Durante décadas, los refrigeradores han sido los guardianes silenciosos de nuestros alimentos, los guardianes contra el deterioro y el desperdicio. Pero ¿y si te dijéramos que este electrodoméstico “indispensable” podría quedar obsoleto? Una idea revolucionaria está ganando terreno en el mundo científico y podría transformar radicalmente la forma en que conservamos los alimentos.
El frío: no tan fresco como pensábamos
Aparentemente, nuestro confiable electrodoméstico no es tan "esencial" como pensábamos. Las técnicas modernas de conservación pueden pasar por alto los frigoríficos en varias ocasiones.
Tomemos como ejemplo las manzanas: los que comemos en junio pueden haber estado "dormidos" durante todo un año. Hibernar, pero sin hielo. Atmósferas sintéticas, niveles de oxígeno y dióxido de carbono calibrados al milésimo les hacen vivir en un entorno digno de "Blade Runner".
y queremos hablar ¿Un poco de ensalada en una bolsa? Lo que parece ser un simple paquete de plástico es en realidad un sofisticado sistema respiratorio. Capas de membranas semipermeables regulan el flujo de gas para mantener las hojas frescas y crujientes.
Los ejemplos abundan, pero la síntesis exige condensar el concepto: no es seguro que "frescura" y "refrigeración" sean siempre una pareja inseparable.
La paradoja de lo “fresco”
Irónicamente, el concepto de “frescura” ha sido completamente trastocado por la refrigeración. Hace un siglo, la gente estaba aterrorizada por los alimentos almacenados en frío. Hoy en día, si no está en la nevera, no está fresco. En 1911 se organizó un banquete de “demostración” en el que todo había sido refrigerado, para demostrar que se podía sobrevivir comiendo alimentos conservados en frío. Spoiler: lo hicieron.
El lado oscuro del frío
Mientras nosotros disfrutamos de nuestros helados y nuestras cervezas heladas, el planeta suda. El Ártico artificial que construimos para nuestra alimentación está creciendo dramáticamente, mientras el real se está derritiendo. Es como si intentáramos enfriar nuestra casa dejando el horno abierto. No es exactamente la estrategia más brillante, ¿eh?
¡Pero no todo está perdido! Parece que el futuro de la conservación de alimentos puede parecerse más al pasado que al presente. ¿Recuerdas las técnicas de conservación de la “vieja escuela” como ceras y fumigaciones? Pues se vuelven a poner de moda, pero en la versión 2.0. Incluso hay una empresa que está trabajando en recubrimientos capaces de cuadriplicar la vida de la fruta. Es como tener frigoríficos invisibles.
Es posible que el futuro de la conservación de alimentos no tenga nada que ver con el frío. Hablamos de tecnologías que conservan la frescura sin bajar la temperatura.
Frigoríficos, la revolución es… ¿tibia?
Profesor Toby Peters, el primero en el mundo en abordar la “economía del frío” (sí, existe), sostiene que estamos gastando muy poco en investigación sobre el enfriamiento. Menos del 0,25% de toda la investigación en ingeniería se dedica a esta área. Es como si intentáramos resolver el calentamiento global con un ventilador.
Entonces, ¿qué nos espera? ¿Un mundo sin el familiar zumbido de los frigoríficos? ¿Cocinas más espaciosas sin electrodomésticos voluminosos? Tal vez. En cualquier caso, la forma en que conservamos los alimentos podría cambiar radicalmente. Y no se trata sólo de liberar espacio en la cocina o ahorrar en la factura, sino de revolucionar toda la cadena alimentaria, desde el campo hasta la mesa.
El futuro de la conservación de alimentos está aquí, y es... a temperatura ambiente. ¿Quién lo hubiera pensado? Definitivamente no es tu helado, que ya llora de solo pensarlo.