigaciones sugieren que las personas con una gran curiosidad científica y aquellas acostumbradas a evaluar la evidencia de manera imparcial (como los jueces) son menos susceptibles a la "ceguera de la información". En otras palabras, es posible “entrenar” tu cerebro para resistir mejor las noticias falsas con educación y la práctica del pensamiento crítico, pero no creas que es fácil. De lo contrario.
Las noticias falsas también afectan (a veces sobre todo) a personas que se consideran cultas y suficientemente informadas. ¡Nunca bajes la guardia y considérate “superior”!
Entre muchas fake news, una verdadera: no tenemos anticuerpos biológicos
El desafío de las noticias falsas no es sólo tecnológico, sino profundamente arraigado en nuestra neurobiología. Comprender cómo reacciona nuestro cerebro a la información errónea es el primer paso para desarrollar contraestrategias eficaces. La combinación de conciencia, educación en pensamiento crítico y herramientas tecnológicas es nuestra mejor defensa contra este fenómeno en constante evolución.
El verdadero desafío para el futuro será encontrar un equilibrio entre La tendencia natural de nuestro cerebro a buscar la confirmación de sus creencias. y la necesidad de mantener un enfoque crítico y objetivo de la información. Sólo a través de esta conciencia podremos desarrollar los "anticuerpos cognitivos" para navegar en la era de la desinformación.