El aire que respiramos puede cambiar y con él nuestro futuro. Un equipo de investigadores de la Universidad de Toronto acaba de arrojar nueva luz sobre el vínculo entre los vehículos eléctricos y la salud pública, revelando un potencial que va mucho más allá de la simple reducción de las emisiones de CO2.
Su estudio, publicado en Actas de la Academia Nacional de Ciencias (lo enlazo aqui), presenta un panorama sorprendente de ciudades más limpias y poblaciones más sanas. Pero no se trata sólo de más aire respirable: las cifras muestran beneficios económicos que podrían alcanzar cientos de miles de millones de dólares. Miremos juntos, con calma.
Más allá del ruido del tráfico, el silencio que salva vidas
El zumbido de un motor eléctrico podría ser el sonido de hola pubblica lo cual mejora. el maestro Marianne Hatzopoulou y su equipo hicieron algo extraordinario: cuantificaron el impacto de los vehículos eléctricos en nuestra salud en términos de dólares. Y créanme, las cifras son impresionantes.
No hablo de centavos, sino de cifras que fluctúan entre los 84 y 188 mil millones de dólares en beneficios para la hola pubblica por 2050. Es como si cada coche eléctrico fuera un fármaco que previene las enfermedades antes de que aparezcan. Y lo hace simplemente… existiendo.
Y es más: estos beneficios no se distribuyen equitativamente. Sin embargo, por una vez, el mayor beneficio sería para las comunidades que históricamente han sufrido más por la contaminación: las poblaciones de bajos ingresos o marginadas. La transición eléctrica como “nivel” de décadas de injusticias ambientales.
La fórmula mágica para la salud pública: ev = aire limpio
Ahora sé lo que estás pensando: “¿Pero los coches eléctricos no contaminan de todos modos si la electricidad se produce a partir de combustibles fósiles?” Es la misma vieja pregunta, pero es una gran pregunta. jean schmitt, el autor principal del estudio, tiene una respuesta que le sorprenderá.
El equipo simuló varios escenarios, algunos más ambiciosos que otros en términos de descarbonización de la red eléctrica. ¿Y adivina qué? Incluso en los escenarios menos agresivos, los beneficios para hola pubblica sin embargo, son del orden de decenas de miles de millones de dólares. Los coches eléctricos, por las buenas o por las malas, tienen un efecto multiplicador en la limpieza del aire.
Nada de sentarse en los laureles, obviamente. Son sólo palabras: el profesor Daniel Posen destaca que estos beneficios sólo se materializarán si continuamos haciendo más ecológica nuestra red eléctrica. Es un poco como una dieta: no basta con comer una ensalada una vez a la semana si luego seguimos atiborrándonos de comida chatarra.
La paradoja del tiempo: actuar ahora para respirar mejor mañana
Hay un aspecto de esta investigación que encuentro particularmente fascinante: el factor tiempo. Los coches que compremos mañana por la mañana seguirán funcionando durante décadas. Es como plantar un árbol: el mejor momento para hacerlo fue hace 20 años (pero no fue posible). El segundo mejor momento es ahora.
El profesor Hatzopoulou lo deja claro: no podemos esperar a que la red eléctrica esté completamente limpia para pasar a los vehículos eléctricos. Sería como esperar a que el gimnasio esté vacío para empezar a entrenar. La cuestión es empezar y hacerlo ahora. No lo olvidemos: estamos hablando de salud pública, no sólo de números en un gráfico. Son vidas reales, respiración más fácil, menos días de trabajo perdidos por enfermedad, millones de vidas salvadas. Es la calidad de vida de comunidades enteras la que mejora, silenciosa e inexorablemente.
Coches eléctricos y salud pública: conectar los puntos lo antes posible
Me gusta pensar en esta búsqueda como un mapa del tesoro. El tesoro es un futuro con aire más limpio y gente más sana, y la X que marca el punto son los vehículos eléctricos.
Como todo buen mapa del tesoro, existen varias formas de llegar hasta él. Y los propios autores del estudio lo tienen claro en un punto: la adopción de vehículos eléctricos por sí sola no será suficiente para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Es como pensar que puedes perder peso con sólo comprarte un par de zapatillas para correr. Se necesita un enfoque más amplio: inversiones en transporte público, promoción de la movilidad activa, diseño de ciudades más densas y habitables.
En cualquier caso, los vehículos eléctricos no son sólo un gadget tecnológico o una moda pasajera. Son una poderosa herramienta para mejorar la salud pública y el futuro de las personas. Lo que sea que pienses.