¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si pudiéramos sacudir bien la arena? No, no me refiero a bailar en la playa ni a abrir el clásico chiringuito. Un grupo de científicos de Illinois ha decidido literalmente electrificar la arena para combatir la erosión costera, y el resultado podría provocar que se retiren las barreras de contención.
El desafío de la erosión costera
La erosión costera es un problema que afecta a las costas de todo el mundo. Con el aumento del nivel del mar debido al cambio climático, la situación se vuelve cada vez más crítica. Alessandro Rotta Loria, ingeniero civil de Universidad del Noroeste de Evanston, Illinois, explica que las opciones tradicionales para combatir este fenómeno son limitadas y a menudo ineficaces a largo plazo.
Soluciones actuales: un castillo de arena contra corriente
Actualmente, los ingenieros costeros tienen pocas herramientas a su disposición. Construir muros de contención o importar arena nueva son las soluciones más comunes, pero ambas tienen una vida útil limitada. Como señala el propio investigador, estas medidas rara vez duran más de unos pocos años antes de tener que repetirse.
Por eso encuentro tan interesante la nueva investigación (te lo enlazo aqui) de Rotta Loria y sus colegas, publicado en Communications Earth & Environment. El equipo descubrió que enviar una corriente eléctrica de bajo voltaje a través de arena empapada en agua de mar podría desencadenar la formación de minerales que unen los sedimentos.
El proceso de mineralización.
El proceso es sorprendentemente sencillo. Aplicando un voltaje de apenas 4 voltios durante 28 días, los investigadores lograron transformar la mezcla de arena y agua de mar en una sustancia rocosa. Utilizando un electrodo en forma de varilla con un diámetro de 2 centímetros, lograron crear un tubo de roca de hasta 80 centímetros de ancho.
En la práctica, se obtiene un "pegamento" eléctricamente. Los minerales más comunes que se forman durante este proceso son los carbonato de calcio e hidróxido de magnesio. “En esencia se trata de piedra caliza”, explica Rotta Loria. Estos componentes ya están presentes de forma natural en el agua de mar, lo que hace que el proceso sea completamente ecológico.
Fuerza y aplicaciones
Las pruebas de resistencia revelaron que la roca recién formada tiene aproximadamente una décima parte de la resistencia del hormigón. Si bien puede no parecer mucho, esta solidez podría marcar una gran diferencia a la hora de resistir la erosión costera.
Hay al menos tres aplicaciones potenciales:
- Fortalecer las zonas arenosas en la base de los acantilados, frenando la erosión que los socava.
- Consolidar la base de viviendas costeras, tanto sobre losas como sobre pilotes.
- “Cura” algunas grietas en estructuras de hormigón existentes.
Un enfoque ecológico y económico para combatir la erosión costera
Uno de los aspectos más prometedores de esta técnica es su respeto al medio ambiente. Los voltajes utilizados son tan bajos que el vida marina no se ve afectado. Además, el proceso resulta rentable.
Según las estimaciones del equipo, solidificar un metro cúbico de arena empapado en agua de mar costaría entre 3 y 6 dólares. En comparación, importar la misma cantidad de arena puede costar entre 14 y 30 dólares. A gran escala, esta diferencia podría traducirse en miles de millones de dólares en ahorros en la restauración de playas.
Mirando hacia el futuro de la erosión costera
La investigación aún se encuentra en sus primeras etapas y las implicaciones potenciales son enormes. Esta tecnología podría ofrecer una solución sostenible a largo plazo para proteger nuestras costas, hogares e infraestructuras del inexorable avance del mar.
Conclusiones
La erosión costera es un desafío complejo que requiere soluciones innovadoras. La técnica de mineralización eléctrica de arena puede ser un importante paso adelante en esta dirección. Combinando simplicidad, eficacia y sostenibilidad, este nuevo enfoque podría revolucionar la forma en que protegemos nuestras costas.
Un día no muy lejano nuestras playas podrían estar protegidas no por imponentes muros de hormigón, sino por un escudo invisible de arena electrificada.