“No le tengo miedo a las computadoras. Tengo miedo de extrañarlos." Esta frase de Isaac Asimov resuena hoy más que nunca, mientras nos subimos a la ola de la cuarta revolución industrial. Una era en la que la inteligencia artificial ya no se limita a los laboratorios, sino que impregna todos los aspectos de nuestra vida diaria. De chatbots que responden nuestras preguntas 24 horas al día, 7 días a la semana a los robots que ellos ensamblan nuestros autos, estamos viviendo un cambio de época comparable a la llegada de la electricidad.
Y como toda revolución, ésta también trae consigo oportunidades y riesgos. Por supuesto, las posibilidades que ofrece la tecnología son extraordinarias, pero también debemos preguntarnos: ¿estamos creando un futuro mejor para todos? ¿O sólo para unos pocos?
El amanecer de una nueva era
La cuarta revolución industrial remodelará el paisaje de nuestro mundo a una velocidad impresionante. Pensemos en cómo han cambiado nuestras vidas en los últimos diez años: desde el cilindro de hipótesis de los teléfonos inteligentes capaces de rodar películas con calidad cinematográfica, hasta los asistentes de voz que gestionan nuestros hogares, coches que se conducen solos han entrado en el campo de lo posible. Más: comercializable. Y esto es sólo el comienzo.
A diferencia de las anteriores, que se centraron principalmente en la producción, esta revolución industrial afectará a todos los aspectos de nuestra existencia. Porque su verdadera fuerza estará en su capacidad de conectarlo todo. EL'Internet de las cosas (IoT) ya está transformando objetos cotidianos en dispositivos inteligentes: serán capaces de comunicarse entre sí y con nosotros, actuando en sinergia. Lo has oído miles de veces, pero tu frigorífico podría pedir leche cuando se está acabando, mientras tu coche planifica la ruta óptima para evitar el tráfico.
Abro paréntesis: ok, esta es la cuarta revolución industrial, pero ¿recuerdas las tres primeras?
- La Primera revolución industrial duró
80 años (1760-1840)y produjo efectosdurante los próximos 30 años: Introducción de la máquina de vapor e innovaciones en industria textil y metalúrgico. - La Segunda Revolución Industrial duró
44 años (1870-1914)y produjo efectosdurante los próximos 56 años(pero debemos contar los “intervalos” de una pandemia y dos guerras mundiales): Introducción de electricidad, productos químicos artificiales y petróleo, con innovaciones en el transporte. - La Tercera Revolución Industrial duró
30 años (1970-2000)y produjo efectosdurante los próximos 25 años(también aquí con un factor “X” dentro, la pandemia de Covid-19): Introducción de la electrónica, las telecomunicaciones y las tecnologías de la información, con innovaciones como los primeros ordenadores y satélites. - La cuarta revolución industrial Probablemente veremos la confluencia de tecnologías avanzadas como la comunicación de máquina a máquina, el Internet de las cosas, la edición de genes, la robótica de vanguardia y, lo más importante, la inteligencia artificial o IA. No sé las fechas oficiales de inicio y fin, pero sí sé una cosa: no lo inventó “el Nuevo Orden Mundial”, sino el orden natural de la relación causa efecto, es decir, el que creó al otro. tres anteriores.
Mirándolos así, parece que con el tiempo los ciclos "revolucionarios" son cada vez más dinámicos y explosivos: primero 80 años, luego 44 años, luego 25. El próximo, si aún no ha comenzado, lo trastocará todo en aproximadamente 13 años. ¿Quién me lo dijo? Obviamente: inteligencia artificial :)
El trabajo del futuro: la colaboración hombre-máquina
Como se imaginarán, uno de los aspectos más discutidos de esta revolución industrial será su impacto en el mundo del trabajo. Muchos temen que la automatización pueda provocar pérdidas masivas de empleos, y ciertamente lo hará hasta cierto punto. ¿Pero realmente será así en general?
La realidad tiene más matices. Mientras algunos trabajos quedarán obsoletosque nacerán otros nuevos que hoy ni siquiera podemos imaginar. La clave será colaboración entre el hombre y la máquina, no la competencia.
Piense en un cirujano operando asistido por un robot de precisión, o a un ingeniero que utiliza la inteligencia artificial para diseñar edificios más seguros y eficientes. La tecnología no reemplazará al hombre, ni sacará estos malos pensamientos de su cabeza: más bien, amplificará sus capacidades.
Por supuesto, esto requerirá una evolución de nuestro sistema de educación y formación. Las habilidades del futuro serán diferentes de las de hoy, con un enfoque en inteligencia emocional, creatividad, pensamiento crítico y adaptabilidad.
