No es ningún secreto que nuestros armarios están llenos de ropa. Demasiada ropa. Pero ¿alguna vez te has preguntado cuál es el coste real de esa camiseta por la que pagaste menos de un café? el de moda rapida se ha convertido en un fenómeno global que literalmente está devorando el planeta. Como un leviatán hambriento, esta industria se traga los recursos naturales, arroja contaminación y genera montañas de desechos. Pero no se trata sólo de una cuestión ambiental: detrás de esos precios bajísimos se esconde una realidad de explotación y condiciones laborales inhumanas. Es hora de mirar más allá del precio y descubrir qué hay realmente detrás de esta industria que está cambiando el rostro de la moda para siempre.
¿Qué es lo que realmente está devorando el planeta?
La moda rápida es como ese amigo que siempre te convence para comprar cosas que no necesitas. Es un modelo de negocio basado en la producción rápida y continua de ropa de bajo coste. piensa en eso Zara, uno de los gigantes de la industria, consigue poner ropa en las tiendas sólo 15 días después del diseño inicial. E Ella en? Aún más impresionante: agrega hasta 2.000 artículos nuevos a su sitio web todos los días. Todo está bien. Soltero. Día.
El mercado de la moda rápida valía aproximadamente 100 mil millones de dólares en 2022 y está creciendo rápidamente. Es una de las grandes razones por las que La producción mundial de prendas de vestir se duplicó entre 2000 y 2014.
No me refiero a la moda en el sentido tradicional del término. esto es todo puro consumismo, impulsado por tendencias mediáticas que promueven un ciclo interminable de compras compulsivas.
El impacto medioambiental escondido en nuestros armarios
Si tu ropa pudiera hablar, te contaría una historia aterradora. Alrededor del 60% Algunos artículos de moda rápida están hechos de telas sintéticas derivadas de plástico y productos químicos que comienzan su vida como combustibles fósiles. Es como si literalmente estuviéramos usando aceite.
Cuando estas prendas se lavan o acaban en vertederos, liberan microplásticos en el medio ambiente. Y no es poca cosa: porque los microplásticos, para aquellos que aún no lo saben, contienen sustancias químicas como los ftalatos y el bisfenol A que pueden afectar a la salud de personas y animales. Cada lavado a máquina es una pequeña catástrofe medioambiental. Pero las fibras naturales tampoco son una broma. Para producir una sola camiseta de algodón. Se necesitan aproximadamente 2.650 litros de agua. Para que te hagas una idea, es cuánto bebe una persona en tres años y medio.
La montaña de residuos que no vemos
Todavía recuerdo cuando, siendo niña, mi abuela me decía que terminara la comida de mi plato porque hay gente muriendo de hambre en el mundo. Quién sabe qué diría hoy, que con la ropa nos va mucho peor. Cada año, más de 90 millones de toneladas de residuos textiles terminan en vertederos de todo el mundo. En sólo un año, desperdiciamos el peso equivalente a 450 rascacielos del Empire State Building.
¿Y el reciclaje? Una gota en el mar. Sólo se recicla un pequeño porcentaje de la ropa desechada. El resto se descompone lentamente, liberando gases de efecto invernadero y contribuyendo al cambio climático. La industria de la moda rápida es responsable de un porcentaje estimado entre 8% y 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Moda rápida, el lado humano del problema
Ya sabes lo que voy a contarte: detrás de cada artículo de 9,99 € suele haber una historia de explotación. La industria de la moda rápida tiene una reputación terrible en lo que respecta a los derechos de los trabajadores. Es un sistema que se nutre de la velocidad y los bajos costos, a menudo a expensas de las personas que confeccionan la ropa.
Los consumidores se ven arrastrados a una espiral insalubre de presión para comprar, mientras que la ropa barata se deteriora rápidamente. Es un círculo vicioso que sólo beneficia a las grandes empresas, mientras que todos los demás (trabajadores, medio ambiente y consumidores) pagan el precio.
¿Con qué frecuencia lo usas?
No sé si alguna vez has oído hablar de él: la #30wearchallenge es una campaña nacido hace unos años da estuario de livia e Lucy Seiglé promover un enfoque más sostenible de la moda. El concepto es simple: antes de comprar una prenda nueva, debes preguntarte: “¿La usaré al menos 30 veces? No sonrías si te parece paradójico, porque fuera de la paradoja la realidad es aún peor. Actualmente, las prendas de vestir se usan en promedio solo 7 veces antes de ser descartado. Es este comportamiento el que provoca millones de toneladas de residuos textiles cada año.
Sin embargo, no todo está perdido. Está surgiendo un movimiento de sensibilización. La Unión Europea está desarrollando requisitos para que la ropa dure más y prohíbe a las empresas tirar textiles y calzado no vendidos. Allá Francia va más allá, con una legislación pendiente que, de ser aprobada, prohibiría la publicidad de empresas de moda rápida.
La tendencia #30wearschallenge está comenzando poco a poco, empujando a los consumidores a planear usar cada prenda que compren al menos 30 veces.
Es hora de repensar nuestra relación con la moda. La próxima vez que tengas la tentación de comprar ese artículo súper barato, recuerda que el costo real no es el que está en la etiqueta. Es mucho, mucho más alto.