“¿Prefieres cumplir 10 años de prisión o 10 minutos de recuerdos artificiales?”. No es el inicio de una historia de Philip K. Dick: es la premisa de Conocer, un controvertido proyecto que quiere sustituir la prisión tradicional por un sistema de reeducación basado en la implantación de falsos recuerdos.
A principios de esta semana, se compartió en Instagram un cortometraje que muestra cómo será aparentemente la "prisión del futuro", y a la mayoría de las personas no les gustó lo que vieron. ¿Una solución interesante a los problemas de hacinamiento carcelario u otro paso más hacia un inquietante futuro distópico?
La prisión virtual que reescribe la mente
En un futuro no muy lejano, las barras de acero y los muros de hormigón pueden dar paso a módulos de alta tecnología y algoritmos avanzados. Cognify, el revolucionario concepto de "prisión del futuro", propone sustituir las penas de prisión tradicionales por una experiencia de reeducación basada en la implantación de recuerdos artificiales en el cerebro de los presos.
Una idea que desafía nuestras concepciones de justicia, castigo y rehabilitación, al tiempo que plantea profundas cuestiones éticas y filosóficas. ¿Cómo funciona la prisión “mental”?
De la célula a la cápsula: cómo funciona Cognify
El proceso comienza con un escáner cerebral de alta resolución del recluso, que permite crear un mapa detallado de su cerebro. Este mapa se utiliza luego para "inyectar" recuerdos artificiales, personalizados en función de la estructura cerebral específica del sujeto. ¿El objetivo? Hacer que el condenado experimente el delito desde el punto de vista de la víctima, estimula emociones como el remordimiento y el arrepentimiento y, en última instancia, influye en su comportamiento futuro.
Crea e implanta recuerdos artificiales directamente en el cerebro del prisionero.
Esta es la premisa básica de Cognify, un concepto que suena a pura ciencia ficción pero que, sorprendentemente, tiene sus raíces en investigaciones científicas reales y actuales.
La base científica de Cognify
La propuesta de Cognify no surge de la nada, sino que se basa en una serie de descubrimientos científicos recientes en el campo de la neurociencia. Los científicos ya lo han logrado implantar falsos recuerdos en ratones y otros editar recuerdos aterrador en feliz. en 2018, los investigadores incluso han logrado transferir un recuerdo de un caracol de mar a otro.
Estos avances, combinados con desarrollos de IA como el modelo de texto a video de OpenAI, Sora, forman la base técnica en la que se basa el concepto Cognify. Un concepto que, por muy ciencia ficción que parezca, puede que no esté lejos de su viabilidad técnica. Las cuestiones éticas, sin embargo, tienen una densidad completamente diferente.
La prisión como herramienta de transformación
La idea detrás de Cognify, como hemos mencionado, nació de la observación de los límites del actual sistema penitenciario: el hacinamiento y la reincidencia sobre todo. Cognify se presenta como una solución radical, con un camino más eficaz hacia la reintegración social.
¿Pero a qué precio? La idea de manipular los recuerdos y las emociones de un sujeto, por criminales que sean, plantea cuestiones éticas inevitables. ¿Estamos hablando de reeducación o de una forma sofisticada de lavado de cerebro? ¿No debería ser inviolable el derecho a la integridad psíquica, al igual que el derecho a la integridad física?
Existen preocupaciones sobre el consentimiento, la privacidad y las posibles consecuencias psicológicas no deseadas de la alteración de los recuerdos.
Hashem Al-Ghaili, el cineasta y comunicador científico detrás de la idea de Cognify.
La prisión del futuro y los “neuroderechos”
El concepto Cognify plantea cuestiones complejas en el campo emergente de los “neuroderechos”. Algunas son refritos de viejas preguntas: ¿Cómo podemos garantizar que no se abuse de esta tecnología? ¿Quién supervisará a los controladores? La posibilidad de manipular los recuerdos y las emociones de una persona abre escenarios inquietantes de control y represión social.
Es el ejemplo perfecto de cómo el avance tecnológico puede ofrecer soluciones innovadoras a problemas antiguos, pero al mismo tiempo plantear problemas que antes no existían. Como recuerdos que aparecieron de la nada.