La revolución industrial girará en torno a la salud y el bienestar
Un sector que se beneficiará enormemente de esta revolución industrial es el de la asistencia sanitaria. La inteligencia artificial ya está demostrando ser una herramienta muy poderosa en diagnostico temprano de enfermedades y en personalización de la atención.
Imagine un futuro en el que sus datos de salud, recopilados en tiempo real mediante dispositivos portátiles, se analicen constantemente para prevenir problemas de salud incluso antes de que ocurran. O donde las drogas se diseñan a medida para su ADN.
Pero no es sólo una cuestión de cuidado. La revolución industrial 4.0 promete mejorar la calidad de vida de muchas maneras. ciudades inteligentes que optimizar flujos para reducir la contaminación, casas que se adapten a nuestras necesidades y ahorren energía, asistentes virtuales que nos ayudan en la gestión diaria de nuestra vida.
Los problemas habituales
La revolución industrial cambia, pero los desafíos siempre siguen siendo los mismos. Los pilares, siempre insisto (los "apocalípticos" no lo saben, porque siempre comentan sin leer los artículos) en los posibles peligros a afrontar. Porque una tecnología no se puede prohibir ni santificar: está guiada. Para los que leen, saben en qué temas pongo énfasis.
Intimidad, en primer lugar. Es una de las principales preocupaciones, aunque ahora todo el mundo parece acostumbrado a ser examinado en todo. En un mundo cada vez más conectado, ¿cómo podemos proteger nuestros datos personales?
Luego está la cuestión de las desigualdades. Si no se gestiona correctamente, esta revolución industrial ampliará la brecha entre quienes tienen acceso a las nuevas tecnologías y quienes no. Es fundamental que los beneficios de esta transformación se distribuyan equitativamente.
Finalmente hay cuestiones éticas a enfrentar, los que vengo llamando desde hace tiempo más sociólogos e más filósofos. ¿Cuánta potencia estamos dispuestos a ceder a las máquinas? ¿Cómo garantizamos que la IA tome decisiones éticas e imparciales?
Nuestro papel en esta revolución
No podemos, no se puede evitar, la cuarta revolución industrial. No se puede evitar con los ridículos elogios (hechos con un smartphone en las redes sociales de las que damos todos los datos). No, no lo evitas ni siquiera con el neoludismo, y sobre todo no lo evitas metiendo la cabeza en la arena y no ahondando en cuestiones tecnológicas (para luego querer juzgarlas).
Sobre todo, no se puede evitar porque la cuarta revolución industrial ya está aquí, y no se detendrá: dejemos de lado las distinciones y pretendamos guiarla en la dirección correcta.
como sociedad, debemos ser proactivos a la hora de definir las reglas del juego. Recojamos muchas firmas, algunas incluso inútiles: hagámoslas para pedir políticas que promuevan la innovación pero que al mismo tiempo protejan los derechos de los ciudadanos. Necesitamos un diálogo abierto e inclusivo sobre los pros y los contras de estas nuevas tecnologías.
Como individuos, debemos estar preparados para adaptarnos y aprender continuamente. La flexibilidad y la curiosidad serán las claves del éxito en este nuevo mundo.
Cuarta revolución industrial: ¿estamos llegando a la quinta?
La revolución industrial que pasará a través de nosotros tiene el potencial (el potencial, fíjate: es una fotografía, no es una alegría) de crear un futuro mejor para todos. Un futuro en el que la tecnología nos libere de tareas repetitivas, permitiéndonos centrarnos en lo que nos hace verdaderamente humanos: la creatividad, la empatía, la capacidad de soñar e innovar. Si la cuarta revolución industrial alcanza todo su potencial positivo, No habrá un quinto.
Pero este potencial quedará sin explotar si nos sentamos con palomitas de maíz en las manos. discutir, para juzgar el bien y el mal sin ensuciarnos las manos (y muchas veces sin entender nada). Realizar este futuro depende de nosotros, porque nadie nos lo dará, empezando por las empresas que promueven estas tecnologías... De las decisiones que tomamos hoy, de las preguntas que nos hacemos, de la visión que cultivamos. La revolución industrial 4.0 podría redefinir, para bien o para mal, la forma en que trabajamos y vivimos, pero también quiénes somos como especie.
Si no estáis preparados para convertiros en protagonistas de esta revolución, no tenéis confianza en vosotros mismos. Y si se valora tan mal, no puede permitirse el lujo de prejuzgar un futuro al que no podrá contribuir.