Arabia Saudita está reescribiendo las reglas de la planificación urbana, y lo hace con un apetito voraz por el acero. la Línea, la ciudad lineal que se extiende por 170 kilómetros hacia el desierto, está consumiendo el 20% de la producción mundial de este metal. Es una cifra sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta que, por sí solo, este proyecto supera el consumo de toda la industria estadounidense. Pero ¿qué hay detrás de este hambre insaciable? La Línea no es sólo un proyecto de construcción: es la materialización de una visión audaz, tal vez demasiado, del futuro de las ciudades.
Después del proyecto y al presenciar su crecimiento feroz (no se me ocurren otros términos), me pregunto a mí y a usted: ¿estamos presenciando el nacimiento de un milagro de la ingeniería o un monumento a la arrogancia humana? Probablemente ambas cosas.
Un gigante vertical que "come" acero
En el corazón del desierto saudita, una línea de acero se extiende hacia el horizonte, consumiendo recursos a un ritmo que desafía la imaginación. la Línea, parte integral del megaproyecto Neom, está devorando una cantidad asombrosa de acero.
Según los datos de la acero mundial, en 2023 el mundo produjo aprox. 1,9 mil millones de toneladas de acero en bruto. De estos, Neom consumió el 20%, es decir aproximadamente 380 millones de toneladas.
Para comprender el alcance de este consumo, basta pensar que todo Estados Unidos utilizó sólo 104 millones de toneladas en 2022. En la práctica, el apetito de Neom supera en 3,65 veces la de la mayor economía del mundo. Un hecho que nos hace reflexionar sobre la escala titánica del proyecto y sus implicaciones para la economía global y el medio ambiente.
La ambición saudita toma forma
Neom es el sueño futurista del príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman (MBS). Con una superficie de 26.500 kilómetros cuadrados, es 24 veces más grande que Hong Kong. La Línea, en particular, promete ser una ciudad vertical sin automóviles, carreteras ni emisiones de carbono, con una extensión de 170 kilómetros y hogar de hasta 9 millones de personas.
“Neom será el cliente más grande de la próxima década. Si nos fijamos en nuestra demanda logística, representa el 5% del mercado logístico mundial”, afirmó. Manar Al Moneef, Director de Inversiones de Neom.
Cifras gigantescas para un proyecto que avanza pese a todo enormes dificultades logísticas y con pocos obstáculos éticos. ¿Cuáles serán las consecuencias de esta voracidad de recursos en nuestro planeta?
The Line, un sinfín de megaproyectos en el desierto
The Line no es el único proyecto faraónico dentro de Neom. También hay:
- sindalá: una isla con forma de caballito de mar;
- Trojeña: una estación de esquí en el desierto que albergará los Juegos Asiáticos de Invierno de 2029;
- Oxágono: una ciudad portuaria flotante;
Otros proyectos en construcción llevan los nombres de Xaynor, gidori, Leyja, epicón, Aquellum e utamo, polos diversificados de lo que será una verdadera ciudad-estado. Cada uno de estos proyectos contribuye a la enorme demanda de materiales de construcción, especialmente acero, que posicionará a Neom como uno de los mayores compradores en las próximas décadas.
Los desafíos de un sueño (¿demasiado?) grande
A pesar de la ambición y los recursos invertidos, no todo va según lo previsto. la linea, Inicialmente previsto que estuviera terminado en 2045, ahora se espera que alcance solo 5 km en 2030. Esta desaceleración plantea dudas sobre la viabilidad a largo plazo del proyecto y su sostenibilidad económica y ambiental.
Il Fondo de Inversión Pública (PIF) de Arabia Saudita también está preparando otros grandes eventos como Expo 2030 y Copa del Mundo 2034 en Riad, lo que provocó la reprogramación de algunos proyectos de Neom.
The Line: un futuro incierto para un sueño siderúrgico
¿Cuál es el precio real de esta visión? El consumo masivo de acero no es sólo una cuestión de recursos, sino también de emisiones de CO2 y de impacto medioambiental.
Por supuesto, si The Line realmente logra crear una ciudad sostenible para millones de personas, podría representar un modelo revolucionario para la urbanización futura. Un modelo en sí mismo no replicable, aclaremos, pero un “gimnasio” para probar soluciones y tecnologías, sí. La pregunta es: ¿estamos seguros de que los beneficios superarán los costos?
Independientemente de que The Line logre sus objetivos o no, ya ha dejado una huella indeleble en el mercado mundial del acero y en el imaginario colectivo. Queda por ver si esta línea en el desierto marcará el camino hacia un futuro sostenible o si seguirá siendo un monumento a las ambiciones ilimitadas de una época, o mejor dicho: de una sola persona.