Este año hay algo profundamente diferente en el panorama de la diplomacia climática. Mientras la COP29 lucha por llegar a un acuerdo sobre la financiación en Bakú, un grupo de activistas ha decidido romper el molde. Lo llamaron Anti-COP, y es la prueba de que el movimiento ecologista está cambiando de piel, cansado de promesas incumplidas y negociaciones interminables.
La tristeza de Bakú y el silencio de las calles
Las calles de Bakú son inquietantemente tranquilas. Ya no existen las coloridas procesiones del pasado. COP, no podemos ver los carteles provocadores de los activistas ni podemos escuchar las canciones de protesta. El bullicio de la COP29 es sólo el zumbido de los aires acondicionados de los hoteles de lujo donde se llevan a cabo las negociaciones. Es como si el mundo hubiera dejado de reaccionar, resignado a otro fracaso anunciado.
¿Y si es así? ¿Será así en todos los ámbitos? Quizás no.
Un giro inesperado desde México
Lejos de los focos, en Oaxaca, México, algo extraordinario está sucediendo. Casi 200 activistas de 40 países han creado un espacio totalmente nuevo. No hay hoteles de cinco estrellas, sino dormitorios compartidos. Nada de jets privados, sino viajes organizados conjuntamente. Incluso los sanitarios son compostables. Es Anti-COP y es mucho más que una simple protesta.
Es un laboratorio vivo de alternativas concretas. Aquí los activistas no sólo critican: están construyendo un modelo diferente de cooperación internacional. Están demostrando que podemos discutir el clima sin desperdicio, sin jerarquías, sin ese barniz de lujo que ha hecho que las COP se alejen cada vez más (aterradoramente) de la realidad. Y, sobre todo, están poniendo en el centro las voces de quienes viven cada día en carne propia el cambio climático.
La pregunta más importante: ¿quién paga?
Cuando mencionas dinero, todos huyen. Especialmente en temas ambientales. Y me temo que en Bakú no veremos excepciones. Incluso allí todavía hay debate sobre quién debería pagar para salvar el planeta: Estados Unidos ed Unión Europea También les gustaría que las nuevas potencias económicas, como la China, contribuyó. Una amplia coalición de países en desarrollo se opone.
¿Sientes que has escuchado esto antes? Así es. Es el mismo debate que se viene manteniendo desde hace años mientras el termómetro global sigue subiendo.
Los cuatro pilares de la antigua COP29
Los activistas oaxaqueños han identificado cuatro cuestiones cruciales: cuestiones que rara vez llegan a las negociaciones oficiales. En la agenda de la otra cara de la COP29 están:
El impacto de los megaproyectos de energía limpia
La transición hacia las energías limpias está generando nuevos conflictos territoriales. Los grandes proyectos eólicos y solares, a menudo presentados como soluciones climáticas, están causando una destrucción significativa en las comunidades locales. En particular, se están instalando grandes parques eólicos y solares en tierras ancestrales sin una planificación adecuada. proceso de consulta, privando a las comunidades indígenas de sus tierras tradicionales.
Estos proyectos, a pesar de sus credenciales “verdes”, a menudo replican los mismos modelos extractivos de las industrias fósiles.
La crisis mundial del agua
La escasez de agua se está convirtiendo en una emergencia planetaria. Una cuarta parte de la población mundial se ve afectada por la escasez de agua asequible, mientras Aproximadamente 885 millones de personas no tienen acceso adecuado al agua potable.. El problema se ve exacerbado por la expansión de los usos agrícolas e industriales, y los países desarrollados tienen Consumen unas diez veces más agua que los que están en desarrollo.
Para 2025, 1,9 millones de personas podrían vivir en regiones con escasez absoluta de agua.
La mercantilización de la naturaleza
Paradójicamente, las políticas de conservación están contribuyendo a la mercantilización de los ecosistemas. La propia UNESCO fue acusado de complicidad en este proceso, por transformar territorios ancestrales en "sitios patrimonio natural de la humanidad" de los cuales las poblaciones indígenas son sistemáticamente excluidas.
Este enfoque de la conservación a menudo ignora que los pueblos indígenas han sido históricamente los mejores custodios de la biodiversidad.
El desplazamiento forzado de los pueblos indígenas
El caso de El bosque en México representa un ejemplo emblemático de desplazamiento climático. Pero no es un caso aislado. Desde los bosques congoleños hasta los asiáticos, e incluso en el desierto Los pueblos indígenas sufren sistemáticamente violaciones de derechos humanos y formas de discriminación. Los desalojos forzosos suelen ir acompañados de violencia física y psicológica1, con un impacto particularmente severo en las mujeres indígenas.
Estos desplazamientos no sólo amenazan la supervivencia física de las comunidades, sino que también comprometen su integridad cultural y espiritual.
De abajo hacia arriba: la COP29 al fondo
No se trata sólo de las partes por millón en la atmósfera, sino de cómo se han transformado nuestras sociedades.
Estas palabras del activista Xiye Bastida contienen la esencia del Anti-COP. Ya no hay tiempo para esperar a que las soluciones vengan desde arriba. Las comunidades están empezando a organizarse, compartir experiencias, construir alternativas concretas.
¿Y en Bakú mientras tanto? ¿En la COP29 “real”? El exnegociador climático mexicano Sandra Guzmán Luna tiene razón cuando dice que será “muy, muy difícil” llegar a un ACUERDO. Podría decir “será imposible”, pero tiene equilibrio. La cuestión es que quizás, por primera vez, ya no sea tan importante.
Mientras los líderes mundiales continúan debatiendo en salas con aire acondicionado, está surgiendo un nuevo movimiento. Un movimiento que ya no quiere esperar.
- Informe sobre la violación de los derechos de los pueblos indígenas en el mundo: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-8-2018-0194_IT.html ↩︎