Cuando Itzy Morales Pantoja Cuando comenzó su doctorado, tenía una cosa segura: ya no quería trabajar con cobayas animales. Su experiencia anterior la había afectado profundamente. Pero, ¿cómo se hace investigación biomédica sin animales? La respuesta a esta pregunta está cambiando la forma en que desarrollamos nuevos medicamentos y entendemos las enfermedades.
El peso emocional de la investigación tradicional
Para muchos investigadores como Morales Pantoja, trabajar con animales cobayas no es sólo una cuestión de eficacia científica, sino también de ética personal. “Cada vez que me acercaba a las jaulas, los ratones empezaban a orinar, una señal de estrés”, recuerda. "Sabían lo que les esperaba".
Esta experiencia, sólo una reflexión entre las muchas compartidas por muchos colegas del campo, está empujando a la comunidad científica a buscar alternativas más humanas y efectivas.
De cobayas animales a patatas fritas: una revolución en curso
pablo locke, científico ambiental de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, señala un punto crucial: “A medida que las preguntas sobre la biología y la variabilidad humanas se vuelven más complejas, estamos alcanzando los límites de los modelos animales”. Esta conciencia está impulsando una verdadera revolución en la forma en que llevamos a cabo la investigación biomédica.
Una de las innovaciones más prometedoras en este campo son las “órganos en chips“. Imaginemos un chip flexible, de unos 2,5 centímetros de largo, que replica el entorno de las células, tejidos y órganos humanos. Es como tener un miniórgano en el laboratorio, listo para ser estudiado, probado y puesto en relación-interacción con otros órganos.
Resultados asombrosos
Los resultados de estas nuevas tecnologías son sorprendentes. En un estudio publicado en 2022 sobre Medicina de las comunicaciones, chips de hígado de una startup llamada Emulate identificaron correctamente el 87% de los fármacos hepatotóxicos: Ninguno de estos había sido detectado con modelos animales. Más importante aún, los chips no etiquetaron falsamente ningún medicamento seguro como tóxico, un problema que es común en las pruebas con animales.
El impacto de estas nuevas tecnologías va más allá de la ética. El gigante farmacéutico moderno utilizó chips de hígado de Emulate para probar 35 moléculas candidatas para la administración de fármacos. ¿El resultado? Gran ahorro de tiempo (de 5 años a 18 meses) y dinero (de 5 millones de dólares a 325.000 dólares) en comparación con las pruebas tradicionales en primates no humanos.
Vasilikí Machairaki, biólogo molecular de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, está creando modelos no animales de la enfermedad de Alzheimer utilizando muestras de sangre de pacientes. Este enfoque podría conducir a terapias personalizadas, una perspectiva apasionante para millones de personas afectadas por esta devastadora enfermedad.
Estos son sólo dos ejemplos que le permitirán comprender los amplios y posibles campos de aplicación.
¿Un futuro sin cobayas animales?
Por supuesto, la transición no está exenta de obstáculos. Como el observa Antonia Egert, médico del Centro Médico Universitario de Friburgo (Alemania): “Decir que quieres dedicarte a la investigación pero no trabajar con animales te hace reír un poco”. Esta resistencia cultural es uno de los principales desafíos a superar. Justo en Alemania el Centro de alternativas a la experimentación con animales (CAAT-Europa) promueve el uso de métodos alternativos a la experimentación con animales, y no es sólo una cuestión cultural. Las pruebas alternativas ya se consideran más fiables y predictivas que las pruebas con animales.
Las instituciones también están empezando a responder. En Europa, proyectos como UE-ToxRisk Se centran en el desarrollo de estrategias de experimentación sin animales, centrándose en el estudio de los mecanismos de acción de las sustancias químicas en humanos. Es un ejemplo de cómo las tecnologías in vitro y in silico Se puede utilizar para mejorar la previsibilidad en comparación con los modelos animales.
En los Estados Unidos Una ley de la administración Biden, la Ley de Modernización de la FDA 2.0, en 2022, eliminó el requisito de realizar pruebas en animales para cada solicitud de nuevo medicamento. Además, los Institutos Nacionales de Salud están invirtiendo fuertemente en alternativas sin animales, con un nuevo fondo de 300 millones de dólares dedicado a este propósito.
Estos y otras iniciativas similares nos acercan a un futuro en el que la investigación biomédica ya no dependerá de los animales conejillos de indias. Este cambio no sólo promete ser más ético, sino también más eficaz para la biología humana.
Viendo hacia adelante
Como el dice Danilo Tagle, director de un grupo de los Institutos Nacionales de Salud, “Estamos viendo una convergencia de la legislación, la industria y los avances científicos”. Esta convergencia podría marcar el comienzo de una nueva era en la investigación biomédica, una era en la que el sufrimiento animal ya no será considerado un mal necesario para el progreso científico.
Para investigadores como Morales Pantoja, este futuro no puede llegar lo suficientemente pronto. Pero por ahora cada chip, cada organoide, cada algoritmo de aprendizaje automático nos acerca un poco más a ese día en el que podamos despedirnos de los conejillos de indias, sabiendo que hemos encontrado una mejor manera de hacer avanzar la ciencia y la medicina.