Bueno. Simplemente sucedió. Un día de otoño, una inteligencia artificial pasó el test de Mensa con una puntuación muy superior a la media humana. O1, el modelo presentado recientemente por OpenAI, lo hizo. Y con su coeficiente intelectual de 120, no sólo superó el promedio humano: abrió una caja de Pandora de cuestiones éticas, filosóficas y prácticas. ¿Queremos o no decidirnos a redefinir los parámetros que definen la llamada "inteligencia" en un mundo donde las máquinas pueden superar a nuestros sistemas de evaluación?
El ascenso de o1: el 'chico malo' en el santuario de la IA
Il Proyecto Fresa di OpenAI produjo lo que la compañía describe como un gran avance eninteligencia artificial general (AIG). El modelo o1 no es un algoritmo simple, sino una IA "pensante" que utiliza el aprendizaje por refuerzo y el procesamiento de cadenas de pensamiento para imitar el razonamiento humano y facilitar la resolución de problemas mediante la inferencia deductiva.
¿Los resultados de la prueba? Impresionante por decir lo menos:
- Percentil 89 en solicitudes de nivel doctoral,
superando a la mayoría de los humanos; - 83% de los problemas resueltos en el examen de clasificación para la Olimpiada Internacional de Matemáticas;
- CI de 120 en una prueba de Mensa.
“Talentos” que lo ubican muy por encima del promedio humano, que está entre 1 y 85 puntos de coeficiente intelectual. Repito, como dije al día siguiente. pasar la prueba de Turing de GPT-4: ¿qué debemos hacer?
Más allá del test de Mensa: las implicaciones de una IA “brillante”
El éxito de o1 en la prueba Mensa no es sólo un logro tecnológico, como se mencionó, sino un punto de inflexión que plantea profundas preguntas sobre el futuro de la humanidad y la tecnología. Yuval Noah Harari, historiador y filósofo, en su libro “Nexus: A Brief History of Information Networks from the Stone Age to AI” describe la IA como un agente, fundamentalmente diferente de cualquier otra tecnología inventada por el hombre.
"La IA es la tecnología más peligrosa que jamás hayamos creado" dice Harari, subrayando su capacidad única para operar de forma autónoma y evolucionar.
Potenciales y peligros: la doble cara de AGI que gana en las pruebas de Mensa
El potencial del AGI por venir (y dicen que vendrá pronto) es vasto y prometedor. Podría ser:
- Personalizar la educación;
- Reinventar las industrias con miras a la sostenibilidad;
- Acelerar la investigación científica;
- Resolver la escasez de alimentos y agua a escala global;
- Mediar en conflictos humanos (aquí no creo mucho en eso).
¿La otra cara de la moneda? Aterrador, no hace falta decirlo. Si se implementa incorrectamente, esta tecnología también podría:
- Producir noticias falsas, reconstrucciones y aún más información engañosa;
- Favorecer regímenes totalitarios y represivos;
- Aumentar dramáticamente la destrucción de puestos de trabajo;
En otras palabras, un futuro que ya no nos vislumbra.
La carrera por AGI: ¿una competencia sin reglas?
Les aseguro: a pesar de mi enfoque cautelosamente optimista, la velocidad con la que las grandes empresas tecnológicas están impulsando la IA hacia la corriente principal también me preocupa. Aparte de algunos e advertencias clarasCarecemos de barreras de seguridad y de gobiernos adecuados también los dispuestos, luchan por mantenerse al día con la velocidad del cambio.
¿Qué se necesitaría para tener verdaderamente un AGI al servicio de la humanidad?
- Todo lo contrario de lo que percibo ahora: una implementación paulatina en entornos controlados;
- Una alineación clara de los sistemas AGI con objetivos determinados por los seres humanos;
- Un acuerdo común entre los gobiernos sobre parámetros de desarrollo e implementación;
- Un debate en curso sobre la dirección de la investigación AGI, con fuertes contribuciones éticas y sociológico.
El futuro ya está aquí: ¿estamos preparados?
El modelo o1 de OpenAI y su exploit de prueba Mensa representan un hito importante, pero como señala Harari, existe un peligro implícito cuando una invención humana se convierte en un agente autónomo, capaz de ignorar a sus creadores en su búsqueda de conocimiento y crecimiento.
El desafío que nos espera no es sólo tecnológico, sino profundamente ético y filosófico. Como sociedad, nos enfrentamos a cuestiones cruciales. Me las pregunto a mí mismo y te las pregunto a ti:
- ¿Cómo podemos garantizar que la AGI siga alineada con los valores humanos?
- ¿Qué papel tendrá la humanidad en un mundo donde las máquinas pueden superarnos en “inteligencia”?
- ¿Cómo podemos explotar el potencial de AGI y al mismo tiempo minimizar los riesgos?
La prueba de Mensa superada por o1 es sólo otra señal de una nueva era. La verdadera prueba será cómo respondamos a esta revolución tecnológica. A partir de nuestra respuesta veremos, más allá de cualquier prueba, qué verdadera inteligencia tenemos.