Después de más de tres décadas de descubrimientos innovadores, el Telescopio Espacial Hubble se enfrenta a lo que podría ser la fase crepuscular de su trascendental misión. Aunque la NASA afirma que el observatorio todavía goza de buena salud, existen muchos problemas. Una serie de fallas de hardware, particularmente en los giroscopios que guían su orientación, está obligando a la agencia espacial a revisar operaciones del Hubble, reduciendo sus actividades científicas. Y mientras hay quienes piden una nueva misión de rescate, la NASA guarda silencio por ahora. Prefiere centrarse en una gestión sensata de los recursos restantes del telescopio. De hecho, hablaría del único recurso en el que centrarnos: un giroscopio. ¿Es este el principio del fin del Hubble?
Fallos en serie y “modo seguro”
Los problemas del Hubble comenzaron el 24 de mayo. Fue entonces cuando el telescopio ha entrado en "modo seguro", “modo seguro”, un estado que suspende las operaciones científicas para proteger el observatorio. Este no es un hecho aislado. Últimamente, estos “modos seguros” han ocurrido con preocupante regularidad, a menudo debido a lecturas erróneas de un giroscopio que funciona mal.
Los giroscopios, que utilizan el momento angular de una rueda que gira rápidamente para medir la velocidad y el movimiento del Hubble cuando apunta a sus objetivos, son esenciales para el funcionamiento del telescopio. Sin una guía giroscópica confiable, el Hubble sería como un observador con visión borrosa, incapaz de enfocar la mayoría de los objetos celestes.
Un plan de contingencia: modo de giro único
Ante esta situación, la NASA anunció un cambio de rumbo: el Hubble pasará al "modo giroscopio", un plan de emergencia desarrollado hace más de 20 años, tras el desastre del transbordador espacial Columbia. Esta transición, que se espera que se complete a mediados de junio, dejará al Hubble con un solo giroscopio completamente funcional, mantenido en reserva, y requerirá una reconfiguración tanto del telescopio como del control terrestre, así como una revisión de los planes para todas las observaciones científicas. .
Según la NASA, este modo debería permitir al Hubble continuar produciendo ciencia de alto nivel, con un impacto mínimo en la mayoría de las observaciones. Sin embargo, la eficiencia del telescopio se verá afectada: Hubble tardará más en apuntar a sus objetivos y tendrá un acceso reducido al cielo en un momento dado, lo que podría dificultar el estudio de fenómenos transitorios como las supernovas. En pocas palabras: el Hubble verá menos, verá peor y verá más lento.
El ocaso de un icono
Estos problemas llegan en un momento delicado para el Hubble. Además de las fallas de hardware, el telescopio se enfrenta a una lenta pero inexorable decadencia de su órbita, que según las proyecciones podría conducir a una reentrada en la atmósfera a mediados o finales de la década de 30.
Algunos expertos estiman que cambiar al modo "un giroscopio" podría reducir la productividad científica general del Hubble hasta 25%. Una perspectiva preocupante para un observatorio que, a pesar de sus 33 años de honorable servicio, sigue siendo un instrumento científico de primer nivel, con solicitudes de tiempo de observación que superan constantemente la disponibilidad.
Hubble, el rescate que nadie quiere hacer (quizás)
Ante estos desafíos, hay quienes exigen una nueva misión de servicio para el Hubble, similar a las realizadas en el pasado por los astronautas del transbordador espacial. Esta vez, sin embargo, se trataría de confiar en vehículos comerciales como el Crew Dragon de SpaceX, con todos los riesgos e incógnitas que ello implica. el multimillonario Jared isaacman se presentó y se ofreció a financiar dicha misión en colaboración con SpaceX.
Pero la NASA, por ahora, se mantiene frio: Los riesgos para la seguridad de la tripulación y los posibles impactos en las operaciones científicas del Hubble parecen superar los beneficios. En otras palabras, el futuro es incierto. La NASA dice que confía en que podrá mantener el telescopio operativo y científicamente productivo durante el resto de la década de 20 y tal vez más allá. Pero con los giroscopios fallando y la órbita decayendo, el tiempo se acaba.
Ahora necesitamos gestionar mejor los recursos residuales del Hubble, maximizando el rendimiento científico dentro de los límites impuestos por las circunstancias. No es una tarea fácil, pero el futuro de uno de los más grandes está en juego observatorios espaciales nunca construido: con un poco de suerte y mucho esfuerzo, el Hubble seguirá sorprendiéndonos unos años más. Y luego dependerá de la próxima generación de telescopios espaciales.