Piense en las grandes ciudades del pasado y probablemente le vengan a la mente imágenes de calles abarrotadas, mercados bulliciosos y casas apiladas unas sobre otras. Pero ¿y si te dijera que esta visión podría estar completamente equivocada? Los recientes descubrimientos arqueológicos están revolucionando nuestra comprensión de las ciudades antiguas, revelando un nivel de sofisticación que desafía nuestras suposiciones.
Lejos de ser focos de enfermedades, muchos de estos primeros asentamientos urbanos fueron diseñados teniendo en cuenta la salud pública, algo que aún hoy podría enseñarnos. Es hora de reconsiderar todo lo que creíamos saber sobre la vida urbana en la antigüedad.
Un viaje en el tiempo: Çatalhöyük, la cuna de la urbanización
Imagínese poder retroceder en el tiempo más de 9.000 años. Te encontrarías en Çatalhöyük, en la actual Türkiye, en el que se considera el pueblo agrícola más antiguo del mundo. Aquí, miles de personas vivían en casas hechas de ladrillos de barro, tan juntas que los habitantes entraban a sus casas a través de una escalera y una trampilla en el techo. Suena como una organización caótica, ¿verdad? Sin embargo, había un método para esta aparente locura.
Los arqueólogos descubrieron que los habitantes de Çatalhöyük mantenían sus casas increíblemente limpias, barrían los pisos regularmente e incluso enyesar las paredes internas varias veces al año. Esta atención a la higiene no fue accidental: fue una primera línea de defensa contra las enfermedades en una era en la que los humanos comenzaban a vivir muy cerca de los animales domesticados.
La misteriosa fuga: cuando las ciudades antiguas se vaciaron
A pesar de estos esfuerzos, alrededor del 6000 a.C., Çatalhöyük fue misteriosamente abandonado. La población se dispersó a asentamientos más pequeños en la llanura circundante y más allá. Este no fue un caso aislado: otras grandes poblaciones agrícolas de la región se dispersaron en el mismo período.
¿Qué impulsó a estas primeras ciudades a desintegrarse? La respuesta puede estar en el ADN antiguo. los cientificos han identificado la presencia de tuberculosis bovina en la región ya en el año 8500 a.C., y poco después en restos de huesos de bebés humanos. Salmonela ha sido fechado en 4500 a.C.. Es posible que las enfermedades zoonóticas, transmitidas de animales a humanos, hayan llegado a un punto crítico que haga demasiado riesgosa la vida en ciudades densamente pobladas: pero la historia de las ciudades antiguas no termina ahí.
Renacimiento urbano: las megaciudades de Trypillia
Unos 2.000 años después, alrededor del 4000 a.C., grandes poblaciones urbanas reaparecieron en los asentamientos megalíticos de la cultura Trypillia, al oeste del Mar Negro. Nebelivka e Maidanetské, en la actual Ucrania, albergaban a miles de personas. Pero esta vez algo fue diferente. ¿Qué?
Ciudades antiguas, nuevo diseño, siempre el objetivo: la supervivencia
Los cientos de casas de madera de dos pisos de los asentamientos del 4000 a. C. estaban dispuestas en óvalos concéntricos, regularmente espaciados. Estaban agrupados en barrios en forma de segmentos, cada uno con su propia gran casa de asambleas. Este acuerdo tampoco fue una coincidencia: puede haber desempeñado un papel crucial en la prevención de la propagación de enfermedades.
Yo ricercators Alexander Bentley e Simón Carriñón decidió probar esta teoría utilizando simulaciones por computadora (encuentre la investigación aquí). Y descubrieron que este acuerdo de “agrupación” puede reducir significativamente los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos.
El legado de las ciudades antiguas.
Las ciudades antiguas nos han dejado algo más que ruinas para admirar. Nos han enseñado valiosas lecciones sobre cómo adaptarnos y sobrevivir a los desafíos de la vida urbana, incluidas las enfermedades. Desde Çatalhöyük hasta Nebelivka, vemos una progresión en la planificación urbana que refleja una creciente conciencia de la importancia del diseño en la salud pública.
Aunque los habitantes de estas antiguas ciudades probablemente no entendían completamente los mecanismos de transmisión de enfermedades, su instinto de evitar signos de contagio moldeó la forma en que construyeron sus asentamientos. La quema intencional periódica de casas en Nebelivka, por ejemplo, puede haber sido una táctica de desinfestación.
Lecciones para el presente
A medida que abordamos nuestros desafíos de salud modernos, podríamos inspirarnos en estas soluciones antiguas. El distanciamiento social, que nos resulta tan familiar durante la reciente pandemia, no es un invento moderno. Ya se incorporó al diseño de las ciudades antiguas hace miles de años.
Las primeras ciudades de Mesopotamia, Egipto, el valle de Indochina, desarrolladas alrededor del 3500 a. C., llevaron estas lecciones a un nuevo nivel. Con decenas de miles de habitantes, estas ciudades introdujeron innovaciones como barrios especializados, sistemas de almacenamiento de alimentos y obras públicas de agua, todo lo cual contribuyó a la salud pública.
Nuestros antepasados encontraron formas creativas de adaptarse y prosperar: y gracias a las tecnologías modernas Estamos descubriendo que algunas soluciones a los problemas del mañana se esconden en los cimientos de las ciudades de ayer.