¿Recuerda la última vez que firmó un cheque o un recibo de pago? Si la respuesta es “No lo recuerdo”, no estás solo. La firma, ese gesto personal y aparentemente irremplazable, se está convirtiendo rápidamente en una cosa del pasado en el mundo de los pagos. ¿Pero por qué? ¿Y qué está ocupando su lugar? La respuesta está en el corazón de la revolución tecnológica que está transformando la forma en que administramos el dinero. dale tarjetas de crédito sin contacto ai sistemas de autenticación biométrica, el futuro de los pagos ya está aquí y no necesita tu Bic (No dije Montblanc porque me gusta volar bajo.).
La firma: un gesto en peligro de extinción
La firma, ese acto solemne que alguna vez fue el sello de garantía de cada transacción (y de los libros de justificación en la escuela) está perdiendo rápidamente su papel en el mundo de los pagos modernos. en 2018, gigantes de las tarjetas de crédito como Visa, Mastercard, Descubre e American Express tener eliminado oficialmente la obligación de firmar para las transacciones. Eso, si se quiere, es el comienzo del declive. Este cambio marcó un punto de inflexión significativo en la forma en que llevamos a cabo nuestras operaciones financieras diarias.
¿Por qué este cambio? La respuesta está en la evolución de la tecnología de prevención del fraude. Los sistemas de seguridad avanzados han hecho que la firma sea cada vez menos necesaria, sustituyéndola por métodos más sofisticados y, sorprendentemente, más eficaces.
Inteligencia artificial en lugar del bolígrafo
En lugar de una firma, las compañías de tarjetas de crédito ahora confían en sistemas de evaluación de riesgos altamente sofisticados. Estos sistemas analizan cada transacción comparándola con los patrones de gasto normales del titular de la tarjeta, detectando cualquier actividad inusual. Marcos Nelsen, jefe global de pagos al consumidor de Visa, explicó recientemente a Wall Street Journal:
La puntuación de riesgos esencialmente ha reemplazado la necesidad de verificación de firmas.
Este enfoque demostró ser mucho más eficaz que comparar firmas manualmente, lo que a menudo era más una formalidad que una verdadera medida de seguridad.
La “Resistencia” existe: los últimos héroes
A pesar del cambio oficial en las políticas de pago, muchas empresas siguen pidiendo a los clientes que firmen los recibos. Curiosamente, el Estados Unidos son únicos en su persistente apego a las firmas. En Europa y muchas otras partes del mundo, generalmente no se requieren firmas para compras con tarjeta de crédito. Esto plantea preguntas interesantes sobre por qué algunas culturas están más dispuestas a abrazar el cambio tecnológico que otras (me viene a la mente la loca pasión de los japoneses). para fax). ¿Por qué esta resistencia al cambio? Hay varias razones:
- Algunas empresas temen alarmar a los clientes acostumbrados a firmar.
- Es posible que los sistemas de punto de venta más antiguos aún impriman automáticamente líneas de firma.
- Es más probable que algunas industrias, como restaurantes, bares y atención médica, requieran firmas.
Pero incluso cuando las firmas todavía son necesarias, pocos parecen prestarles atención. James Green, un examinador de documentos forenses (ver foto), dice que firmó “Papá Noel” en un recibo de una compra de 200 dólares, que se procesó sin problemas. Esta anécdota demuestra cómo la firma se ha convertido más en una formalidad que en una verdadera medida de seguridad.
La firma está muerta y la letra tampoco se siente bien.
Con la cada vez menor importancia de las firmas, también disminuye su calidad. Cada vez hay menos escuelas que enseñen escritura cursiva y caligrafía, y las firmas son cada vez más ilegibles. La gente se esfuerza menos en ello, algunos incluso tienen dificultades para firmar sus nombres de manera constante. ¿Es verdad o no? Aquí estamos en el terreno empírico, pero me gustaría saber si tienes las mismas impresiones que yo.
Por supuesto, las firmas siguen siendo esenciales en algunas situaciones. Por ejemplo, todavía hay consultas sobre los cheques, aunque se analizan menos que otros factores de detección de fraude. También desempeñan un papel en la verificación de identidad y en los contratos financieros y legales. Sin embargo, está claro que su valor práctico está disminuyendo. El hecho de que aún persistan es un testimonio del poder de la tradición y del arraigado comportamiento del consumidor.
Conclusión: un nuevo capítulo en pagos
Este “largo adiós” a la firma como parte integral de nuestras transacciones diarias supone la entrada paulatina en la nueva era de los pagos digitales. Una transición que ofrece mayor seguridad y comodidad, pero que también plantea interesantes cuestiones sobre la privacidad y la seguridad de los datos. La desaparición de la firma de nuestros pagos diarios es más que un simple cambio tecnológico: es un símbolo de cómo está evolucionando nuestra sociedad. Estés preparado o no, el mundo avanza, un pago sin contacto a la vez: pero no te pierdas la formación, practica la escritura a mano.
Una firma, a diferencia de lo que decía Julieta sobre las rosas, no es sólo una etiqueta. Sin embargo, es un pequeño gesto de autoafirmación muy humano. ¡Y está hecho a mano! Bien escaso, en el futuro que tenemos por delante. ¿O no?