Hay algo mágico en la forma en que un olor puede evocar recuerdos vívidos y transportarnos al pasado. La memoria olfativa es un puente invisible que conecta nuestro presente con el pasado y ahora, gracias a un proyecto innovador, podría convertirse también en un puente hacia el futuro. Allá Sociedad del Olfato Digital (DOS) está emprendiendo una empresa ambiciosa: digitalice y archive los aromas distintivos de ciudades de todo el mundo.
No es sólo un ejercicio tecnológico, sino un intento de preservar un aspecto fundamental y a menudo pasado por alto de nuestro patrimonio cultural.
El poder oculto de la memoria olfativa
La memoria olfativa Quizás sea el más subestimado de nuestros sentidos, pero es increíblemente poderoso. Un solo aroma puede transportarnos instantáneamente a un momento del pasado, despertando emociones y recuerdos que creíamos olvidados. Piensa en el olor del pastel de la abuela que te transporta a la infancia, o en el aroma de una flor en particular que te recuerda una festividad especial.
Esta conexión única entre olores y recuerdos no es casual. La neurociencia nos enseña que el sistema olfativo está estrechamente vinculado a las áreas del cerebro responsables de recuerdos y emociones. Es precisamente esta conexión íntima la que hace que el memoria olfativa tan potente y duradero.
Un archivo de aromas urbanos
El proyecto Digital Olfaction Society hace mucho más que catalogar olores. El objetivo es crear un verdadero "archivo aromático" de las ciudades del mundo. Imagina poder “oler” la esencia de Tokio, Nápoles, Nueva York o Marrakech con un simple clic. Y cuando digo “la esencia” no me refiero sólo a los olores más obvios o agradables, sino a toda la “paleta” olfativa de una ciudad, desde los atractivos aromas de los mercados hasta las fragancias menos agradables de las callejuelas concurridas.
Cada olor contribuye a la identidad única de un lugar y a memoria olfativa colectivo de sus habitantes. En un eslogan: cada olor cuenta.
Creemos que los olores están profundamente ligados a prácticas, memorias y tradiciones culturales.
Prisca Gebrayel, Sociedad del Olfato Digital.
La tecnología detrás de la digitalización de los olores
¿Cómo se digitaliza un olor? El proceso es más complejo de lo que imaginas. La tecnología de digitalización olfativa utiliza sensores avanzados para analizar e identificar todos los compuestos químicos presentes en un olor. Luego, estos datos se traducen en una representación digital mediante algoritmos sofisticados.
Sin embargo, no es sólo eso. Como explica Gebrayel:
A diferencia de las imágenes o los sonidos, los olores son químicamente complejos e involucran cientos de compuestos volátiles que interactúan con los receptores olfativos humanos de maneras altamente individualizadas.
En la práctica, recrear con precisión estos olores es un desafío tecnológico importante, que requiere la colaboración de expertos en diferentes disciplinas, desde la química hasta la inteligencia artificial. Y, perdónenme si siempre soy quisquilloso, nuestros futuros descendientes podrían tener un contexto perceptivo muy diferente al nuestro, e incluso reconstruyendo olores del pasado todavía podrían percibirlos de manera diferente.
Más allá de la preservación cultural
Las aplicaciones de esta tecnología van mucho más allá de la simple preservación cultural. DOS está explorando usos potenciales en áreas como la atención médica, el comercio minorista e incluso la exploración espacial.
En el campo de la salud, La digitalización de olores podría usarse para diagnosticar y monitorear ciertas condiciones médicas. en el comercio minorista, podría permitir a los consumidores “oler” productos en línea antes de comprarlos. Y dentro del realidad virtual, la adición de estímulos olfativos podría hacer que las experiencias de inmersión sean aún más realistas.
La memoria olfativa como herencia
la preservación de memoria olfativa a través de la tecnología plantea preguntas interesantes sobre el concepto mismo de patrimonio cultural. Los olores, a menudo pasados por alto en la documentación histórica tradicional, son en realidad una parte integral de la identidad de un lugar y de su cultura.
¿Cuánto pagaríamos por poder oler el aroma de los jardines de Babilonia? Y oler los campos de Arlés en los que Van Gogh pintó tantos de sus girasoles.
Mateo Cobb, Profesor de zoología de la Universidad de Manchester, en su libro “El olor: una introducción muy breve”, destaca cómo los olores han jugado un papel importante en la literatura, las narrativas políticas e incluso los rituales desde tiempos prehistóricos. Por lo tanto, preservar digitalmente estos olores significa preservar un aspecto fundamental, aunque a menudo invisible, de nuestra historia y cultura.
Un llamado global a la acción
El proyecto DOS no es sólo una iniciativa tecnológica, sino un esfuerzo de colaboración verdaderamente global. La organización está invitando a equipos y expertos de todo el mundo a contribuir digitalizando olores que representen la esencia cultural de sus regiones.
Esta es una oportunidad única para que las ciudades muestren su patrimonio cultural de una manera completamente nueva. Los olores definen nuestra experiencia de los lugares y cómo memoria olfativa contribuye a nuestra identidad colectiva.
Memoria olfativa, memoria del futuro
El proyecto, que se lanzará oficialmente en 2025, añadirá una dimensión sensorial hasta ahora inexplorada a la documentación de nuestro patrimonio mundial. En una era en la que la gentrificación turística corre el riesgo de homogeneizar las ciudades y aplanarlas, la preservación de la diversidad y la memoria olfativa podría resultar una herramienta poderosa para mantener viva la singularidad cultural.
La próxima vez que te encuentres en una ciudad nueva, tómate un momento para cerrar los ojos y respirar profundamente. Ese ramo de olores que estás percibiendo pronto podría pasar a formar parte de un archivo digital global, un tesoro olfativo guardado para las generaciones futuras. Allá memoria olfativa, ese puente invisible entre pasado y presente, está a punto de convertirse también en un puente hacia el futuro.