A 48 años luz de nosotros, en la constelación de la Ballena, se encuentra un mundo que podría reescribir nuestra comprensión de la vida en el universo. LHS 1140b, un exoplaneta en la zona habitable, ha sorprendido a los astrónomos.
Gracias al telescopio espacial James Webb (JWST) lo que proporcionó datos sorprendentes sobre este exoplaneta que orbita una enana roja en la llamada “zona habitable”. Estos nuevos resultados (te los enlazo aqui) liderados por la Universidad de Montreal, sugieren que este mundo extraño podría ser mucho, mucho más interesante de lo que se pensaba anteriormente.
Te la doy a ti, la Supertierra.
Contrariamente a las hipótesis iniciales, LHS 1140 b no parece ser un mini-Neptuno, un pequeño gigante gaseoso con una atmósfera densa y rica en hidrógeno. En cambio, emerge como una súper Tierra potencial, un planeta rocoso o rico en agua más grande que nuestro mundo natal.
Ryan MacDonald, investigador de la NASA del Departamento de Astronomía de la Universidad de Michigan, subraya la importancia de este descubrimiento:
Este es el primer indicio de atmósfera en un exoplaneta rocoso o rico en hielo en la zona habitable.
El análisis sugiere que LHS 1140 b puede tener una atmósfera rica en nitrógeno, similar a la de la Tierra.
Un mundo potencial de agua en la zona habitable
Las estimaciones basadas en los datos acumulados revelan que LHS 1140 b es menos denso de lo que se esperaría de un planeta rocoso con una composición similar a la de la Tierra. Esto sugiere que Del 10 al 20% de su masa podría estar compuesta de agua, lo que lo convierte en un candidato convincente para un "mundo acuático".
Los científicos plantean la hipótesis de que LHS 1140 b puede ser un planeta helado. Pero hay una hipótesis aún más fascinante. ¿Cual? El planeta podría ser una “bola de nieve” con un potencial océano líquido en el punto subestelar, el área de la superficie del planeta que siempre estaría frente a la estrella anfitriona debido a la rotación sincrónica del planeta. Un “ojo” en el espacio.
Como puede ser
Si LHS 1140 b tuviera una atmósfera similar a la de la Tierra, los modelos actuales indican que podría albergar un océano en forma de diana aproximadamente 4.000 kilómetros de diámetro, equivalente a la mitad de la superficie del Océano Atlántico. La temperatura de la superficie en el centro de este océano alienígena podría incluso ser de 20, cómodos grados centígrados.
La presencia potencial de una atmósfera y condiciones favorables para el agua líquida hacen de LHS 1140 b un candidato excepcional para futuros estudios de habitabilidad. Este planeta ofrece la oportunidad de estudiar un mundo que podría albergar vida. Y sería una oportunidad única, dada su ubicación en la zona habitable y la probabilidad de tener una atmósfera capaz de retener el calor y soportar un clima estable.
Por supuesto, los investigadores enfatizan la necesidad de realizar más observaciones con el JWST para confirmar la presencia de una atmósfera rica en nitrógeno y buscar otros gases. Puede que no tarde tanto: la estrella anfitriona de LHS 1140 b parece ser más silenciosa y menos activa que otras estrellas con exoplanetas en la zona habitable. Y esto hace que sea más fácil distinguir las señales atmosféricas del planeta de las señales estelares.
Una nueva zona habitable para la exploración espacial
El descubrimiento de LHS 1140 y sus posibles características habitables marca un momento crucial en nuestra búsqueda de vida fuera del sistema solar. Es un gran golpe para James Webb (y lo esperábamos) pero sobre todo un profundo cambio de perspectiva sobre lo que podría existir en el universo.
Este mundo helado con su potencial océano oculto y su atmósfera similar a la de la Tierra es sólo uno de los innumerables mundos habitables que esperan ser descubiertos. El primer capítulo de una historia cósmica que cambiará para siempre nuestra comprensión de nuestro lugar en el universo.