Temblar. Continuamente. Durante 35 años. Suena como el comienzo de una pesadilla, pero para Neville Waterstorm era una realidad cotidiana. Hasta que un grupo de valientes médicos decidió desafiar lo imposible para borrar sus temblores, y lo consiguió.
Una revolución silenciosa
En el corazón de Australia, en Southport, en el Hospital Universitario de Gold Coast, una revolución silenciosa ha cambiado la vida de Neville y, potencialmente, la de millones de otras personas que sufren temblores esenciales.
“Nunca olvidaré ese primer momento en el que salí de la sala de resonancia magnética y me pusieron un vaso de agua delante”, recuerda Neville, con los ojos brillantes de emoción. Durante 35 años, ese simple gesto (beber un vaso de agua) había sido una hazaña imposible. Pero ahora, frente a las cámaras, Neville levanta el vaso con mano firme, sin derramar una gota.
¿Qué significa vivir con temblores esenciales?
Para Neville, significó no poder realizar las tareas más básicas sin dificultad. "Era increíblemente difícil realizar incluso tareas simples como alimentarme", explica. “Y beber de un vaso era sencillamente imposible. No he podido escribir correctamente durante al menos 20 años".
Cirugía invisible
La cirugía que cambió la vida de Neville es un procedimiento de vanguardia, leí en el comunicado de prensa del Hospital Público Australiano. No hay bisturíes ni incisiones. Se trata de una cirugía "invisible", guiada por una avanzada tecnología de resonancia magnética que permite identificar y tratar las áreas del cerebro responsables de los temblores.
El procedimiento implica reconocer y tratar las áreas del cerebro que causan los síntomas del trastorno con la ayuda de tecnología de resonancia magnética. Detener la actividad cerebral anormal mediante el procedimiento ayuda a controlar los síntomas y permite a los pacientes controlar sus temblores.
¿Los resultados? Inmediato y sorprendente. "Eso es simplemente increíble", dice Neville, todavía incrédulo. “Puedo volver a beber un vaso de agua y esto ocurrió apenas una hora después del procedimiento”. Pero no se trata sólo de eso. Es una cuestión de dignidad, de independencia redescubierta. De poder escribir un cheque, comer en un restaurante sin vergüenza, abrazar a un nieto sin miedo.
El futuro de la neurología
Este procedimiento podría allanar el camino para nuevos tratamientos para una variedad de trastornos neurológicos. Es un paso adelante en nuestra comprensión del cerebro y de cómo podemos "arreglarlo" cuando algo sale mal.
La tecnología y la ciencia restauran vidas, dignidad y esperanza.