La inteligencia es un concepto esquivo, que desafía nuestras definiciones y nuestras certezas. Tradicionalmente asociado con la presencia de un sistema nervioso central, ahora está siendo cuestionado por cada vez más estudios. El último se refiere a una planta, conocida como vara de oro (Solidago altissima), que parece demostrar capacidades cognitivas sorprendentes. Según los investigadores, de hecho, esta especie es capaz de percibir las señales de peligro emitidas por sus pares atacados, y también de modificar su comportamiento para prepararse a afrontar la amenaza. Un descubrimiento que nos empuja a cuestionarnos la naturaleza de la inteligencia y las múltiples formas que puede adoptar en los seres vivos.
Comunicarse sin sistema nervioso: el código secreto de Solidago
Solidago altissima, una planta herbácea común en América del Norte, es el foco de un estudio reciente publicado en la revista Plant Signaling and Behavior (lo enlazo aqui). Investigadores André Kessler, ecólogo químico de la Universidad de Cornell, y su doctorado Michael mueller, descubrieron que esta planta es capaz de "escuchar" las señales de peligro emitidas por sus vecinas atacadas por herbívoros. y reaccionar en consecuencia.
Cuando las larvas del escarabajo comienzan a alimentarse de las hojas del Solidago, la planta emite compuestos orgánicos volátiles (COV). Estos son compuestos que indican a los insectos que la planta está dañada y que deben buscar una mejor fuente de alimento. Al mismo tiempo, las plantas atacaron también cambian el reflejo de la luz roja de sus hojas, una señal detectable de forma remota por otras plantas. Tanto la luz como los compuestos químicos parecen servir como advertencias privadas y distantes de peligro inminente para otros Solidagos en las cercanías. Sólo los vecinos relacionados con la “comprensión” adecuada pueden descifrar el código incrustado en los COV.
Una respuesta “inteligente” al peligro
En respuesta a estas señales, los Solidagos cercanos fortalecen sus defensas contra los depredadores, crecen más rápido y producen compuestos defensivos para combatir los insectos, similares a un sistema inmunológico. Según Kessler y Mueller, este comportamiento no es un simple reflejo o un patrón fijo de acción, sino un cambio de comportamiento "considerado", basado en los costos de la herbivoría y la competencia entre pares. Es decir, Solidago no siempre reacciona de la misma manera, sino que adapta su respuesta en función de la información que recibe del entorno.
Dependiendo de la información que recibe del medio ambiente, la planta cambia su comportamiento estándar. Dada esta definición y la evidencia acumulada, la pregunta no es si las plantas expresan un comportamiento inteligente, sino cómo lo logran sin un sistema nervioso y cuáles son las consecuencias ecológicas de estos comportamientos.
André Kessler
Inteligencia vegetal, debate muy abierto
La idea de que las plantas puedan exhibir un comportamiento "inteligente" sigue siendo controvertida en la comunidad científica. Muchos investigadores se muestran reacios a atribuir términos como “inteligencia” o “cognición” a organismos sin sistema nervioso central. Sin embargo, el estudio de Solidago es parte de un creciente cuerpo de investigaciones que sugieren que las plantas son capaces de sentir, aprender, tomar decisiones y comunicarse de maneras mucho más complejas de lo que se pensaba anteriormente.
Ya en la década de 80, los científicos descubrieron que algunas plantas utilizan COV para “hablar” en privado con sus vecinos sobre amenazas comunes. Desde entonces, numerosos estudios han investigado las sofisticadas redes de comunicación química en el mundo vegetal. Lo que hace particularmente interesante el estudio sobre Solidago es la idea de que estas plantas no sólo se comunican, sino que lo hacen de forma "inteligente", integrando información del entorno y modificando su comportamiento en consecuencia.
Obviamente, esto no significa antropomorfizar a las plantas ni atribuirles características humanas. Se trata más bien de reconocer que la inteligencia puede manifestarse de maneras diferentes e inesperadas, y que el mundo vegetal aún podría reservarnos muchas sorpresas.