Hay quienes se pasan la vida intentando llegar a Marte (acabamos de hablar de eso), y quienes en cambio se dedican a resolver mucho más… Cómo decir… Problemas terrenales. Diana Yusef pertenece a esta segunda categoría: ¿en definitiva? Creó un inodoro que podría mejorar (lo siento si no es mucho) la vida de miles de millones de personas. Y todo empezó con una idea nacida en la NASA.
Un retrete sencillo: solución única a un problema global
El baño inventado por Diana Yusef No es un simple objeto de diseño. Es una respuesta innovadora a un problema que afecta a casi la mitad de la población mundial: la falta de saneamiento adecuado. Según la Organización Mundial de la Salud, 4,2 millones de personas utilizan baños que no tratan los residuos de forma segura. De ellos, 673 millones no tienen ningún tipo de baño y se ven obligados a defecar al aire libre.
El invento de Yousef, llamado iTrono (por supuesto, como anunciante no logro nombrar), funciona gracias a una membrana que evapora entre el 90% y el 95% de los residuos transformándolos en vapor de agua. transformándolos en vapor de agua. Este proceso reduce drásticamente el volumen de residuos, haciendo la gestión más sencilla y menos costosa: no Requiere agua o conexión a sistemas de alcantarillado. No necesita electricidad. Es ideal para zonas sin infraestructura.
“Cuando las personas viven sin acceso a servicios sanitarios seguros, les resulta muy difícil mejorar su calidad de vida”, explica Yousef en una entrevista.
De la idea a la realidad: el viaje de Diana Yousef
Nacido en Boston de inmigrantes egipcios, Yousef tiene un doctorado en Bioquímica de Cornell University. La idea del inodoro evaporativo surgió durante su participación como consultor en una iniciativa conjunta entre la NASA y USAID. en 2009. El proyecto buscaba soluciones tecnológicas a los problemas relacionados con el acceso al agua.
Una de las cosas que más motivó a Yousef es el impacto desproporcionado que tiene la falta de saneamiento en las mujeres y las niñas. "Existe un problema enorme, poco discutido, de mujeres que son violadas e incluso asesinadas simplemente porque necesitan ir al baño", dice. Además, la falta de instalaciones sanitarias adecuadas en las escuelas dificulta que las niñas asistan a clases, especialmente durante su ciclo menstrual.
Inodoro evaporativo, pruebas de campo.
Se ha realizado el primer proyecto piloto del iThrone en febrero de 2020 en una comunidad de refugiados en Uganda. Dos baños abastecieron a aproximadamente 400 usuarios por semana en un hospital de mujeres y una escuela de niñas. ¿Los resultados? Realmente prometedor: no se detectan malos olores y solo se necesita mantenimiento cada dos o tres semanas.
Otro proyecto piloto está en marcha en kuna-naga, un suburbio de la ciudad de Panamá. Aquí se han instalado dos baños de estilo occidental en dos casas, atendiendo aproximadamente a 25 usuarios en total. "Pudimos demostrar que podemos hacer funcionar estos retretes durante dos o incluso tres meses sin tener que vaciarlos", afirma Yousef.
El futuro del iThrone
Yousef estima que el precio final del iThrone Costará alrededor de $200 por unidad. "Tenemos la intención de subcontratar la producción a socios locales, por lo que el precio bajará aún más", explica. Esta solución es mucho más barata y sencilla que otras. que puede costar decenas de miles de dólares.
El invento de Yousef ya ha recibido reconocimiento internacional, incluido el Premio Fundación MAPFRE de Innovación Social en mayo de este año. Pero para Yousef, la verdadera recompensa será ver cómo su invento mejora las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Una innovación que va más allá de la tecnología
El iThrone no es sólo una solución tecnológica, sino un ejemplo de cómo la innovación puede abordar problemas globales complejos. Muestra que a veces las soluciones más efectivas no requieren infraestructura costosa o tecnologías avanzadas, sino un enfoque creativo y una comprensión profunda de las necesidades de las comunidades.
La historia de Diana Yousef y el “retrete que cambia el mundo” es sólo el último ejemplo de cómo las soluciones a los problemas globales pueden surgir de la intersección de diferentes disciplinas y experiencias. Un encuentro que siempre deja al mundo mejor de como lo encontró.
Y no olvide el asiento del inodoro elevado.