La botella es transparente. El agua es cristalina. Las PFAS son invisibles. Esta tríada de cosas, aparentemente sin relación entre sí, resume los resultados de una investigación que está sacudiendo el sector del agua mineral. Los científicos encontraron “sustancias químicas eternas” en el 99% de las muestras analizadas. Y no, no es un error de medición.
El alcance de la investigación sobre PFAS
El estudio publicado en la revista. Agua ES&T de ACS (lo enlazo aqui) analizó muestras de 87 marcas de agua embotellada de 15 países diferentes. No sólo eso: los investigadores también examinaron 55 muestras de agua del grifo del Reino Unido y China. Una muestra significativa que nos permite hacernos una idea precisa de la situación.
¿El hecho más alarmante? La presencia de PFAS fue aún mayor en aguas que se anuncian como "naturales". Un descubrimiento que pone en duda décadas de marketing y comunicación basadas en el concepto de pureza. La contaminación estaba tan extendida que llamó la atención. Serios interrogantes sobre toda la cadena de producción de agua embotellada.
Las consecuencias para la salud de las PFAS
I SPDC, un acrónimo que indica le sustancias perfluoroalquilas, son compuestos químicos sintéticos utilizados en numerosos sectores industriales por sus propiedades hidrófugas y antimanchas. ¿El problema? Una vez liberado al medio ambiente, prácticamente nunca se degradan.
La exposición prolongada a estas sustancias se ha asociado con varios problemas de salud. Los estudios han destacado posibles correlaciones con trastornos del sistema inmunológico, alteraciones hormonales y, en algunos casos, incluso con el desarrollo de tumores. Advertencia: estos no son efectos inmediatos. Es la acumulación en el tiempo la que produce el daño, algo quizás incluso más sutil.
Soluciones en desarrollo
La investigación científica "choca" contra un gigante: el negocio de las aguas minerales embotelladas (casi en su totalidad son de plástico, con todo lo que viene con ello) es enorme. Sólo en Italia, la facturación total de agua envasada alcanzó los 3,3 millones de euros en 2023. Aunque la opinión pública empieza a tomar conciencia de ello, el consumo per cápita de agua envasada ha disminuido de 248 a 245 litros al año. Todavía es muy poco, si estos son los efectos.
Sin embargo, los investigadores no se quedan de brazos cruzados. En los últimos años se han desarrollado varios métodos para eliminar las PFAS del agua y, en algunos casos, descomponerlas por completo. Estos son sólo curitas para una herida mucho más profunda, señalan los investigadores. El verdadero problema está aguas arriba: el uso de estas sustancias en procesos industriales debe limitarse o eliminarse. La tecnología para hacerlo existe, pero requiere una inversión significativa y, sobre todo, una fuerte voluntad política. Lo cual aparentemente (recordemos: votos y dinero) no está.
El futuro del agua embotellada
Esta investigación ya está alimentando nuevos debates sobre la regulación del sector. Las autoridades sanitarias de varios países están evaluando la introducción de límites más estrictos para la presencia de PFAS en aguas minerales. Pero el verdadero desafío será encontrar un equilibrio entre la necesidad de garantizar agua segura y accesible para todos y la sostenibilidad económica de las empresas del sector. Lo diré de nuevo: la industria del agua embotellada genera miles de millones de euros en ingresos cada año. El global alcanzó un valor de aproximadamente 318,31 miles de millones de dólares. Sin embargo, ha llegado el momento de tomar decisiones. Y esta vez no podemos darnos el lujo de cometer errores.
Las acciones concretas a tomar
Mientras tanto, ¿qué podemos hacer? Los expertos sugieren conocer los sistemas de filtración domésticos certificados para eliminar PFAS. Algunos ya están disponibles en el mercado y, aunque suponen una inversión inicial, podrían resultar una solución viable. Pero la verdadera respuesta debe ser sistémica. Necesitamos regulaciones más estrictas, controles más frecuentes y, sobre todo, una mayor transparencia por parte de las empresas fabricantes.
La presencia de PFAS en el agua embotellada es una llamada de atención que no podemos ignorar. No se trata de generar pánico, sino de tomar conciencia de un problema real que requiere soluciones concretas e inmediatas.