La Fuerza espacial American está monitorizando veinte piezas de lo que hasta hace unos días era un sofisticado satélite de comunicaciones. EL'Intelsat 33e destrozado en órbita, añadiendo un nuevo capítulo a la ya turbulenta historia de Boeing en el espacio. Una explosión silenciosa que dejó sin servicios regiones enteras de tres continentes. ¿Qué pasó exactamente?
Una anomalía con graves consecuencias
La noticia vino como un rayo caído del cielo cuando Intelsat confirmó la “pérdida total” del satélite 33e. No se trata de una simple avería: el satélite se desintegró literalmente en el espacio, generando una nube de desechos orbitales que Fuerza Espacial de los Estados Unidos está siguiendo de cerca.
El impacto inmediato se sintió en tres continentes: Europa, África y diferentes áreas deAsia y el Pacífico han sufrido interrupciones en los servicios de comunicación. La situación es grave, hasta el punto de que Intelsat tuvo que convocar una comisión de investigación para analizar las causas de la anomalía.
La preocupación no se refiere sólo a la interrupción de los servicios: cada nuevo residuo en órbita representa un proyectil potencial que viaja a velocidades muy altas, capaz de dañar otros satélites o naves espaciales.
La saga continúa para Intelsat
Este no es el primer incidente de este tipo que sufre la empresa. El satélite Intelsat El 29e había sufrido un destino similar apenas tres años después de su lanzamiento, debido a un Problema en el sistema de propulsión que había provocado una fuga de combustible.
El actual satélite 33e había sido lanzado en agosto de 2016, seis meses después de su desafortunado predecesor. La pérdida de dos satélites de la misma serie en circunstancias anómalas plantea dudas sobre su fiabilidad.
Estamos en estrecho contacto con el fabricante del satélite, Boeing, y agencias gubernamentales para analizar datos y observaciones.
El problema más amplio de la basura espacial
La cuestión va más allá de un solo incidente. Los expertos del sector están cada vez más preocupados por la acumulación de desechos espaciales. Existe la teoría de que una proliferación incontrolada de estos desechos podría hacer que algunas órbitas sean demasiado peligrosas para cruzarlas.
La Fuerza Espacial de los Estados Unidos Dijo que no había "amenazas inmediatas" por el momento, pero que continuaría monitoreando la situación. Intelsat, por su parte, trabaja activamente para restablecer los servicios utilizando otros satélites de su propia flota y de terceros.
Para el futuro de las comunicaciones por satélite, resulta cada vez más crucial encontrar soluciones para prevenir estos incidentes y gestionar de forma segura el creciente tráfico espacial. Para el futuro de Boeing, bueno… Cosas de momento no son nada buenos.